La mutilaci¨®n genital tambi¨¦n emigra
Afromujer trata de sensibilizar a profesionales para desterrar pr¨¢cticas que atentan contra las inmigrantes
"Nosotras emigramos con todo lo nuestro". Ya sea por razones pol¨ªticas, como hizo la propia Anastasia Nze cuando abandon¨® Guinea Ecuatorial en 1982, o por motivos econ¨®micos, como los que empujan a miles de personas en la actualidad, con cada inmigrante se trasladan creencias, ritos, costumbres y pr¨¢cticas que en las sociedades de acogida pueden ser censuradas o perseguidas porque atentan contra los derechos humanos. "Dependiendo de la manera en la que interact¨²as puedes ir cambiando o no, pero si est¨¢s en una comunidad muy cerrada puede ocurrir que vivas en Sevilla como si estuvieras en una aldea de Senegal", reflexiona Nze, economista y cooperante.
Anastasia Nze preside la asociaci¨®n Afromujer, que cre¨® en Andaluc¨ªa en 2004, a su regreso de un trabajo para M¨¦dicos Mundi en Burkina Fasso donde se sumergi¨® en el tema de la mutilaci¨®n genital femenina (eliminaci¨®n total o parcial del aparato genital femenino). Es una de las formas de violencia de g¨¦nero que ha viajado con las inmigrantes y que ha obligado a las sociedades europeas a legislar contra ella.
El C¨®digo Penal espa?ol castiga con penas de prisi¨®n de 6 a 12 a?os y la inhabilitaci¨®n especial para el ejercicio de la patria potestad a quien "causare a otro la mutilaci¨®n genital en cualquiera de sus manifestaciones" (apartado n¨²mero 2 del art¨ªculo 149). Los profesionales sanitarios est¨¢n obligados a denunciar los casos que detecten en menores, sobre todo si la mutilaci¨®n es reciente, aunque en opini¨®n de la abogada Vanessa Casado, "la criminalizaci¨®n de esta pr¨¢ctica sin ning¨²n tipo de intervenci¨®n social puede producir un da?o mayor, en la medida que puede incidir en un mayor ocultamiento del problema".
En todos sus a?os en Sevilla, Anastasia Nze s¨®lo ha tenido conocimiento de dos ni?as mutiladas. Una en 1995 en una familia que conoc¨ªa y otra, de o¨ªdas, en 2005. Pero la presidenta de Afromujer cree que los profesionales sanitarios deber¨ªan estar especialmente formados en zonas "de riesgo" por la concentraci¨®n de mujeres de etnias donde se mutila a las ni?as como parte del ritual "del paso de ni?a a adulta". Nze cita el barrio sevillano de Macarena, varias localidades del Poniente almeriense como El Ejido, Roquetas y La Mojonera y algunos municipios de Huelva como las ¨¢reas donde habr¨ªa que incidir en la concienciaci¨®n del personal que atiende a inmigrantes para detectar situaciones de riesgo en menores. La prevenci¨®n de esta pr¨¢ctica, que se da en 28 pa¨ªses africanos aunque no de forma homog¨¦nea -se calcula que dos millones de ni?as la sufren cada a?o-, est¨¢ fallando en la sociedad espa?ola, en opini¨®n de Anastasia Nze. "Los inmigrantes no tienen informaci¨®n real sobre la ley", dice. Tampoco la formaci¨®n del personal sanitario contempla estos nuevos fen¨®menos. Por eso Nze, junto a la abogada Vanessa Casado, han impulsado el programa V¨ªa Amiga que se centra en la prevenci¨®n de distintas formas de violencia de g¨¦nero hacia las inmigrantes con la formaci¨®n y sensibilizaci¨®n de profesionales que trabajan con ellas.
Casado considera necesario un plan formativo "de car¨¢cter obligatorio" sobre violencia de g¨¦nero, que incluya la mutilaci¨®n genital, para los servicios m¨¦dicos. En su opini¨®n, la implicaci¨®n estatal y auton¨®mica resulta "muy precaria" en este tema.El programa V¨ªa Amiga recibe ayudas de la Delegaci¨®n de Igualdad del Ayuntamiento de Sevilla, el Instituto de la Mujer estatal, la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n y la Fundaci¨®n La Caixa, gracias a las cuales se desarrollar¨¢n talleres los pr¨®ximos 22 y 23 de noviembre, que abordan las distintas formas de violencia que pueden sufrir de forma espec¨ªfica las inmigrantes como la mutilaci¨®n y la explotaci¨®n sexual, pero tambi¨¦n los matrimonios precoces, la poligamia, la dote o los tab¨²es alimentarios. "En muchos pa¨ªses del ?frica subsahariana se le proh¨ªben expresamente a las mujeres algunos alimentos, por ejemplo del pollo s¨®lo comen el cuello o las patas porque el muslo se reserva a los hombres", explica. Unos vetos que inciden directamente sobre la nutrici¨®n de las mujeres y que pueden perpetuarse en los pa¨ªses de acogida porque, como recalca Anastasia Nze, "emigramos con todo lo nuestro".
afromujerandalucia@hotmail.com 954 900 444
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