El Madrid espabila a tiempo
El ?cija baila a los de Capello durante la primera parte, pero se hunde tras el primer gol blanco
Se espabil¨® el Madrid a tiempo y sac¨® adelante un partido que ten¨ªa pinta de estorbo y que se convirti¨® en una pesadilla. El Madrid pas¨® un suplicio durante 48 minutos, los que tard¨® en marcar Beckham. Se sinti¨® peque?o, m¨ªnimo, fr¨¢gil, pesado, vulgar. Una filfa de equipo fue el de Capello durante mucho tiempo. Su adversario, el ?cija, un equipo que es el 12? de su grupo en Segunda B, le arrastr¨® al borde del precipicio con un descaro insultante. Semejante rival fue capaz de sacar a la luz todas y cada una de las carencias de un Madrid que de f¨²tbol sabe poco y que a ratos se quiere mal. Sin Guti, el ¨²nico faro en un equipo a ratos tenebroso, el Madrid no supo a qui¨¦n encomendarse. Un chico de nombre Pepe D¨ªaz se vio en ante aquel rival, en aquel escenario, en el Bernab¨¦u, correteando por el para¨ªso, y se marc¨® un partido fabuloso. Descosi¨® a Ra¨²l Bravo, maltrat¨® a Mej¨ªa, sac¨® los colores a Pav¨®n, jugadores que, se supone, necesitan ocasiones como la de ayer para llamar de t¨² a Capello. Tendr¨¢n que esperar.
REAL MADRID 5 ?CIJA 1
Real Madrid: Diego L¨®pez; S. Ramos (Torres, m. 81), Pav¨®n, Mej¨ªa, Ra¨²l Bravo; Beckham, Diarra, Javi Garc¨ªa (De la Red, m. 67), Reyes; Ronaldo y Van Nistelrooy (Robinho, m. 87)..
Ecija: Zigor; Torres (Nolito, m. 62), Mario, Jaime, Capa; Requena (Luna, m. 72), Pedro, Pichardo, Vega; Jorge (Arg¨¹ello, m. 70); y Pepe Diaz.
Goles: 1-0. M. 48. Beckham aprovecha un rechace del portero y fusila. 2-0. M. 68. Ronaldo recibe en la derecha y marca con la zurda desde el borde del ¨¢rea. 3-0. M. 73. Van Nistelrooy, de penalti. 3-1. M. 76. Mario, de cabeza. 4-1. 78. Van Nistelrooy, de chilena. 5-1. M. 88. De la Red marca por la escuadra.
?rbitro: ?lvarez Izquierdo. Amonest¨® a Mario ,Javi Garc¨ªa y Beckham.
Unos 40.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Un defensa como Sergio Ramos fue, con diferencia, el mejor del Madrid, lo que da idea de la falta de argumentos del equipo. Capello coloc¨® a Javi Garc¨ªa junto a Diarra y el chaval se contagi¨® del ¨ªmpetu de su compa?ero y, lo que es peor, de su poco tacto con la pelota. Diarra vive cada partido como si le fuera la vida en ¨¦l y se muestra peleado con el mundo. Y, m¨¢s a¨²n, con el bal¨®n. No es que lo busque. Lo ataca. El Madrid no fue capaz, mientras dur¨® la pesadilla, de hilvanar una sola jugada. El mejor pase lo dio Ra¨²l Bravo, en horizontal, al centro, justo al borde de su ¨¢rea, por donde apareci¨® Vega, que se vio ante el portero madridista, solo, con espacios, el bal¨®n en el pie. Era aquella la jugada de su vida. No pudo con ella.
Diego L¨®pez logr¨® sacar el bal¨®n ante la desesperaci¨®n de Capello, que escondido en su banquillo no daba cr¨¦dito.
No marc¨® Vega en esa jugada como tampoco lo hizo Pepe Diaz, que parec¨ªa Garrincha, en otro par de ocasiones. Les falt¨® fe, porque ni ellos pod¨ªan creer que le estuvieron dando aquel baile al mejor equipo del siglo XX.
Las contadas aproximaciones del Madrid ten¨ªan siempre el mismo pr¨®logo: o bien un bal¨®n largo de Beckham al que nadie llegaba, o una arrancada de Sergio Ramos por su banda que mor¨ªa en la l¨ªnea de fondo. En una de ellas, el bal¨®n lleg¨® a Ronaldo, que le lanz¨® una patada al aire. Parte del p¨²blico emiti¨® alg¨²n silbido. Era la primera vez que alguien del Madrid combinaba con Ronaldo, que se mov¨ªa aqu¨ª y all¨¢, perdiendo fuelle lejos del ¨¢rea rival. En contraste con ¨¦l, Van Nistelrooy apenas se dej¨® ver. Amenazaba tormenta y el holand¨¦s opt¨® por borrarse.
El descanso apacigu¨® los nervios en la grada, que no en el banquillo. El ?cija volvi¨® a escena con el mismo gui¨®n, toque, posesi¨®n del bal¨®n, juego por las bandas. Hasta que apareci¨® Ronaldo, que estaba caliente. El brasile?o recogi¨® la pelota en la derecha del ataque y vio c¨®mo Van Nistelrooy progresaba por el centro. Al pie le mand¨® el bal¨®n, pero el holand¨¦s fall¨® en su intento de regatear al portero. Qued¨® suelta la pelota y Beckham, que andaba por all¨ª, fusil¨®.
Y se hizo la luz. El ?cija no soport¨® el castigo y se vino abajo. Bastante hab¨ªa hecho teniendo al mism¨ªsimo Bernab¨¦u en vilo durante toda una primera parte, lo que dur¨® el sue?o. La proeza pas¨® a mejor vida y el Madrid respir¨®. M¨¢s lo hizo cuando Ronaldo arranc¨® por la derecha, y en cuanto vio que no podr¨ªa superar a tres rivales, se fren¨®. Lo hizo justo al borde del ¨¢rea, donde se gir¨® antes de inventarse un zurdazo de museo, abajo, pegado al palo, incontestable. Los jugadores del ?cija ya andaban por entonces pensando m¨¢s en el intercambio de camisetas que en el partido. El Madrid, sin despeinarse, sac¨® el rodillo y marc¨® en todas sus apariciones por el ¨¢rea rival. Lo hizo Van Nistelrooy, en dos ocasiones, y cerr¨® la cuenta De la Red marcando por la escuadra. Era el resultado l¨®gico, aunque excesivo, premio exagerado para un Madrid al que durante 48 minutos bien se le pudo caer la cara de verg¨¹enza.
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