Llegan la 'obaman¨ªa'
El hombre de moda en Estados Unidos. Gran esperanza dem¨®crata y modelo de renovaci¨®n generacional. Su mezcla de carisma e inteligencia han convertido a Barack Obama en el gran contrincante de Hillary Clinton en la carrera a la Casa Blanca. Por Jos¨¦ Manuel Calvo
La estrella naci¨® en Boston a finales de julio de 2004, pero es ahora cuando brilla con m¨¢s fuerza. La estrella se llama Barack Obama, y es el hombre de moda en Estados Unidos. En una opini¨®n p¨²blica muy cr¨ªtica con la clase pol¨ªtica -con la que manda, con el equipo de George W. Bush y compa?¨ªa, pero tambi¨¦n con los dem¨®cratas-, Barack Obama es el cambio, lo nuevo, lo refrescante. Electriza como si fuera un rockero y tiene la habilidad de hablar de los pol¨ªticos como si ¨¦l no lo fuera. "Obama for president!", es el grito que ya se escucha en muchas bocas estadounidenses.
La estrella brilla ahora muy oportunamente porque, despu¨¦s de las legislativas del pasado 7 de noviembre, empez¨® en EE UU la larga y apasionante batalla de las presidenciales de 2008. "He pensado en la posibilidad de ser candidato a la presidencia", admiti¨® Obama el 22 de octubre cuando el periodista Tim Russert le pregunt¨® en la NBC por la Casa Blanca. Estas palabras, precedidas por su aparici¨®n en el programa televisivo de Oprah Winfrey, han desatado una aut¨¦ntica obaman¨ªa, que coincide -casualidad, sin duda- con el lanzamiento de su libro La audacia de tener esperanza, un t¨ªtulo sacado de un serm¨®n que escuch¨® cuando ten¨ªa 15 a?os.
?Toda esta conmoci¨®n no es m¨¢s que un montaje de imagen y un producto de los medios o hay sustancia detr¨¢s de la moda? ?En el primer encontronazo pol¨ªtico serio se derrumbar¨¢ o estamos ante un segundo Clinton? ?O, como dicen los m¨¢s sedientos de carisma, estamos ante el Kennedy del siglo XXI, ante el futuro primer presidente negro de Estados Unidos?
La convenci¨®n de Boston del verano de 2004 coron¨® a John Kerry. El candidato que despu¨¦s perder¨ªa frente a George W. Bush sab¨ªa que su imagen de patricio adinerado no le ayudaba entre las minor¨ªas, y encomend¨® la pieza clave del concilio dem¨®crata al afroamericano y casi desconocido senador regional de Illinois Barack Obama. Obama llam¨® a su discurso La audacia de tener esperanza -hombre constante en los t¨ªtulos- y se present¨® a los delegados como el hijo de una norteamericana de Kansas "blanca como la leche" que se cas¨® con un keniano. "Me llamaron Barack, afortunado, porque pensaban que, en una Am¨¦rica tolerante, el nombre no es obst¨¢culo para el ¨¦xito, y me imaginaron yendo a las mejores escuelas, aunque no eran ricos, porque en una Am¨¦rica generosa no hay que ser rico para desarrollar lo que uno tiene dentro".
Como dicen Mark Halperin y John Harris en El camino hacia la victoria, "las campa?as presidenciales son narraciones. Una campa?a ganadora presenta la vida del candidato a los votantes; una perdedora permite que otros, no el candidato, presenten esa historia". Obama arranc¨® aquel discurso con un relato poderoso y evocador del sue?o americano. "En ning¨²n otro lugar del planeta hubiera sido posible mi historia". Y lo acab¨® as¨ª, en pleno delirio: "A los expertos les gusta repartir el pa¨ªs en Estados rojos y Estados azules: rojos para los republicanos, azules para los dem¨®cratas. Pero yo les digo a esos expertos que en los Estados azules rezamos a Dios, y en los Estados rojos no nos gusta que los agentes del FBI metan la nariz en las bibliotecas p¨²blicas; somos entrenadores de la liga infantil de b¨¦isbol en los Estados azules y tenemos amigos gays en los Estados rojos. Hay patriotas que se opusieron a la guerra de Irak y patriotas que la apoyaron. Somos un pueblo que juramos fidelidad a las barras y las estrellas, y todos defendemos a Estados Unidos de Am¨¦rica".
Al calor de los aplausos naci¨® el ca- risma. Era dif¨ªcil estar all¨ª, en el Fleet Center de Boston, y no quedar fascinado por la fuerza del mensaje y de la imagen de Obama saludando desde el escenario con su mujer, Michelle, y sus dos hijas, Malia y Sasha, sobre todo comparado con el acartonado Kerry. "Obama es una de esas personas, y yo creo que es muy aut¨¦ntico en eso, que pueden hablar de los temas en una forma que no causa reacciones adversas", dice Joel Bleifuss, que vive en Chicago y dirige la revista In These Times. "Tiene la capacidad de llegar a una gama muy amplia de gente de una forma muy sincera. Eso se combina con el hecho de que es extraordinariamente inteligente -primer director negro de la revista de derecho de Harvard- y que tiene un gran encanto".
Adem¨¢s, "al crecer en una cultura mixta, criado por sus abuelos maternos, sabe c¨®mo cruzar las barreras raciales", a?ade Bleiffus. Sabe c¨®mo hacerlo porque est¨¢ libre de las cargas que acompa?an a los pol¨ªticos afroamericanos: ¨¦l no es afroamericano, es hijo de africano y americana. Y "tiene una capacidad de comunicaci¨®n de la que carece la mayor¨ªa de los afroamericanos, y que tampoco tienen los blancos". La mejor prueba de que Obama puede ser el primer presidente negro, concluye, es que "la gente de Hillary se ha tomado muy en serio su posible candidatura".
Michelle, su mujer, dice que "no es un pol¨ªtico por encima de cualquier cosa, es un hombre que explora la viabilidad de la pol¨ªtica para hacer cambios". Obama dedic¨® una veintena de a?os en Chicago a organizar asistencia social en barrios pobres negros y a la defensa de derechos humanos. Fue profesor de derecho constitucional y dirigi¨® un proyecto de inscripci¨®n de electores. En Illinois, Obama se forj¨® una imagen de cooperaci¨®n con los republicanos en la senda del populismo integrador de Clinton. Obama cree que se puede trabajar con el adversario: "Por desgracia, la cultura pol¨ªtica tiende a subrayar el conflicto, igual que los medios, y la estructura de las campa?as electorales recompensa los ataques negativos. Pero es sorprendente lo que se puede lograr si uno se concentra en resolver los problemas, en dar prioridad al sentido com¨²n sobre la ideolog¨ªa, en reconocer los m¨¦ritos de las ideas que no son propias, algo que a los pol¨ªticos les cuesta mucho hacer". Y cree que la clave del pol¨ªtico es "estar involucrado en algo que le apasione a uno. Da igual lo que sea: mejorar el sistema escolar, extender los cuidados m¨¦dicos para los ni?os, desarrollar estrategias para no depender tanto del petr¨®leo? Renunciamos a nuestro poder con mucha facilidad; se lo entregamos a los pol¨ªticos profesionales, a los grupos de presi¨®n, al escepticismo. Y la democracia sufre".
M¨¢s originalidades de Obama: cr¨ªtico temprano de la guerra de Irak -un activo electoral del que Hillary carece-, eso no le ha impedido ser duro en pol¨ªtica exterior, adem¨¢s de buscar el centro: "No entiendo", dice en el cap¨ªtulo de su libro dedicado a la pol¨ªtica internacional, "por qu¨¦ los progresistas deber¨ªan sentirse menos afectados por la represi¨®n que hab¨ªa al otro lado del tel¨®n de acero que por las brutalidades que hab¨ªa en Chile". Se desmarca del tradicional apego dem¨®crata por el sector p¨²blico y alaba la visi¨®n del multimillonario Warren Buffet, pero tambi¨¦n cuida las causas de los sindicatos. Cree que es un error que los dem¨®cratas "abandonen el campo del discurso religioso", y asegura que su fe es compatible con las ideas progresistas, pero sintoniza con la gente del ala izquierda dem¨®crata.
Est¨¢ por ver en qu¨¦ quedar¨¢n tan amplias declaraciones de principios. Lo que ahora es evidente es que, diga lo que diga, la gente le cree. En la revista Time, que le dedic¨® su portada, Joe Klein escribi¨®, despu¨¦s de pasar unos d¨ªas con ¨¦l, que es "el equivalente pol¨ªtico de un arco iris: un acontecimiento repentino e inexplicable que inspira reverencia y ¨¦xtasis". En Chicago, la firma de ejemplares de su libro caus¨® colas de seis horas en el Borders de la avenida Michigan y en la librer¨ªa del barrio en el que vive, Hyde Park. En Tejas, los estudiantes hicieron cola toda la noche para escucharle. Los actos organizados en todo el pa¨ªs para la presentaci¨®n del libro est¨¢n repletos. Tras la visita a un instituto de ense?anza media, los j¨®venes quedaron arrebatados: "?Cu¨¢nto tiempo hace que no hay h¨¦roes en el Gobierno? Senador Obama, su filosof¨ªa, la fuerza de sus convicciones y su liderazgo son como una bocanada de aire fresco. Su mensaje positivo es justo lo que necesitamos desesperadamente", escribi¨® en un blog Jenny Eisenberg. "Mi profesor me ha dicho que usted va a ser nuestro primer presidente negro; si fuera as¨ª, definitivamente le votar¨¦. Me parece que usted comprende lo que la gente necesita", asegur¨® otra estudiante, Tana Acosta, muy cr¨ªtica con Bush. Y Zach Katsihtis, un republicano declarado, le dijo: "Los dem¨®cratas recuperar¨¢n a la gente que se les fue con esta filosof¨ªa, con este mensaje, con este optimismo. Que Dios le bendiga, y mucho ¨¦xito: lo merece".
?Es 2008 demasiado pronto para Barack Obama, que tiene 45 a?os y que s¨®lo lleva dos en la gran pol¨ªtica, en Washington? Hasta ahora, ¨¦se era el pensamiento dominante, pero la retirada de la precarrera electoral dem¨®crata del centrista Mark Warner ha dejado sola a Hillary Clinton, que tendr¨ªa -dice otro pensamiento dominante- muy cuesta arriba la carrera hacia la Casa Blanca porque es una figura que divide, y el pa¨ªs -tercer clich¨¦- est¨¢ cansado de la polarizaci¨®n. Ahora mismo, Obama ya es el favorito para la candidatura, despu¨¦s de Hillary; no tiene ni su dinero, ni su equipo, pero escucha un clamor que se resume as¨ª: ?pres¨¦ntate a las elecciones de 2008! "Se lo acaba de decir su compa?ero en el Senado Dick Durbin, tambi¨¦n de aqu¨ª, de Chicago: que no debe esperar, que cuatro a?os no le van a dar nada que no tenga ahora. Y es as¨ª; en 2012 no ser¨¢ m¨¢s presidenciable de lo que es ahora", cree Bleifuss. "Pres¨¦ntate, Barack, pres¨¦ntate", escribe en The New York Times David Brooks, que explica que ¨¦l no est¨¢ de acuerdo con muchas de sus ideas, pero que "ser¨ªa bueno para su partido y bueno para el pa¨ªs". El neoconservador Charles Krauthammer coincide, aunque con este matiz: "Deber¨ªa presentarse en 2008; perder¨¢, y la derrota le pondr¨¢ irrevocablemente en el camino hacia la presidencia. Es un hombre joven con futuro. Tiene que presentarse ahora, y perder. Y ganar perdiendo".
Por lo pronto, lo que ya ha hecho Obama es revolucionar el patio: ha puesto en cuesti¨®n que Hillary Clinton sea la mejor, o la ¨²nica, alternativa dem¨®crata en 2008; pero tambi¨¦n la idea de que si el republicano John McCain se presenta ganar¨¢ las elecciones. Ha roto el tab¨² de los dem¨®cratas y la religi¨®n. Y aunque recibe cr¨ªticas -nada comparado con lo que vendr¨¢ cuando acabe la luna de miel con los medios de la que disfruta-, gusta a un espectro amplio de los votantes, desde dem¨®cratas tradicionales hasta republicanos moderados.
La 'obaman¨ªa' tiene tambi¨¦n enemigos. El director de la revista Harper's, Ken Silverstein, acaba de decir que Barack Obama ha sido un buen senador por Illinois, pero que el trampol¨ªn de sus ambiciones presidenciales est¨¢ apoyado "en gente que susurra en su o¨ªdo palabras de moderaci¨®n propias de la l¨®gica de las grandes empresas", y que "ha puesto en marcha una maquinaria pol¨ªtica financiada y dirigida por los t¨ªpicos lobbystas, asesores de relaciones p¨²blicas y par¨¢sitos". El equipo del senador respondi¨® con furia, pero Silverstein, en el blog Washington Babylon, insisti¨® en que "es dif¨ªcil llegar a otra conclusi¨®n" al examinar la lista de los que contribuyen a las arcas del senador y "sus estrechas relaciones con los t¨ªpicos peces gordos".
Para otros, la obaman¨ªa es una gran burbuja que no se ha topado a¨²n con un buen alfiler, porque ha evitado todos los conflictos. "Obama es un l¨ªder que nunca ha liderado", dice Ezra Klein, de Los Angeles Times, que advierte: "Ojo, dem¨®cratas, respirad hondo: a pesar de su innegable magnetismo y de su poder medi¨¢tico, no es vuestro hombre. Todav¨ªa no". Frank Rich, de The New York Times, advierte contra el espejismo de que Barack Obama sea visto "como la panacea para todos los males del partido". Aunque cree que el senador es mucho m¨¢s aut¨¦ntico que Hillary Clinton, Rich cree que s¨®lo ser¨¢ una esperanza real "si es capaz de cambiar al partido antes de que el partido de la timidez terminal y de las equivocaciones le cambie a ¨¦l". Maureen Dowd no ve bien que aparezca en las portadas de Men's Vogue y Marie Claire. ?Obama quiere ser una celebridad o un hombre para la historia?, se pregunta, y a?ade: "?O es que ya no hay diferencias entre las dos cosas?".
Queda mucho hasta las elecciones de 2008. En 1995, cuando Colin Powell valor¨® la posibilidad de presentarse a las presidenciales de 1996, tuvo un momento de popularidad espectacular -curiosamente, tambi¨¦n en pleno lanzamiento de su libro- que luego se qued¨® en nada. A Barack Obama le podr¨ªa ocurrir lo mismo, pero no da esa impresi¨®n. Est¨¢ lanzado, y encuentra eco porque no es frecuente reunir esta mezcla de carisma, inteligencia e imagen, y porque tiene la capacidad, en tiempos sombr¨ªos, de hablar el mismo idioma de las personas normales y de dar a esas personas los sue?os que necesitan para ser mejores y tener esperanzas.
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