Los ayatol¨¢s cambian de tablero
Ir¨¢n busca un mayor reconocimiento internacional ante su creciente influencia en Oriente Pr¨®ximo
La previsible revisi¨®n de las pol¨ªticas de Washington en Irak y Oriente Pr¨®ximo reafirma al r¨¦gimen iran¨ª. El golpe electoral que ha recibido George W. Bush se ha sumado a los ¨¦xitos de sus aliados de Hezbol¨¢ en L¨ªbano o Ham¨¢s en Palestina para subrayar el peso de Ir¨¢n en la regi¨®n. Cada vez m¨¢s voces, dentro y fuera de Estados Unidos, reclaman que se tenga en cuenta a Teher¨¢n. Pero despu¨¦s de 27 a?os de aislamiento internacional y sanciones econ¨®micas, la Rep¨²blica Isl¨¢mica siente que su cotizaci¨®n ha subido y busca asegurarse el mayor beneficio posible, su reconocimiento como potencia regional y nuclear.
"Las reglas del juego han cambiado", manifiestan fuentes diplom¨¢ticas iran¨ªes antes de entrar en un elaborado an¨¢lisis del contexto regional y la supremac¨ªa de Ir¨¢n en la zona. Los problemas de EE UU en Irak, Afganist¨¢n, L¨ªbano o Palestina s¨®lo refuerzan una vieja exigencia iran¨ª: hablar de igual a igual con Washington. "Queremos sentarnos a la mesa como interlocutores, no como oyentes", resume un funcionario del Ministerio de Exteriores.
Dem¨®cratas y hasta republicanos han aconsejado a Bush que hable con Ir¨¢n y Siria
Las declaraciones oficiales no disimulan cierto triunfalismo. Dos d¨ªas despu¨¦s de conocerse el castigo de los electores estadounidenses a Bush, el l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei, hablaba de la "derrota de sus pol¨ªticas agresivas en el mundo" y la calificaba de "victoria para la naci¨®n iran¨ª". Era un sentir extendido entre el establishment pol¨ªtico, que se ha visto refrendado cuando no s¨®lo fuentes del ganador Partido Dem¨®crata, sino incluso republicanos cr¨ªticos han aconsejado en p¨²blico a Bush que hable con Ir¨¢n y Siria.
No es la primera vez que los intereses regionales acercan a Ir¨¢n y EE UU desde su ruptura de relaciones en 1979. El derribo del r¨¦gimen talib¨¢n en Afganist¨¢n, primero, y el de Sadam Husein en Irak, despu¨¦s, contaron con la aprobaci¨®n t¨¢cita y la ayuda pasiva de Ir¨¢n, que permiti¨® sobrevuelos y evit¨® explotar errores como el misil que cay¨® dentro de su territorio. Ambas partes han estado cerca de mantener conversaciones directas con anterioridad. El pasado marzo incluso parec¨ªa que hab¨ªan acordado hablar de Irak, pero el presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, dijo poco despu¨¦s que ese di¨¢logo era innecesario.
"Los responsables de EE UU no debieran pensar que estamos ¨¢vidos de mantener negociaciones con ellos o creer que nos est¨¢n haciendo concesiones en Irak con sus propuestas de negociaci¨®n", se?al¨® por su parte el ex presidente Al¨ª Akbar Hachem¨ª Rafsanyani durante las plegarias del pasado viernes en la Universidad de Teher¨¢n. El veterano pol¨ªtico, que perdi¨® las ¨²ltimas elecciones presidenciales frente a Ahmadineyad, no rechaz¨® sin embargo las conversaciones.
"A¨²n existe un grupo que espera alcanzar un acuerdo razonable y pac¨ªfico con Estados Unidos, y con el mundo en general", se?ala un analista iran¨ª. Pero en este asunto, como en muchos otros, "existe una lucha interna dentro del sistema", explica el mismo interlocutor. Ese sector, en sinton¨ªa con la clase empresarial y buena parte de la poblaci¨®n, es consciente de la necesidad de acceso a capitales y mercados extranjeros para que el paro no sea el ¨²nico horizonte de la mayor¨ªa de sus j¨®venes (el 70% de los iran¨ªes tiene menos de 30 a?os). Pero quienes as¨ª opinan no s¨®lo tienen que imponerse al n¨²cleo duro que, por razones ideol¨®gicas o intereses particulares, se agarra al ideal de la autarqu¨ªa, sino que tambi¨¦n esperan contrapartidas. "Si 27 a?os de sanciones no han logrado acogotarnos, no vamos a claudicar ahora", apunta el analista.
"Hemos dicho desde el principio que hablaremos con el Gobierno estadounidense, pero con condiciones", record¨® a principios de esta semana el propio Ahmadineyad durante una conferencia de prensa con los medios locales. "Si corrigen su comportamiento, hablaremos con ellos como con el resto", a?adi¨®. "Consideramos que deber¨ªan dar un giro a sus actuales pol¨ªticas; de no ser as¨ª, las meras negociaciones no cambiar¨¢n nada", explic¨® m¨¢s tarde su ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki.
Cuando en conversaciones privadas con responsables iran¨ªes se trata de concretar qu¨¦ paso tiene que dar EE UU, se repite una palabra: reconocimiento. Las autoridades iran¨ªes esperan que la invitaci¨®n a hablar vaya acompa?ada de un reconocimiento de la Rep¨²blica Isl¨¢mica por parte del Gobierno de Washington, 27 a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n y del desencuentro que supuso la toma de la Embajada norteamericana tras el derrocamiento del sha.
Sin embargo, nadie se hace ilusiones. EE UU a¨²n no ha pedido oficialmente a Ir¨¢n sentarse a hablar sobre Irak o sobre cualquier otro tema. Adem¨¢s, Bush enseguida ha salido al paso del coro de voces que le aconseja que hable con Ir¨¢n, para precisar que Teher¨¢n tiene que renunciar a su programa nuclear antes de iniciar cualquier di¨¢logo. Pero esa es una condici¨®n imposible porque va en contra de su b¨²squeda de reconocimiento. Muchos observadores pol¨ªticos est¨¢n convencidos de que el objetivo ¨²ltimo del empe?o nuclear iran¨ª es la supervivencia del r¨¦gimen.
"?ste es un pa¨ªs importante, pero reconocer eso toca los intereses de otros en la regi¨®n", manifiesta un embajador suramericano. "Israel est¨¢ muy preocupado por la posibilidad de un acercamiento de Estados Unidos con Ir¨¢n y Siria que pueda dar lugar a un gran acuerdo", desarrolla. Pero no es s¨®lo Israel. Otros aliados tradicionales de Washington en la zona, como Egipto o Arabia Saud¨ª, han visto c¨®mo disminu¨ªa su influencia ante el avance iran¨ª.
Miembros de los servicios de inteligencia europeos est¨¢n convencidos de que ya se han producido los primeros contactos. Sin embargo, s¨®lo existe confirmaci¨®n de una cena de tres horas mantenida en Nueva York entre James Baker, ex secretario de Estado y copresidente del Grupo de Estudio de Irak, y el embajador iran¨ª ante la ONU, Yavad Zarif. Adem¨¢s, reconocer una Rep¨²blica Isl¨¢mica con capacidad nuclear puede resultar un precio demasiado alto para EE UU. "Cuando quieres buena mercanc¨ªa, tienes que estar dispuesto a pagar por ella", concluye un diplom¨¢tico iran¨ª en la mejor tradici¨®n del bazar.
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