"?En Galicia ni siquiera el viento es nuestro!"
La cara de Isaac D¨ªaz Pardo tiene el aspecto de un pu?o amable. Sus ojos son penetrantes, parecen taladros. Tiene 86 a?os, es un intelectual gallego que vivi¨® desde chico pendiente de la Rep¨²blica, del exilio y de Galicia. Ahora cree que Galicia est¨¢ mejor, pero sigue escarallada, estropeada. Hace poco perdi¨® el poder sobre la principal de las empresas que cre¨®, Sargadelos, un emblema de la industria cultural gallega. Est¨¢ convencido de que se la quitaron haci¨¦ndole una trampa, y cree que la va a recuperar. Contin¨²a siendo editor, est¨¢ al frente del Instituto Galego de Informaci¨®n, lleva adelante el Seminario de Estudios Galegos... Y est¨¢ alerta. Su historia es una met¨¢fora de lo que le pas¨® a este pa¨ªs cuando se rompi¨® en el 36. Su padre era un liberal republicano, cristiano, cartelista; fue asesinado nada m¨¢s empezar la contienda. Su madre se volvi¨® loca despu¨¦s de ese suceso. ?l escap¨® del destino siguiente, cuando ten¨ªa 15 a?os, disfrazado de ciego. Hizo relaciones con los exiliados gallegos, les ayud¨® como empresario y como promotor, y desde los a?os sesenta fue un referente del galleguismo.
"Es necesario recuperar la memoria, porque lo que se hace sin memoria constituye un mundo falso (...). ?Se recupera la memoria para que todo quede en su sitio!"
"La gente que est¨¢ gobernando hoy est¨¢ eliminando bastante ese car¨¢cter bronco o dif¨ªcil de Espa?a, que tiene ideales y que tiene sangre"
Pregunta. ?C¨®mo ve la vida?
Respuesta. No se puede hablar de la vida sin hablar de la Guerra Civil. En este pa¨ªs, y en toda Europa, para hablar de lo que pasa hay que acudir al 36, cuando el pueblo espa?ol se dispuso a luchar contra los reg¨ªmenes totalitarios. Europa se los quit¨® de encima, pero a nosotros nos cayeron 40 a?os de silencio, que a¨²n llega hasta nosotros, La desmemoria a¨²n nos persigue.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tuvo para usted esa guerra?
R. Qued¨¦ sin padre, mi madre perdi¨® el sentido, me tuve que esconder, no pude estudiar. Todas las consecuencias.
P. A su padre lo asesinaron...
R. Lo inmolaron, me gusta decirlo as¨ª. Todo lo que pertenec¨ªa al Frente Popular qued¨® eliminado, y fue eliminado el Partido Galleguista. Una orden que dio Mola dec¨ªa que no hab¨ªa que tener piedad con ellos.
P. Pero su padre no era un revolucionario.
R. El revolucionario era yo. Pertenec¨ªa a las Juventudes Socialistas Unificadas. Por eso no me llevaba demasiado bien con mi padre. ?l era galleguista. Era un escen¨®grafo. Era delineante en el Ayuntamiento de Santiago. Pero a m¨ª no me gusta hablar de estas cosas; hay que recordarlas, pero no pueden interrumpir el futuro. Es necesario recuperar la memoria, porque lo que se hace sin memoria constituye un mundo falso. Pero eso no quiere decir que deba haber una revancha. ?Se recupera la memoria para que todo quede en su sitio!
P. Quiz¨¢ no se ha explicado bien cu¨¢l es el prop¨®sito de la memoria hist¨®rica.
R. Hubo cuarenta a?os de prohibici¨®n de la memoria, y a¨²n hoy lo padecemos. Esta chica [Bego?a Soneira, investigadora en el Instituto Galego de Informaci¨®n, y que nos acompa?a] ha escrito un libro sobre los arquitectos gallegos en la Guerra Civil y en el exilio... Tuvieron una dificultad muy grande: los pintores pod¨ªan seguir pintando, pero otros no pod¨ªan ejercer sus oficios: eran exiliados, o represaliados, no ten¨ªan t¨ªtulo. Esa gente merece un respeto, su memoria.
P. Recuper¨¦mosla, pues. Usted hizo a los 15 a?os, en el 36, un enorme cartel en la plaza del Obradoiro: un s¨ª a la autonom¨ªa. Luego lleg¨® la guerra y el miedo.
R. Un amigo de la familia nos llam¨® el d¨ªa despu¨¦s de que mataran a mi padre. Nos dijo que me escondiera, que ven¨ªan a por m¨ª. Salimos hacia A Coru?a; iba con una gorra calada y medio disfrazado. Pod¨ªan creer que era un ciego.
P. Se qued¨®, pero su relaci¨®n fue con el exilio.
R. Cuando sal¨ª del escondite trabaj¨¦ en un taller de pintura industrial; luego me fui a Madrid, cuando se pudo entrar all¨ª, estudi¨¦ Bellas Artes, y enseguida mantuve una relaci¨®n constante con el exilio. Cre¨¦ la industria, hicimos una f¨¢brica en Am¨¦rica, en torno a 1963 yo era ya un gozne entre los exiliados y Galicia. Creamos Edicions do Castro, pero no pod¨ªamos publicar aqu¨ª... A lo largo de los a?os se fueron haciendo m¨¢s cosas, y hemos llegado a publicar, entre otros textos, m¨¢s de doscientos documentos sobre la guerra civil y el exilio...
P. ?El silencio que impuso el franquismo produjo melancol¨ªa o m¨¢s ganas de lucha?
R. Nunca perd¨ª el esp¨ªritu de lucha. Contra las dificultades hay que luchar, hay que aguantarlas, aunque te tengas que callar... La lucha por la memoria hist¨®rica forma parte de esa actitud. Tenemos enemigos por todos lados, y entre ellos los m¨¢s terribles son los del lado negro de la reacci¨®n.
P. Ese sector trata de hacer llegar el mensaje de que la guerra civil era necesaria.
R. Exacto, y si pudieran eliminarnos todav¨ªa nos eliminar¨ªan.
P. ?C¨®mo est¨¢ Galicia?
R. Galicia lleva siglos abandonada. Desde Felipe II. No hubo respeto para Galicia. Se qued¨® sin una entidad que la uniera. Eso todav¨ªa lo arrastramos. Cuando me preguntan digo que Galicia es una naci¨®n, una naci¨®n escarallada.
P. ?Y qu¨¦ tendr¨ªa que pasar para que est¨¦ menos escarallada?
R. Tendr¨ªan que pasar muchos a?os, para que tome conciencia de su ser, de su historia y del desarrollo de su econom¨ªa. ?En Galicia ni siquiera el viento es nuestro! Casi todas las empresas que se crean liquidan en Madrid, y los de Madrid todav¨ªa dicen: "Bueno, es que Galicia no cubre sus necesidades presupuestarias, hay que ayudarla". ?Pero c¨®mo las va a cubrir si se lo llevan todo a Madrid!
P. ?Le parece bien este Estado?
R. El republicanismo siempre fue federal. Cuando se hizo la Carta Magna la Rep¨²blica iba a ser federal. ?Pero se hizo federable, porque se adelantaron los catalanes: "Aqu¨ª estamos nosotros, que venga el Gobierno de Madrid a hablar con nosotros". En este pa¨ªs siempre ha habido diferencias, los Reyes Cat¨®licos no llamaban a esto Espa?a... Espa?a era una entelequia, un nombre que pusieron ah¨ª los borbones...
P. ?ste es un momento complicado...
R. Mucho. Vamos a ser invadidos por ?frica. Otra vez. ?Los ¨¢rabes han estado aqu¨ª m¨¢s que los espa?oles! Eso va a pasar...
P. Y tenemos este asunto del proceso de paz.
R. Lo veo bien, pero con dificultades. Creo que est¨¢ bien lo que est¨¢ haciendo Zapatero. ?Y de momento ETA evita que haya muertes! Querer romper esas supuestas negociaciones por el gusto de romperlas y que esta gente vuelva a matar no me parece nada bien. No hay que olvidarse de que hubo v¨ªctimas, pero hay que mirar al futuro. Y el futuro es que no haya enfrentamientos. Si los dejamos crecer todo ser¨¢ mucho m¨¢s grave...
P. Usted es un promotor cultural. ?C¨®mo ve la cultura?
R. Demasiadas cosas llevan el nombre de cultura... En la ¨¦poca republicana hab¨ªa un esp¨ªritu de la recuperaci¨®n de la cultura que machacaron, y mataron a mucha gente. Un s¨ªmbolo: se cargaron el Seminario de Estudios Galegos. Ahora lo tenemos aqu¨ª.
P. Dice el poeta ?ngel Gonz¨¢lez que la historia de Espa?a es como la morcilla: se hace con sangre, se repite...
R. S¨ª, hay esta historia de que somos violentos. Pero eso no quiere decir nada. La gente que est¨¢ gobernando hoy est¨¢ eliminando bastante ese car¨¢cter bronco o dif¨ªcil de Espa?a, que tiene ideales y que tiene sangre. Si duran unos cuantos a?os mejorar¨¢ el pa¨ªs, pero yo no lo ver¨¦.
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