Objeto de deseo
El azar y las circunstancias se han aliado para que el ¨®leo sobre lienzo, 1,45 por 0,94 de los Ni?os del carret¨®n, pintado por Goya en 1978-1779, se haya convertido en un codiciado objeto de deseo desde 1870, a?o en el que este lienzo, junto a otros cinco, fueran robados de los almacenes del Palacio Real, tras haber sido estudiados e identificados por Cruzada Villaamil, constando su descripci¨®n en la Relaci¨®n, descripci¨®n y medida de los seis bocetos de Goya que han sido sustra¨ªdos del Palacio de Madrid, noticia que apareci¨® el 19 de enero de 1870 en la Gaceta de Madrid para difundirlo al p¨²blico y que colaborara en su rescate.
El lienzo del museo de Toledo de Ohio, fue entregado por el propio Goya a la Real F¨¢brica de Tapices de Santa B¨¢rbara -de ah¨ª pas¨® al Palacio Real-, para que sirviera como modelo para ser tejido y destinado como sobrepuerta del dormitorio de los Pr¨ªncipes de Asturias de El Palacio de El Pardo junto a sus compa?eros: Muchachos jugando a los soldados, La acerolera, El cacharrero, El militar y la se?ora y La feria de Madrid, conservados todos en el Museo del Prado. La importancia del cuadro robado es singular pues completa el significado de las otras escenas.
El de los Ni?os del carret¨®n, concretamente, fue valorado en su d¨ªa en 1.000 reales de Vell¨®n, seg¨²n la tasaci¨®n que hicieron Maella y Francisco Sabatini. Posteriormente, el lienzo aparece en la colecci¨®n de Philip Hofer de Boston y en poder del prestigioso y refinado marchante Wildenstein de Nueva York para pasar finalmente por donaci¨®n de Edward Drummond Libbey al Museum of Art de Toledo en Ohio.
El lienzo muestra al Goya m¨¢s caracter¨ªstico como pintor de tapices, en obras que ejemplifican la alegr¨ªa de vivir y la jovialidad infantil, todav¨ªa rococ¨® de sus primeros a?os (1778-1779), fuertemente enraizado en la tradici¨®n pict¨®rica del ¨²ltimo barroco, sinti¨¦ndose heredero de las ense?anzas emanadas del gusto rococ¨® franc¨¦s. As¨ª se aprecia en la atenci¨®n a lo anecd¨®tico del juego o en el ensimismamiento que muestra el que hace soplar la trompeta, tratados con evidente gracia y con elegante indumentaria que en su antigua descripci¨®n se hacia notar para uno de ellos que iba vestido "a la holandesa". Estos elementos lo ponen tambi¨¦n en relaci¨®n con lo aprendido de su cu?ado Francisco Bayeu, aunque el mismo Goya se sent¨ªa muy orgulloso de que algunas de estas composiciones para tapices estaban compuestas "de mi invenci¨®n".
Por las medidas y el car¨¢cter l¨²dico, este lienzo har¨ªa pareja como sobrepuerta en las paredes de levante y poniente del dormitorio citado, con el de los Muchachos jugando a los soldados, obligando as¨ª al espectador a concentrar las miradas en ambas composiciones. El lienzo desaparecido compareci¨® en la exposici¨®n que el Museo del Prado le dedic¨® a Goya en su 250 aniversario y esperamos que pueda ser localizado y rescatado para que se integre en la importante y selecta exposici¨®n que el Museo Guggenheim de Nueva York inaugurar¨¢ pr¨®ximamente sobre Pintura espa?ola desde el Greco a Picasso.
Alfonso E. P¨¦rez S¨¢nchez es ex director del Museo del Prado.
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