Setenta cuadros en setenta d¨ªas
Visita a Auvers-sur-Oise, el pueblo de las afueras de Par¨ªs donde se refugi¨® Van Gogh
Woody Allen proporciona, en su pel¨ªcula Manhattan, cien razones para no suicidarse. Una de ellas es Par¨ªs. A Par¨ªs hay que volver de tanto en tanto, como quien va a hacerse un chequeo de salud mental. Siempre tiene algo de nuevo y casi siempre necesario. Par¨ªs, y las sombras que proyecta. Porque habr¨ªa que incluir en su aliento fascinante la campi?a que lo circunda y las banlieues santificadas por excursionistas pioneros que resultaron ser genios.
Los impresionistas, por ejemplo. Los que pod¨ªan, se alejaban en pos del estallido sensorial de la Provenza, o si no, de las luces nacaradas de la cornisa normanda. Partiendo hacia el norte desde la estaci¨®n de Saint-Lazare, el tren los iba depositando en pueblos y paisajes cercanos a la capital y que hacia 1870 eran campo salvaje. El tren avanzaba a 40 kil¨®metros por hora, y hac¨ªa paradas en Bougival y Chatou, donde Renoir hizo venir a Monet y a Sisley; en Argenteuil, que pintaron casi todos; en Pontoise, donde trabajaba Pisarro; en Auvers-sur-Oise, donde C¨¦zanne se instal¨® en casa de un m¨¦dico aficionado a la pintura, un tal doctor Gachet, y donde m¨¢s tarde acudir¨ªa Van Gogh.
Este camino cuasi inici¨¢tico de los pintores es lo que evoca el Museo de los Impresionistas, abierto en 1994 en el castillo de Auvers-sur-Oise, un pueblito a 30 kil¨®metros al norte de Par¨ªs, al que se llega hoy en pocos minutos, pero que no ha perdido el pelaje que sedujo a los artistas. El castillo es una elegante mansi¨®n del XVII y el museo que aloja es bastante peculiar: no expone obras originales, ni siquiera copias. Se trata de otra cosa, es un "recorrido-espect¨¢culo" (as¨ª lo enuncian) para revivir el mundo de los impresionistas y compartir su aventura campestre.
Los visitantes pueden sumergirse en ese Voyage au temps des impresionistes gracias a unas audiogu¨ªas (las hay en espa?ol) que se activan recorriendo los diversos ambientes. Porque las salas son espacios donde se recrean escenarios y se proyectamedio millar de cuadros. Se comparte vag¨®n con los pintores, se asiste a una sesi¨®n de cabaret y se puede incluso libar o almorzar en su compa?¨ªa.
La casa del doctor Gachet
Auvers no ha cambiado ni ha crecido mucho; no pasan de 7.000 los vecinos, y entre ellos hay censados medio centenar de creadores; dos veces al a?o, los artistas locales hacen una exposici¨®n en el castillo. Se pueden visitar la estaci¨®n de tren, el atelier y el Museo de Daubigny, un pintor que precedi¨® a los impresionistas y que ¨¦stos apreciaban. Y la casa del doctor Gachet. Este m¨¦dico, pintor aficionado, reuni¨® una espl¨¦ndida colecci¨®n de grabados, le compr¨® obra a C¨¦zanne y fue responsable de que Van Gogh se instalara en el pueblo, ya que Pisarro convenci¨® al holand¨¦s de que le conven¨ªa tener a mano un galeno. Van Gogh ya daba se?ales de insania. Se hab¨ªa cortado la oreja en Provenza y sus crisis nerviosas arreciaban. Se instal¨® en la pensi¨®n m¨¢s barata que encontr¨®, el Auberge Ravoux: 3,50 francos al d¨ªa por una habitaci¨®n abuhardillada de siete metros. Lleg¨® el 20 de mayo de 1890 y pasar¨ªa en Auvers los ¨²ltimos 70 d¨ªas de su vida, en los que realiz¨® 70 cuadros, 30 dibujos y un grabado. Vistas del pueblo, de su habitaci¨®n (que hoy se visita como lieu de memoire). Y retrat¨® al doctor Gachet, que lleg¨® a ser para ¨¦l "como otro hermano". La Alcald¨ªa, la iglesia y varias calles tienen delante un panel con la imagen pintada por Van Gogh.
El 27 de julio, Vincent van Gogh sali¨® a las afueras y se peg¨® un tiro. Pudo volver a su camastro, y hasta fumarse una pipa. El doctor Gachet lo atendi¨®, y avis¨® a su hermano Theo. El d¨ªa 29 falleci¨®. El m¨¦dico puso girasoles en el velorio. Seis meses despu¨¦s muri¨® Theo. La mujer de ¨¦ste, Jo (Johanna Bonger), en 1914 llev¨® sus restos junto a los de Vincent. Las dos tumbas, arrimadas a la tapia del cementerio de Auvers, est¨¢n uncidas por un mismo edred¨®n de hiedra. No hay m¨¢s nada. En los bolsillos del genio hab¨ªan encontrado una carta no enviada en la que hab¨ªa escrito: "Lo ¨²nico que podemos hacer es dejar que hablen nuestras obras".
GU?A PR?CTICA
C¨®mo llegar
- Air France (902 20 70 90; www.airfrance.es) tiene vuelos de ida y vuelta a Par¨ªs, desde Madrid, a partir de 55 euros, m¨¢s tasas. Desde Barcelona, a partir de 49 euros, m¨¢s tasas.
- Desde la Gare du Nord (00 33 826 166 666; www.pidf.com) de Par¨ªs sale un tren directo especial a Auvers, con animaciones y regreso el mismo d¨ªa, todos los domingos de mayo a septiembre. 15,30 euros.
Informaci¨®n
- Oficina de turismo (00 33 130 361 006; www.auvers-sur-oise.com).
- Ch?teau d'Auvers / Museo de los Impresionistas, (00 33 134 484 840, www.chateau-auvers.fr).
- Maison-Atelier de Daubigny (00 33 134 480 303). Rue Daubigny, 61.
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