Malos aires en el Campo de Gibraltar
Los vecinos de la Bah¨ªa de Algeciras viven pendientes del poniente y el levante, los vientos que distribuyen las emisiones
"Aquella es la t¨¦rmica de Viesgo, la chimenea del fondo es la de Acerinox, la otra es la central de Los Barrios". Antonio Mu?oz es un perfecto gu¨ªa en el intrincado laberinto industrial de la Bah¨ªa de Algeciras. Aunque ¨¦l no naci¨® aqu¨ª, conoce al dedillo la evoluci¨®n que ha sufrido desde los a?os sesenta. Entonces, el mar era un espejo con los fondos llenos de praderas de posidonia. Hoy, la zona es una sucesi¨®n de pol¨ªgonos que albergan en una superficie de 3,4 millones de metros cuadrados, una docena de industrias. Entre San Roque, Los Barrios y Algeciras, s¨®lo se ven chimeneas, torres de refrigeraci¨®n, dep¨®sitos de fuel, piscinas de deslastre, monta?as de residuos.
Mu?oz es activista de Verdemar (integrado en Ecologistas en Acci¨®n), la asociaci¨®n que lleva la voz cantante en todas las protestas, aunque ¨¦stas no suelen ser multitudinarias. La industria del Campo de Gibraltar representa cerca de 30.000 empleos directos e indirectos en una zona con 230.000 habitantes. Y la gente no quiere problemas. S¨®lo unos pocos claman contra la contaminaci¨®n, de los vertidos t¨®xicos, de los malos olores.
Un m¨¦dico comprob¨® que la tasa de muertes era especialmente alta en la zona
Entre San Roque y Algeciras, s¨®lo se ven chimeneas, torres de refrigeraci¨®n, dep¨®sitos
Nada de eso falta en San Roque (23.000 vecinos), donde est¨¢n ubicadas la mayor¨ªa de las grandes industrias. Aqu¨ª el viento distribuye equitativamente los venenos. Cuando hay levante la contaminaci¨®n y los malos olores van hacia la zona de Guadarranque y Algeciras. Cuando sopla poniente, hacia el barrio de Puente Mayorga y La L¨ªnea de la Concepci¨®n. Son m¨¢s de seis millones de toneladas de CO2 al a?o, m¨¢s de 37 millones de kilogramos de ¨®xidos de azufre, cinco millones de kilos de ¨®xidos de nitr¨®geno, 573.000 kilos de part¨ªculas. Por no hablar de las cantidades no cuantificadas de n¨ªquel, benceno, cromo o cinc.
Todo empez¨® con la Refiner¨ªa Gibraltar de Cepsa. "Al principio era peque?a, s¨®lo entraban dos millones de toneladas de crudo, pero ahora llegan 12 toneladas al a?o", cuenta Mu?oz. Este petr¨®leo se transforma aqu¨ª en no menos de 27 productos, desde combustibles como el fuel¨®leo, gasolinas, butano, propano y propileno, hasta productos puros, b¨¢sicos para la industria petroqu¨ªmica como el benceno, paraxileno y ortoxileno.
Para Cepsa, la Bah¨ªa de Algeciras es un punto estrat¨¦gico. Por el Estrecho de Gibraltar pasan al a?o 100.000 barcos, y muchos repostan fuel en esas aguas, entre Gibraltar y Algeciras. En este negocio Cepsa tiene un importante papel, porque sus barcos suministran una parte de los 5,5 millones de toneladas que se despachan en esas gasolineras flotantes de Gibraltar. El abastecimiento es un buen negocio. Lo malo es que suele dejar un rastro de vertidos de fuel en esas aguas del Estrecho, cerca de la bah¨ªa.
La refiner¨ªa tiene adem¨¢s su propia petroqu¨ªmica en la que produce desde la materia prima de los detergentes, hasta el ¨¢cido tereft¨¢lico, base del PET (politereftalato de etileno), un pl¨¢stico usado en la fabricaci¨®n de botellas para bebidas. Al calor de esa producci¨®n se instal¨® aqu¨ª en 2004, Voridian, una filial de la norteamericana Eastman Chemical, que produce PET. Para entonces ya funcionaba a pleno rendimiento Acerinox, la mayor f¨¢brica del mundo en la producci¨®n de acero inoxidable, y cuatro centrales t¨¦rmicas de fuel, de carb¨®n, y de ciclo combinado. Toda esa potencia industrial se concentra en un ¨¢rea muy poblada, y relativamente cerca de Sotogrande, un nombre emblem¨¢tico en el turismo andaluz.
Aunque la presi¨®n no es igual en todos los puntos. Los m¨¢s afectados son los vecinos de Guadarranque, y sobre todo, los de Puente Mayorga, una barriada de San Roque donde viven unas tres mil personas. Raquel ?eco es una de ellas. Compr¨® su casa hace algo m¨¢s de tres a?os y ahora es el alma de todas las protestas, la voz m¨¢s temida no s¨®lo por las grandes industrias de la zona, sino por el alcalde socialista de San Roque y por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente.
"Aqu¨ª todos tenemos asma, y en los chiquillos hay muchas alergias. Estamos dando la batalla para que la Junta de Andaluc¨ªa haga un estudio epidemiol¨®gico en la zona para saber qu¨¦ es lo que respiramos".
?eco tiene ya una idea. Se basa en su olfato, en su vista, en los trabajos del CSIC y en los trabajos de Joan Benach, un m¨¦dico que comprob¨®, estudiando las tablas estad¨ªsticas de las muertes prematuras en Espa?a, que las cifras eran especialmente abultadas en esta zona del suroeste. Pero no pudo establecer una relaci¨®n causa-efecto con las industrias.
"El doctor Benach relacion¨® esas muertes con los h¨¢bitos alimentarios, el nivel de educaci¨®n, las costumbres; no dice nada de la contaminaci¨®n ambiental", precisa Juan P¨¦rez de Haro, director de la Refiner¨ªa Gibraltar y presidente de la asociaci¨®n de grandes industrias del Campo de Gibraltar. Uno de sus colaboradores busca en su ordenador el dato contrario. "Mire, ¨¦stas son las estad¨ªsticas de muertes que da el INE, aqu¨ª tenemos los ¨ªndices m¨¢s bajos de Espa?a".
Las oficinas de Cepsa responden a la est¨¦tica de los a?os sesenta. Salas luminosas sin concesiones est¨¦ticas. "Tenemos unos jardines magn¨ªficos. Con unas dos mil plantas diferentes", apunta P¨¦rez de Haro. Pero de puertas para afuera, el aspecto de todo el pol¨ªgono es ca¨®tico. Y eso que Cepsa presume de ser una empresa que cuida el entorno. En la bah¨ªa ha financiado las excavaciones arqueol¨®gicas de Carteia, una ciudad fenicia, cuyas ruinas asoman indefensas en medio del pol¨ªgono.
A Raquel ?eco ese dinero le parece pura calderilla para la industria del Campo de Gibraltar, que produce siete mil millones de euros al a?o. "Llevamos tiempo pidiendo una pantalla verde. Que pongan unos ¨¢rboles en el muro de la escuela para que los ni?os no vean s¨®lo chimeneas desde el patio", dice. Si fuera por ella, desaparecer¨ªan de un plumazo la mitad de las industrias. Y los dep¨®sitos de Cepsa, que almacenan hasta 2,1 millones de metros c¨²bicos de combustible.
"No podemos pararnos. Tenemos que seguir adelante con el desarrollo", dice P¨¦rez de Haro, director de la refiner¨ªa. ?Aunque sea a costa de no respetar Kioto? "Nosotros estamos por debajo de las emisiones de CO2 que se nos han asignado. En 2005 hemos rebajado las emisiones de azufre de la burbuja global a un miligramo por metro c¨²bico". Lo que ocurre, a?ade, "es que hemos llegado tarde al desarrollo. A Alemania, que es el pa¨ªs que m¨¢s contamina, por ser el m¨¢s industrializado, le sobra CO2 para vender". Los vecinos de Puente Mayorga est¨¢n avisados.
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