Los fantasmas de su pasado
Es el director de pel¨ªculas memorables como 'Amadeus' o 'Alguien vol¨® sobre el nido del cuco'. Ahora, a los 74 a?os, Forman se ha enfrentado con Goya y sus fantasmas. Ha querido reflejar el conflicto entre el fanatismo de la Inquisici¨®n espa?ola y el pragmatismo del pintor aragon¨¦s
El hombre que durante a?os huy¨® del pasado comenz¨® un d¨ªa a recordar. Su memoria volvi¨® a recorrer las calles de Caslav, la ciudad checoslovaca donde naci¨®. Record¨®, por ejemplo, aquel d¨ªa de 1942, cuando apenas ten¨ªa 10 a?os y se hab¨ªa quedado en cama sin ir al colegio porque estaba con fiebre. Su madre hab¨ªa echado las cortinas y ¨¦l disfrutaba de la penumbra matutina y de esos peque?os ruidos que una madre provoca en su ajetreo dom¨¦stico y que constituyen la felicidad de un ni?o enfermo. El ni?o escuch¨® de pronto que un coche paraba frente a la puerta. Era un sonido inusual para la tranquila calle en que viv¨ªan, y el coraz¨®n del ni?o se llen¨® de temores. Ya sab¨ªa lo que era la p¨¦rdida, la Gestapo hab¨ªa detenido a su padre dos a?os antes, as¨ª que cuando empez¨® a escuchar las pisadas confusas y la violencia con que las puertas se abr¨ªan y cerraban supo que lo peor que pod¨ªa sucederle estaba a punto de ocurrir. Su madre entr¨® en el cuarto con el rostro desencajado. Detr¨¢s de ella hab¨ªa un hombre vigilando la escena con una mirada fr¨ªa y remota. La madre mir¨® al hijo intensamente, como queriendo avisarle de algo, y se fue. La criatura pas¨® el d¨ªa refugiada bajo las mantas, pensando que m¨¢s pronto o m¨¢s temprano la madre abrir¨ªa la puerta y le acurrucar¨ªa en sus brazos. Pero no. La noche se ech¨® encima y el silencio se trag¨® cualquier esperanza. De madrugada comenzaron a llamar a la puerta insistentemente. Cuando el ni?o abri¨® la puerta vio a un viejo de barba blanca que parec¨ªa sacado de un cuento de los Grimm. Luego supo que era el abuelo de la familia de al lado, que sab¨ªa que el cr¨ªo estaba solo. Mandaron al viejo porque imaginaban que la Gestapo no detendr¨ªa a un anciano. El abuelo se acost¨® en la habitaci¨®n contigua. Al rato se levant¨® con ganas de orinar, pero, desorientado, entr¨® en la habitaci¨®n del ni?o y orin¨® al lado de la cama. El ni?o no entend¨ªa nada y escondi¨® la cabeza bajo las s¨¢banas, aterrorizado, pregunt¨¢ndose qu¨¦ podr¨ªa ser lo siguiente que hiciera el viejo.
El hombre que no quer¨ªa recordar ten¨ªa razones para aplicarse en el olvido. Sus padres murieron en campos de concentraci¨®n alemanes y, a partir de ese momento, su destino, como el de tantos ni?os de la Europa de los a?os cuarenta, estuvo a merced de los cambios hist¨®ricos. Un d¨ªa, el hombre voluntariamente desmemoriado que cre¨ªa que recordar le har¨ªa un da?o del que jam¨¢s podr¨ªa recuperarse, decidi¨® echar la vista atr¨¢s. Fue cuando, ya como ciudadano americano, tuvo la oportunidad de volver a Checoslovaquia, siendo considerado todav¨ªa un traidor por el Gobierno comunista, para rodar la pel¨ªcula Amadeus. Todo esto y m¨¢s se encuentra en un libro de memorias apasionante, Turnaround, que quien esto escribe no sab¨ªa que existiera si no hubiera sido porque la noche anterior al encuentro con Milos Forman me encontr¨¦ en un restaurante neoyorquino a Fernando Trueba. Casualidad tras casualidad. Trueba me cont¨® que hab¨ªa estado comiendo con Forman y con el guionista Jean-Claude Carri¨¨re durante el rodaje de Los fantasmas de Goya, me habl¨® sobre esas memorias, que luego he devorado, y me adelant¨® algo que me comentar¨ªa el propio Forman, que el rodaje en Espa?a hab¨ªa sido el m¨¢s delicioso de su carrera.
En una peque?a sala de proyecci¨®n de Park Avenue vi en soledad la ¨²ltima pel¨ªcula del director checo-americano. Estar de pronto en silencio y a oscuras en el centro de la ruidosa ma?ana de Manhattan era tan extraordinario como conmovedor contemplar esos paisajes familiares de Castilla que la luz de Aguirresarobe ha retratado. Ni el ingl¨¦s que se habla en la pel¨ªcula ni el hecho de que se trate de una gran producci¨®n nos aparta de la presencia real de Espa?a, que est¨¢ inequ¨ªvocamente reflejada. Enhorabuena, pienso que voy a decirle, mientras subo al piso 30? del edificio Hampshire, en Central Park South, donde Forman tiene un apartamento, aunque habitualmente vive en Connecticut. Pero "la enhorabuena" se me va de la cabeza cuando el responsable de prensa me abre la puerta y me conduce al sal¨®n, desde el que se divisa la perspectiva abrumadora de un Central Park oto?al. La irrupci¨®n de una voz poderosa con un fort¨ªsimo acento centroeuropeo me saca del hechizo visual.
Milos Forman, imponente a sus 74 a?os, testigo a trav¨¦s de la historia de sus padres y de la suya propia de buena parte del siglo XX. Vital y laborioso en el comienzo del XXI. Veo a Forman tras la nube olorosa del humo de su puro. Una actitud resistente en esta Am¨¦rica que con tanta fe cumple las normas.
Se?or Forman, a los 10 minutos se me
olvid¨® que el idioma en la pel¨ªcula era el ingl¨¦s.
Eso es bueno para m¨ª. Yo no me considero un gran conocedor de la historia de Espa?a, s¨®lo hab¨ªa estado all¨ª varias veces, aunque el guionista Jean-Claude Carri¨¨re, que, como sabe, trabaj¨® con Bu?uel, conoce bien el pa¨ªs, pero?, estoy un poco nervioso sobre c¨®mo se va a recibir esta pel¨ªcula en Espa?a. Supongo que ayuda a que la pel¨ªcula refleje Espa?a el que casi todo el equipo era espa?ol. Javier Aguirresarobe hizo un gran trabajo de fotograf¨ªa. Las caras de la gente que aparecen en la pel¨ªcula son muy espa?olas. Pienso que esta experiencia ha sido una de las mejores de mi carrera. Para empezar, hay tan buenos profesionales como en cualquier sitio, pero, adem¨¢s, mientras habitualmente tienes la sensaci¨®n de que est¨¢s rodeado por trabajadores, en este caso sent¨ªa que estaba rodeado por amigos de esta historia en concreto. Me sent¨ª muy bien.
Tenga en cuenta que en Espa?a se le admira mucho.
No creo que fuera por m¨ª, sino por la presencia en la pel¨ªcula de Goya. Creo que Goya es todav¨ªa un h¨¦roe nacional en Espa?a, con toda la raz¨®n del mundo.
?Cree que hay algo de usted en el personaje de Goya, que es el que ve lo que sucede en su pa¨ªs y lo cuenta?
?Algo de m¨ª? No, no, en absoluto. Para m¨ª la pel¨ªcula es el conflicto entre el fanatismo y el pragmatismo. Goya es pragm¨¢tico. ?l no quiere que nada ni nadie impida su trabajo. ?l no quiere innecesariamente dejarse llevar por discursos de la Corte y proclamas, ?por qu¨¦ deber¨ªa hacerlo? La Inquisici¨®n mostraba mucha curiosidad por el trabajo de Goya, ?por qu¨¦ iba ¨¦l a darles un pretexto para ponerse en peligro, para que le metieran en una mazmorra y tener que dejar de pintar? ?l era muy razonable, gracias a Dios. A ¨¦l le gustaba estar en buenos t¨¦rminos con todo el mundo, con la realeza, con la nobleza, con la Iglesia, ¨¦l se encontraba tremendamente confortable tambi¨¦n retratando a todo aquel que encontraba por la calle. M¨¢s all¨¢ de lo que yo pueda saber, ¨¦l no escribi¨® sobre asuntos pol¨ªticos o filos¨®ficos. Sus cartas son muy, muy triviales.
Pero sus pinturas certifican la Espa?a que le toc¨® vivir.
Por supuesto, es el mejor reportero gr¨¢fico de su ¨¦poca. ?l, desde luego, hizo visibles a todo el mundo los acontecimientos de ese momento de la historia de Espa?a.
?Usted recuerda la primera vez que vio pinturas de Goya?
Yo lo admiraba a trav¨¦s de las reproducciones, claro. Sobre todo, los retratos de la Corte. Hasta que un d¨ªa en Madrid fui al Prado con la intenci¨®n de ver El jard¨ªn de las delicias, de El Bosco. Luego entr¨¦ en la sala de Goya. Y entonces sent¨ª una especie de shock. En una pared estaban los magn¨ªficos retratos oficiales de la Corte y en la otra pared ten¨ªa ante mis ojos las pinturas negras. Las ve¨ªa por primera vez y me pareci¨® incre¨ªble que los cuadros de las dos paredes estuvieran pintados por la misma persona. No s¨®lo por los objetos o las personas que estaban en unos y otros, sino ?por la diferencia de estilo! Los retratos de la Corte est¨¢n dentro del XIX, pero las pinturas negras son absolutamente el siglo XX. Creo que es el primer pintor moderno.
Aunque usted diga que no se retrata a s¨ª mismo en sus pel¨ªculas es el personaje de Goya (el estupendo Stellan Skarsgard) quien sostiene el punto de vista?
Bueno, a estas alturas, el gran problema que tengo al explicar la pel¨ªcula que he hecho es que no s¨¦ decidir qui¨¦n es el h¨¦roe de esta pel¨ªcula. No s¨¦ si el hermano Lorenzo (Javier Bardem), Goya o In¨¦s (Natalie Portman).
De la misma forma que usted percibe la extra?eza de la diferencia de estilos en Goya, ?no es consciente de que a su trabajo le pasa lo mismo? Es usted el director de 'Los amores de una rubia', una de las pel¨ªculas clave de la nueva ola de cine checo en los sesenta, ha sido director de 'Hair', 'Alguien vol¨® sobre el nido del Cuco' o 'Amadeus'. Uno tambi¨¦n se pregunta si es el mismo director el que est¨¢ detr¨¢s de todas esas historias?
Bueno, yo no estoy dirigiendo conscientemente pel¨ªculas diferentes, quiero decir, que no quiero marcar la diferencia a conciencia, es la historia la que dicta el estilo. Yo busco la forma m¨¢s adecuada para contar en im¨¢genes el gui¨®n.
?Pero hay un sentimiento com¨²n en lo que usted cuenta?
Tal vez siempre sit¨²o al protagonista enfrentado a las instituciones. La humanidad ha creado las instituciones, las escuelas, los hospitales, todo para ayudarnos a vivir, para servirnos. T¨² est¨¢s pagando todo lo que ofrecen con tus impuestos, pero, al cabo del tiempo, las instituciones tienden a considerar que son ellas las que nos est¨¢n pagando a nosotros para que actuemos seg¨²n su voluntad, y aqu¨ª tienes el conflicto. Todo individuo que tiene personalidad, y Goya la ten¨ªa, y muy fuerte, se ve envuelto en ese conflicto.
Sus personajes suelen estar muy bien enmarcados en un momento hist¨®rico, son v¨ªctimas de un sistema que les ahoga. ?Tiene eso que ver con su historia personal, que tan condicionada estuvo, primero, por la invasi¨®n alemana, y luego, por la ocupaci¨®n sovi¨¦tica?
Absolutamente. En el caso de Los fantasmas de Goya, la primera vez que me vino a la mente la posibilidad de contar una historia as¨ª fue en mis a?os de estudiante, en la Checoslovaquia comunista. En la ¨¦poca de los juicios de Stalin sabes que la gente acababa confesando cr¨ªmenes incre¨ªbles que jam¨¢s hab¨ªa cometido. Por aquel tiempo yo le¨ª un libro sobre los cr¨ªmenes de la Inquisici¨®n espa?ola y vi clar¨ªsimo el paralelismo. Era exactamente lo mismo. Y la iron¨ªa es que t¨² puedes ver ahora el paralelismo en diferentes partes del mundo, incluidos los Estados Unidos. Lo absurdo es que nosotros terminamos de escribir el gui¨®n varios meses antes de que comenzara la guerra de Irak, o sea, que, aun teniendo cosas en com¨²n, no fue inspirada por esta situaci¨®n. El paralelismo vino inspirado por mis experiencias bajo los nazis y los comunistas.
Usted abandon¨® su pa¨ªs en mayo de 1968 y fue a Par¨ªs, estuvo all¨ª por unos meses? ?Qu¨¦ sensaci¨®n ten¨ªa cuando escuchaba a los defensores del comunismo?
Los entend¨ªa perfectamente porque ellos nunca hab¨ªan vivido en una sociedad totalitaria. No ten¨ªan ni idea de c¨®mo la justa revoluci¨®n socialista hab¨ªa desembocado en esos aterradores reg¨ªmenes totalitarios cuyo sistema se basa en un ¨²nico partido. As¨ª que yo pod¨ªa entender que el idealismo de toda esa gente se basaba en la ignorancia. El colmo del absurdo fue precisamente en ese mes de mayo: yo estaba en Cannes, rodeado por aquellos directores franceses que admiraba tanto, y de pronto presenci¨¦ c¨®mo la proyecci¨®n de una pel¨ªcula se interrump¨ªa en nombre de la revoluci¨®n (se r¨ªe). Pensaba: pero qu¨¦ hace esta gente. Yo, que sal¨ªa huyendo de mi pa¨ªs, no lo pod¨ªa entender. Me preguntaba: ?c¨®mo toda esta gente tan creativa, tan inteligente, est¨¢ intentando imponer banderas que la gente joven de mi pa¨ªs est¨¢ luchando por arrancar? Era un momento absurdo para m¨ª.
?Y usted se sent¨ªa diferente por ser un exiliado de la Europa comunista?
Bueno, yo ya era diferente por mis experiencias anteriores al r¨¦gimen comunista. Mi historia me hac¨ªa ver todo lo que estaba ocurriendo con un gran escepticismo.
Algunos personajes que usted ha retratado, como Goya o como Amadeus Mozart, intentaban mantener su libertad creativa, a pesar de trabajar para reyes o mecenas. ?Usted se ha sentido alguna vez sometido a la misma presi¨®n trabajando para las grandes productoras?
No, en absoluto. Teniendo en cuenta que hacer una pel¨ªcula cuesta mucho dinero y no la puedes hacer por ti mismo, puedes tener sobre tu trabajo dos tipos de presiones: una, ideol¨®gica; otra, comercial. En los pa¨ªses comunistas no hay presi¨®n comercial en absoluto, si t¨² quieres hacer una pel¨ªcula puedes pedir el dinero a las autoridades, pero con un mont¨®n de condicionantes ideol¨®gicos. No puede haber nada en el filme que ponga en duda la autoridad. Aqu¨ª, sin embargo, t¨² est¨¢s bajo la presi¨®n comercial. Aquel que te da el dinero quiere, por supuesto, que el dinero vuelva multiplicado a sus manos, pero yo no he sufrido presi¨®n ideol¨®gica en absoluto. Honestamente, entre estas dos presiones, prefiero la presi¨®n financiera, porque en el r¨¦gimen totalitario est¨¢s a merced de una idea, pero en el otro est¨¢s a merced del p¨²blico. Prefiero que me presione el p¨²blico.
Usted vivi¨® intensamente desde el principio Manhattan, se hosped¨® incluso durante algunos a?os en el hotel Chelsea, en el que viv¨ªan artistas y m¨²sicos de vanguardia, ?c¨®mo fue el desembarco de un cineasta checo en a?os tan socialmente activos como aqu¨¦llos?
Mi principal problema en esos a?os fue la lengua. En una primera fase no me importaba porque hablaba tan poco que ten¨ªa siempre alguien que me serv¨ªa de traductor, y no me daba verg¨¹enza eso de decir todo el rato: "Dilo de nuevo, rep¨ªtemelo", pero luego, cuando empec¨¦ a hablar un poco, atraves¨¦ un periodo muy frustrante. T¨² piensas que entiendes, pero no est¨¢s seguro; t¨² piensas que est¨¢s expresando lo que quieres, pero no est¨¢s seguro. Luego me sent¨ª mejor, pero es algo muy lento. No tienes amigos, no tienes una conversaci¨®n fluida.
Y entonces hizo pel¨ªculas tan americanas como 'Alguien vol¨® sobre el nido del cuco' o 'Hair'?
Mira, las superficies pueden ser diferentes, pero la gente al final siempre es la misma, si t¨² triunfas al retratar a los personajes, si sabes contar el asunto de la historia, no importa que el entorno sea americano o checo.
?Y se sinti¨® como un exiliado entonces?
Claro que me sent¨ª un exiliado, pero por muchas razones probablemente relacionadas con mi pasado no me rend¨ª a la depresi¨®n. Por supuesto que echaba de menos a todos mis amigos, el conocimiento que pose¨ªa de la vida en mi pa¨ªs, mi forma de trabajar all¨ª, porque esto era muy diferente, y tuve que reaprender como un ni?o a trabajar. El simple hecho de entrar en un bar y poder entender lo que dice todo el mundo es algo que ya no tienes?
Se sinti¨® tan exiliado como Milan Kundera, que fue su profesor en la escuela de cine (Kundera le recomend¨® 'Les liaisons dangereuses', novela que le dej¨® tal huella que la llevar¨ªa al cine a?os m¨¢s tarde como 'Valmont').
Es diferente, Milan tuvo que lidiar con la lengua mucho m¨¢s que yo, porque era la ¨²nica herramienta de su trabajo. Yo contaba con las im¨¢genes y con actores que pod¨ªan expresar lo que yo quer¨ªa decir en un ingl¨¦s perfecto. Es mucho m¨¢s f¨¢cil en ese sentido para un director de cine que para un escritor, pero finalmente es incre¨ªble c¨®mo Milan Kundera pudo adaptar y crear en una lengua diferente a su lengua materna.
?Cu¨¢nto le ayud¨® Fran?ois Truffaut a tener una carrera fuera de su pa¨ªs?
Truffaut y Claude Berri b¨¢sicamente salvaron mi carrera. Mi ¨²ltimo trabajo en Checoslovaquia, El baile del bombero, estaba hecho en coproducci¨®n con Carlo Ponti. Pero cuando Ponti vio el filme no le gust¨® en absoluto y quiso que le devolvieran el dinero. De acuerdo con el contrato, que yo nunca le¨ª (porque en el r¨¦gimen comunista t¨² no le¨ªas esas cosas, ellos te dec¨ªan: firma aqu¨ª, y t¨² firmabas), si Ponti se retiraba yo era el que deb¨ªa el dinero al Estado. El resultado es que fui acusado de sabotaje a la econom¨ªa socialista. En aquellos a?os eso representaba 10 a?os en la c¨¢rcel, ninguna broma. No hubiera sobrevivido como director. Lo que ocurri¨® es que un amigo logr¨® pasar una copia fuera de Checoslovaquia y que la vieran Truffaut y Berri. Les cont¨® mi situaci¨®n, y no s¨¦ si porque ellos quisieron salvarme o porque les gust¨® la pel¨ªcula, nunca les pregunt¨¦, ?ja, ja, ja!, pero compraron la pel¨ªcula y salvaron mi carrera.
?No ha pensado nunca llevar algo de su vida al cine?
No, no, creo que no ser¨ªa objetivo, y yo quiero serlo en el sentido que yo entiendo por ser objetivo. Esto significa mostrar a los personajes no s¨®lo desde un punto de vista ideol¨®gico, sino desde un punto de vista humano, con todos sus errores y todas sus virtudes.
Como Goya sol¨ªa pintar?
S¨ª -se queda pensando-, como Goya pintaba.
Usted, que observ¨® el comportamiento de la gente en su pa¨ªs y que ha nutrido con esa observaci¨®n esta pel¨ªcula, ?piensa que se puede mantener cierto grado de dignidad, a pesar del miedo?
?Hay tantos grados diferentes en la dignidad! Est¨¢ claro que si t¨² te resistes al r¨¦gimen totalitario te metes en l¨ªos, as¨ª que hay tres formas de enfrentarse al sistema. Hay un tipo de gente que dice: a tomar por saco, colaborar¨¦, porque quiero vivir, quiero que vivan mis hijos y quiero tener una buena vida, as¨ª que har¨¦ lo que el partido quiera que haga. El otro extremo dice: no, yo quiero ser honesto con mis convicciones y luchar¨¦ por mis derechos. Poca gente se entrega a esa lucha. H¨¦roes que suelen acabar en la c¨¢rcel. Pero el grupo m¨¢s numeroso de gente es aquel que piensa: los odio con toda mi alma, pero me callar¨¦, no me meter¨¦ en pol¨ªtica ni en nada parecido, s¨®lo intentar¨¦ sobrevivir. ?sa es la mayor¨ªa. Yo no puedo culpar a esta gente, de alguna manera mantienen su dignidad y al menos no colaboran. No puedo culparles por no querer ser h¨¦roes y que est¨¦n dispuestos a morir o a ir a la c¨¢rcel.
Javier Bardem interpreta a un fan¨¢tico religioso.
?l es un fan¨¢tico religioso que realmente cree. Cree en lo que predica. ?l probablemente ha tenido una infancia pobre, probablemente fue internado en un colegio para ser religioso. Qu¨¦ se puede esperar. El hermano Lorenzo es un hombre inteligente y ambicioso. ?l cree que vivir en Cristo sirve para cambiar el mundo, pero cuando empieza a ser consciente de que el cristianismo no mejora la vida de la gente, opta por una nueva fe, en este caso, no religiosa. Y si tiene que matar, mata.
?Y usted ha conocido tipos as¨ª, que cambiaran una idea absoluta por otra?
Por supuesto que s¨ª. Cuando se impuso el comunismo en m¨ª pa¨ªs yo ten¨ªa 16 a?os y no estaba interesado en pol¨ªtica, pero los que eran algo mayores que yo fueron utilizados por el sistema.
El personaje que m¨¢s conmueve es sin duda el femenino, In¨¦s, la jovenc¨ªsima musa de Goya acusada de practicar secretamente el juda¨ªsmo.
Emocionalmente, para m¨ª ella es la hero¨ªna. Porque ella representa la inocencia contra la que chocan las diferentes ideolog¨ªas, ella es la v¨ªctima de los fan¨¢ticos de ambos lados. Para m¨ª es el personaje m¨¢s emocionante.
?Qu¨¦ cosas buenas le ha tra¨ªdo finalmente esta procelosa biograf¨ªa que le oblig¨® a salir de su pa¨ªs y a hacerse una nueva carrera en Am¨¦rica?
Soy absolutamente feliz porque la vida no me ha obligado a hacer pel¨ªculas s¨®lo para ganarme el pan, siempre he podido rodar las historias que quer¨ªa y de la manera que yo quer¨ªa. Eso s¨ª, para m¨ª el ingl¨¦s sigue siendo el idioma del trabajo, cuando leo o hablo en checo es para disfrutar. Por otra parte, al fin el Gobierno checo me devolvi¨® mi ciudadan¨ªa, y soy tambi¨¦n ciuda-dano americano desde 1977.
Milos Forman enciende de nuevo el puro que qued¨® abandonado en el cenicero. En su libro de memorias recuerda c¨®mo su forma de vencer el desconsuelo de la orfandad fue proponerse grandes objetivos en la vida. Ser alguien, no rendirse. "Lo que no te mata, pensaba, te hace m¨¢s fuerte". Ha conseguido, desde luego, ser el autor de pel¨ªculas memorables en las que no practica una voluntad confesional, pero leyendo sus recuerdos o charlando con ¨¦l se encuentran rastros o met¨¢foras de ese pasado que le toc¨® vivir y que comparti¨® con tantas desgraciadas criaturas que quedaron perdidas en el camino, como la pobre In¨¦s de esta historia, acusada del delito que no cometi¨® y aplastada por el olvido.
El hombre fuerte expulsa una bocanada de humo y desaparece. La nube densa flota en el centro de la habitaci¨®n como si fuera su esp¨ªritu.
'Los fantasmas de Goya' puede verse en cines de toda Espa?a. La novela 'Los fantasmas de Goya', de Jean-Claude Carri¨¨re y Milos Forman, est¨¢ editada por Tusquets.
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