"La globalizaci¨®n tendr¨¢ que cambiar porque el mundo est¨¢ cambiando"
El Nobel Joseph Stiglitz participa en el Foro de Econom¨ªa Pol¨ªtica de Guadalajara
En el rico saco que es la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cabe todo. Y tambi¨¦n la econom¨ªa y la pol¨ªtica, como se demostr¨® ayer con el debut en el marco del sal¨®n del Primer Foro de Econom¨ªa Pol¨ªtica Internacional. El ep¨ªgrafe de este nuevo apartado -La globalizaci¨®n econ¨®mica a debate- permiti¨® la presencia en cuatro d¨ªas del cuarto premio Nobel en la feria, en este caso el economista Joseph Stiglitz. En una sala con m¨¢s de 300 personas y los pasillos a rebosar -una estampa cl¨¢sica de esta feria-, el ex vicepresidente del Banco Mundial puso un rayo de esperanza que toc¨® la fibra de los asistentes al reafirmar: "La globalizaci¨®n tendr¨¢ que cambiar porque el mundo est¨¢ cambiando: el poder de China, el calentamiento global... Quiz¨¢ lo haga por problemas mayores o por reformas m¨¢s sistem¨¢ticas y pensadas, pero lo har¨¢. Hay que exigirle a la globalizaci¨®n que cumpla sus promesas de esperanza y justicia para todos con las que naci¨® hace 20 a?os".
Stiglitz no se anduvo por las ramas, a pesar de que entre el p¨²blico asistente hab¨ªa en esta ocasi¨®n m¨¢s corbatas y trajes chaqueta que en otras convocatorias de la feria. As¨ª, a las primeras de cambio, solt¨® lo que para ¨¦l es la gran falacia de la globalizaci¨®n: "Todo iba a ser m¨¢s barato y mejor, sin fronteras de ning¨²n tipo. El resultado es que esa ola ha acabado hundiendo a los barcos m¨¢s peque?os". Y en esa l¨ªnea contrapuso la situaci¨®n de pa¨ªses como China o India, que se subieron a esa ola y ahora tiene crecimientos econ¨®micos de entre el 6 y el 10%, con la de los pa¨ªses del ?frica subsahariana o los de Latinoam¨¦rica. No se olvid¨® de M¨¦xico, del que resumi¨® su situaci¨®n con una sola frase a partir de los acuerdos econ¨®micos -NAFTA- que le vinculaban con EE UU: "A los 25 a?os de esos acuerdos, la brecha entre EE UU y su pa¨ªs, como bien saben ustedes, es mucho mayor. El NAFTA no fue un acuerdo ni justo ni libre para ustedes. Y esas diferencias econ¨®micas han hecho crecer los problemas migratorios entre ambos pa¨ªses".
Distendido, muy c¨®modo ante un auditorio tan atento y silencioso como expectante, el que fuera presidente de los consejeros econ¨®micos de Clinton se permiti¨® el lujo de utilizar una met¨¢fora -"un r¨ªo subiendo una monta?a, as¨ª de absurdo fluye el dinero de los pobres a los ricos con la globalizaci¨®n"- para introducir los que, en su opini¨®n, son los dos grandes acicates de la cara oscura de la globalizaci¨®n: "Ha habido globalizaci¨®n econ¨®mica, pero no ha estado acompa?ada de una globalizaci¨®n pol¨ªtica, no tenemos instituciones globales fuertes que frenen las desigualdades". Y como extensi¨®n de lo anterior, subray¨® lo que llam¨® "d¨¦ficit democr¨¢tico" de los escasos convenios internacionales e instituciones globales hoy existentes, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) -"?qui¨¦n manda ah¨ª? Pues EE UU, claro"- o el G-7 -"las siglas lo dicen todo"-.
Con porcentajes y datos, Stiglitz fue dibujando un panorama amenazante de la globalizaci¨®n que, parad¨®jicamente, tambi¨¦n ha acabado tocando la econom¨ªa norteamericana: "Los ingresos medios de los norteamericanos est¨¢n por debajo de los niveles de hace seis a?os". El ponente fue cartesiano en la enumeraci¨®n de las patas del bicho maligno. El primero de ellos fue lo que llam¨® la "ideolog¨ªa del fundamentalismo de mercado", o la teor¨ªa de que todo se arregla con el libre comercio, concepto que acab¨® enlazando de nuevo con el del d¨¦ficit democr¨¢tico de la globalizaci¨®n, que tradujo en un ejemplo, el de los convenios bilaterales: "Est¨¢n rompiendo los convenios multilaterales de iguales; piensen que nunca puede haber reciprocidad entre pa¨ªses ricos y subdesarrollados". La conducta de los que llam¨® los "bandidos corporativos que, como en el Oeste, pasan la frontera y quedan fuera de la ley", o las multinacionales que eluden sus responsabilidades civiles all¨ª donde se instalan, la deuda externa, el cintur¨®n de acero de la propiedad intelectual y la explotaci¨®n t¨¦cnica neocolonizadora que permite que pa¨ªses con materias primas vitales no crezcan sumieron en un silencio sepulcral la sala.
Quiz¨¢ consciente de ello, y al hilo de ese ¨²ltimo argumento, Stiglitz elogi¨® la actitud de la Venezuela de Ch¨¢vez y de la Bolivia de Evo Morales para intentar cambiar situaciones globales de desigualdad: "Se les critica, pero supieron renegociar y buscar un convenio m¨¢s justo para sus gentes", remarc¨® el premio Nobel. Esas actitudes y alguna se?al de debilidad del FMI o del Banco Mundial al admitir esos d¨¦ficits democr¨¢ticos fueron su cuota de optimismo. "La globalizaci¨®n cambiar¨¢ porque los problemas que acaba generando ser¨¢n insolubles o fruto de una reforma m¨¢s sistem¨¢tica y pensada", dijo, como la que propone en uno de sus libros, C¨®mo hacer que funcione la globalizaci¨®n. El volumen estaba junto al resto de su tr¨ªptico bibliogr¨¢fico m¨¢s conocido: El malestar en la globalizaci¨®n y Los felices 90. La semilla de la destrucci¨®n (todos publicados por Taurus). Hab¨ªa montones puestos a la venta. Y mucha gente alrededor mir¨¢ndolos y compr¨¢ndolos a la salida de la conferencia. Un ejemplo de globalizaci¨®n positiva.
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