'Personas-libro', una nueva especie
300 andaluces memorizan textos para compartirlos y fomentar la lectura
Aprender el valor del silencio, a respirar, a dosificar las palabras. Algo que en teor¨ªa parece muy f¨¢cil, es una ardua tarea para los aspirantes a convertirse en personas-libro. "Cualquiera puede aprender un texto de memoria y soltarlo, pero eso no sirve para nada. La clave est¨¢ en la forma de entregarlo a los dem¨¢s, con sencillez, dejando espacios al silencio, recorri¨¦ndolo, transmitiendo su aroma, su sabor..." El actor y director de escena Antonio Rodr¨ªguez se dirige as¨ª a cinco de sus futuras personas-libro que se re¨²nen en el Instituto Triana, en Sevilla, para convertirse en textos vivientes.
Ellos forman parte de los 300 andaluces que han querido emular a los personajes que el norteamericano Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 1920) describi¨® en su novela Fahrenheit 451, gente que viv¨ªa en un mundo en el que los libros estaban prohibidos y se convirtieron en bibliotecas itinerantes memorizando cada uno un t¨ªtulo.
En este caso, nadie amenaza con destruir los libros, sino justo todo lo contrario. La Consejer¨ªa de Cultura se ha propuesto fomentar la lectura con el Proyecto Fahrenheit 451 y ha encargado a Antonio Rodr¨ªguez (And¨²jar, Ja¨¦n, 1959), quien inici¨® este proyecto hace tres a?os en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, que forme a las futuras personas- libro.
El objetivo es que todos los que participan en el taller, desde un ni?o de seis a?os hasta una se?ora septuagenaria, salgan a la calle a ofrecer sus textos a la gente, una forma de celebrar el pr¨®ximo 16 de diciembre el D¨ªa de la Lectura en Andaluc¨ªa. Esta nueva especie de personas-libro, que ha surgido en todas las provincias andaluzas, comenzar¨¢ a aparecer en Huelva ma?ana y terminar¨¢ en Ja¨¦n el d¨ªa 16.
Llegar¨¢n a todos los rincones. Estar¨¢n en las plazas y en las calles, pero tambi¨¦n en las residencias de ancianos y hasta en las c¨¢rceles, como en el Centro Penitenciario Ja¨¦n II. "Cada uno ha elegido un texto, sin importar ni autor, ni ¨¦poca, ni longitud. Nadie se ha aprendido un libro entero, sino fragmentos. El texto m¨¢s largo son unas diez p¨¢ginas de Cien a?os de soledad, de Garc¨ªa M¨¢rquez", apunta Antonio Rodr¨ªguez, dramaturgo y profesor en el Teatro Estudio Tuzla de Madrid.
Concha Montes, sevillana de 46 a?os y correctora en el Parlamento de Andaluc¨ªa, se convertir¨¢ en una de esas personas-libro. Ha elegido un fragmento de Felicidad clandestina, un cuento de Clarice Lispector, y lo sabe de memoria, pero le cuesta usar las manos para atraer la mirada de los interlocutores. "El cuerpo tiene memoria, todas las palabras llevan una direcci¨®n. No somos un busto parlante, hay que usar el cuerpo entero", aconseja Rodr¨ªguez mientras Concha se pregunta, aunque no en serio, "Por qu¨¦ me habr¨¦ metido en esto".
Concha, como los otros cuatro aficionados a la literatura que la acompa?an en el Instituto Triana, trabaja en el Parlamento; as¨ª que su decisi¨®n fue colectiva. Lola Galera, sevillana de 42 a?os que trabaja en la biblioteca del Parlamento, se ha atrevido con un mon¨®logo de Molly Bloom del Ulises, de James Joyce. "A las cosas que decimos cotidianamente no le damos importancia, pero cuando queremos transmitir algo m¨¢s profundo, con contenido, nos retraemos. Tenemos miedo a que los dem¨¢s no comulguen con nuestras opiniones", afirma Lola Galera para explicar porqu¨¦ bloquea la expresi¨®n de su cuerpo cuando recita a Joyce.
Al mismo problema se enfrentan sus compa?eras de aventura Cristina Colmena, que eligi¨® un cuento de Julio Cort¨¢zar de Historias de Cronopios y Famas, y Ana L¨®pez, con un fragmento de La tregua, de Mario Benedetti.
Para Antonio Guerrero, repr¨®grafo granadino de 49 a?os, que ha escogido Desayuno en Tiffany's, de Truman Capote, lo m¨¢s dif¨ªcil es "hacer las paradas necesarias, dejar respirar a cada palabra y darle su significado", apunta y se presta a repetir su texto por en¨¦sima vez. Mientras el director del proyecto, Antonio Rodr¨ªguez, contin¨²a intentando crear una nueva especie de personas-libro que, como predica el gran pope del teatro Peter Brook, "ofrezcan sus textos conectado la cabeza con el cuerpo".
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