Goya se esfuma en Pensilvania
El hermetismo rodea la investigaci¨®n del FBI sobre la desaparici¨®n del cuadro del pintor espa?ol
Se llama Ni?os del carret¨®n y representa "cuatro ni?os jugando, dos dentro de un carro y otro vestido a la holandesa, tocando el tambor; el quinto ni?o toca la trompetilla". El quinto ni?o no aparece por ninguna parte, pero la anotaci¨®n es del autor, Francisco de Goya, en la factura que entreg¨® el 6 enero de 1779 a la Real F¨¢brica de Tapices, una vez terminado el cuadro, un cart¨®n para tapiz de 145 - 94 cent¨ªmetros que desapareci¨® la semana pasada, seg¨²n una escueta nota emitida en la noche del lunes por el Museo de Toledo (Ohio) -propietario de la obra- y el Guggenheim de Nueva York, escenario de la exposici¨®n De El Greco a Picasso: el tiempo, la verdad y la historia, que se abrir¨¢ el viernes en el museo neoyorquino.
El hermetismo es casi total en esta sorprendente historia. El FBI permiti¨®, sin ning¨²n entusiasmo que se publicara el comunicado, ante la proximidad de la inauguraci¨®n. No era posible mantener el secreto de la ausencia de un cuadro que figura entre los 138 -procedentes de 70 instituciones p¨²blicas y privadas- que integran el cat¨¢logo de la exposici¨®n, seguramente la m¨¢s importante del a?o en Nueva York, pero que no ha llegado al Guggenheim. Desapareci¨® en la ruta de Ohio a Manhattan, a la altura de Pensilvania, en el ¨¢rea de Scranton, "al cuidado de un servicio profesional de transporte de obras de arte", dice el comunicado, el ¨²nico emitido hasta ahora. No se comenta nada del veh¨ªculo, ni del n¨²mero de personas que custodiaban la obra de Goya, ni tampoco de la ausencia de un representante del Museo de Toledo. Eso se supo ayer, no sin cierta perplejidad entre los expertos, razonablemente inquietos por la complejidad que genera el trasiego de obras maestras cada vez que se elaboran exposiciones de enorme calibre. Al parecer, el Museo de Toledo no exigi¨® la presencia de uno de sus representantes (denominados correos en la jerga del comercio art¨ªstico) en la custodia del cuadro, una obra asegurada en 1,1 millones, por la que existe "una recompensa de 50.000 d¨®lares para quien ofrezca pistas que lleven a la recuperaci¨®n del cuadro".
Cuadro de la infancia
La obra fue seleccionada por Carmen Gim¨¦nez, conservadora de arte del siglo XX del Guggenheim y comisaria de la gran exposici¨®n junto a Francisco Calvo Serraller, catedr¨¢tico de Historia del Arte en la Complutense de Madrid. "Si estaba incluida en el cat¨¢logo es porque era importante para m¨ª", declar¨® Gim¨¦nez con gesto resignado. El cuadro formaba parte del grupo de obras dedicadas a la representaci¨®n de la infancia en la pintura espa?ola, uno de los 15 temas agrupados en la muestra que recorre el fascinante zigurat que dise?¨® Frank Lloyd Wright.
La exposici¨®n est¨¢ financiada a medias por el Estado espa?ol, a trav¨¦s de la Sociedad Estatal para la Acci¨®n Cultural Exterior (SEACEX) y el Museo Solomon R. Guggenheim, cada uno de ellos con una aportaci¨®n de 1,5 millones de d¨®lares. En el pen¨²ltimo nivel de la espiral trazada por Lloyd Wright ya est¨¢ expuesto Muchachos jugando a soldados, el cuadro hermano del desaparecido. Los dos fueron encargados como base para los tapices previstos en el dormitorio de los pr¨ªncipes de Asturias en el palacio de El Pardo. La entrega de los dos cartones se produjo el mismo d¨ªa: 6 de enero de 1779. Sin embargo, la vida de Ni?os del carret¨®n ha sido bastante m¨¢s agitada. Integrado en la colecci¨®n del Palacio Real, fue robado por primera vez en 1870. Se vuelve a tener noticia de la obra cuando aparece en la colecci¨®n Philip Hofer, de Boston. Tras su paso por Wildenstein & Company, de Nueva York, fue adquirido por el Museo de Toledo (Ohio), uno de los m¨¢s importantes de EE UU, especialmente en el ¨¢mbito de la pintura espa?ola.
La segunda desaparici¨®n del cuadro se produce en un momento donde los pr¨¦stamos entre museos son cada vez m¨¢s habituales, con todas las incertidumbres que eso produce. Los museos prestadores ponen todas las condiciones para el traslado y custodia de las obras, "en un momento de grandes dificultades, porque los seguros son de todo tipo, como ocurre en Estados Unidos, donde se incluyen seguros de guerra y terrorismo", comentaba ayer Carmen Gim¨¦nez en el vest¨ªbulo del Guggenheim. Aunque no pod¨ªa ocultar su preocupaci¨®n, manten¨ªa el hermetismo requerido por el FBI y probablemente por los dos museos estadounidenses. "El FBI piensa que cuanta m¨¢s informaci¨®n se publique, mayor ser¨¢ la dificultad para encontrar el cuadro", indic¨®. Al fondo, las turbulencias del panorama actual del mercado art¨ªstico, que atraviesa por momentos de euforia, pero tambi¨¦n de grandes riesgos, manifestados en el alto n¨²mero de cuadros robados en los ¨²ltimos a?os. Puede que Ni?os del carret¨®n no figure entre los m¨¢s conocidos de Goya, pero la importancia tambi¨¦n est¨¢ relacionada, al menos en estos tiempos, con el efecto de la publicidad. As¨ª lo demuestra su desaparici¨®n en v¨ªsperas de la mayor exposici¨®n espa?ola jam¨¢s vista en Nueva York.
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