"Atendemos a 30.000 embarazadas al a?o y una de cada tres tiene el sida"
M¨¢s de 20 millones de mujeres est¨¢n infectadas con el VIH en todo el mundo y de ellas dos millones se quedan embarazadas cada a?o y dan a luz unos 700.00 beb¨¦s infectados. De los casi 2.000 ni?os que nacen al d¨ªa con esta infecci¨®n, dos est¨¢n en los pa¨ªses desarrollados y el resto en los pa¨ªses en desarrollo. La prevenci¨®n de la transmisi¨®n del VIH de la madre al hijo es el primer dique de contenci¨®n que los pa¨ªses en desarrollo pueden aplicar contra el sida. El problema es que no siempre tienen recursos suficientes. La unidad de investigaci¨®n perinatal de VIH de la Universidad de Witwatersrand, en Soweto (Sur¨¢frica), dirigida por el ginec¨®logo James McIntyre, ha reducido la tasa de infecci¨®n materno infantil de un 30% a un 10% en 10 a?os.
Entre los casi 2.000 ni?os que nacen al d¨ªa con sida, dos lo hacen en los pa¨ªses desarrollados y el resto pertenece a pa¨ªses en desarrollo
"Los a?os de investigaci¨®n y lucha compensan la cara de una madre infectada por el VIH que no ha transmitido la infecci¨®n a su hijo"
McIntyre, de 50 a?os, nacido y formado en Zimbabue, es uno de los expertos internacionales m¨¢s reconocidos en transmisi¨®n materno infantil del VIH. En 1984 se traslad¨® a Soweto y en 1996 cre¨® la unidad de investigaci¨®n perinatal de VIH, hoy una referencia mundial en esta materia y la mayor unidad de investigaci¨®n de ?frica. Ubicada en el hospital Chris Hani Baragwanath y financiada en su mayor parte por instituciones y organizaciones norteamericanas, agrupa a unos 400 cient¨ªficos. McIntyre viaj¨® a Madrid para participar en un simposio organizado por la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces.
La transmisi¨®n materno infantil del sida puede reducirse con medicinas de prevenci¨®n que incluyen la administraci¨®n de la triple terapia antirretroviral a la madre desde el segundo trimestre de la gestaci¨®n, la misma medicaci¨®n para el ni?o durante el primer mes y medio de vida y la utilizaci¨®n de leche maternizada en vez de dar el pecho. En los pa¨ªses en desarrollo es una de las causas principales de infecci¨®n de VIH y constituye un desaf¨ªo: hay que luchar contra las barreras culturales, la falta de recursos econ¨®micos y humanos, y la disponibilidad de tratamientos. A la espera de que mejore la situaci¨®n, unidades como la de James McIntyre buscan soluciones pr¨¢cticas para atajar la epidemia.
"Cada a?o acuden 30.000 mujeres embarazadas a nuestro servicio y de ellas una tercera parte est¨¢n infectadas por el VIH. Les ofrecemos asesoramiento, pruebas diagn¨®sticas y f¨¢rmacos preventivos de corta duraci¨®n. La terapia preventiva consiste en administrar una pastilla de nevirapina para la madre cuando est¨¢ de parto y una dosis de jarabe del mismo medicamento para el beb¨¦ en las primeras 24 horas de vida. Con ello hemos conseguido reducir la tasa de infecci¨®n de un 30% a un 10% en los ¨²ltimos 10 a?os. Probablemente, a principios de 2007 se pueda a?adir otro antirretroviral, la zivoduvina, a partir de la semana 18? de gestaci¨®n. Con esta medida reducir¨ªamos la tasa de infecci¨®n a un 5%", destaca.
McIntyre insiste en que, aunque los sistemas sanitarios de los pa¨ªses en desarrollo no son perfectos y tampoco lo son sus estrategias, es un error pensar que no se puede hacer nada. Para su equipo, el reto es trasladar el conocimiento de la investigaci¨®n a la pr¨¢ctica cl¨ªnica. "La prioridad en el servicio de prevenci¨®n es ahora extender el tratamiento antirretroviral a todas las embarazadas VIH seropositivas que lo necesitan y utilizar las pautas m¨¢s sencillas en las que no lo precisan", agrega.
McIntyre habla con naturalidad del uso de la nevaprina en su unidad; sin embargo, la administraci¨®n de este f¨¢rmaco en Sur¨¢frica fue un tema muy conflictivo que choc¨® con la oposici¨®n del Gobierno hasta el a?o 2002. McIntyre fue uno de los expertos que defendieron su uso y ese mismo a?o fue galardonado, junto con la pediatra Glenda Grey, cofundadora y codirectora de la unidad, con el Premio Nelson Mandela Salud y Derechos Humanos 2002. "Lo que m¨¢s teme una mujer infectada por el VIH es transmitirle la infecci¨®n a su hijo y que pueda matarlo. Por eso, la mayor satisfacci¨®n que podemos tener despu¨¦s de todos estos a?os de investigaci¨®n y lucha es ver la cara de la madre cuando el an¨¢lisis de su hijo es negativo", dice.
Para McIntyre, que ha participado desde 1997 en la elaboraci¨®n de las directrices de todas las gu¨ªas de prevenci¨®n materno infantil de VIH de la OMS, el futuro de la prevenci¨®n del VIH se basar¨¢ en tres estrategias: una relacionada con microbicidas y dispositivos intrauterinos; la posible circuncisi¨®n en hombres adultos en los pa¨ªses en desarrollo y, a m¨¢s largo plazo, la administraci¨®n de una vacuna.
En estos momentos hay varios estudios en fase avanzada de microbicidas, compuestos en forma de gel o crema que la mujer introduce en la vagina antes de comenzar el acto sexual. Lo mismo se est¨¢ haciendo con diafragmas que cubren el cuello del ¨²tero y en donde se ha demostrado que se producen la mayor parte de las infecciones. Si los resultados de las investigaciones con estos m¨¦todos son positivos, la mujer controlar¨ªa la prevenci¨®n del VIH, hecho que ahora s¨®lo lo puede hacer el hombre con el uso del preservativo.
En cuanto a la circuncisi¨®n, un estudio realizado en Soweto, con adultos de entre 18 y 30 a?os de edad, ha demostrado que los hombres circuncidados tienen un 60% menos de probabilidad de contraer el VIH que los no circuncidados.
McIntyre asegura que la vacuna llegar¨¢ pero que no se puede precisar cu¨¢ndo, debido a la naturaleza del virus, que muta y tiene varios subtipos, y a la falta de conocimiento de c¨®mo debe responder el cuerpo para controlarlo. Entre las opciones m¨¢s cercanas para crear una vacuna destacan dos modelos que se est¨¢n desarrollando en EE UU y Latinoam¨¦rica.
"No sabemos cu¨¢ndo dispondremos de una vacuna, y si alguna de ¨¦stas fuera lo suficientemente buena se tardar¨ªa entre cinco y seis a?os para comercializarla. Tambi¨¦n es probable que los resultados sean un primer paso para conseguir la definitiva. Queda un largo camino por recorrer y que se debe hacer porque, probablemente, la vacuna sea la terapia que pueda erradicar esta epidemia. Por otra parte, el que no se consiga a corto plazo no significa que no hayamos avanzado en estos 25 a?os", asegura.
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