Una l¨ªnea en vuelo
En su irreivindicable La Feminidad, Freud afirma que "la ¨²nica contribuci¨®n de la mujer a la civilizaci¨®n fue el arte de tejer. Mediante esta invenci¨®n simb¨®lica", argumenta, "las mujeres vuelven a escenificar el arte de la naturaleza de ocultar con el vello p¨²bico lo que es su gran deficiencia genital". El contrapunto a toda esa teor¨ªa que trata la feminidad como algo parasitario a lo masculino lo pone el texto de Nancy K. Miller, Aracnolog¨ªas, donde encontramos que "se ha de coser en la firma, poner el dedo en el lugar de la producci¨®n que nombra a la mujer como sujeto hablante. La manifestaci¨®n de la mujer que entra en el discurso es desbordar lo que tradicionalmente ha connotado la feminidad y, por tanto, los tejidos".
GEGO
'Desafiando estructuras'
Macba. Pla?a dels ?ngels, s/n Barcelona
Hasta el 14 de enero de 2007
Comisario: Bartomeu Mar¨ª
Resulta curioso que a la hora de desenmara?ar las puntadas subversivas y urdimbres te¨®ricas de autores como Barthes, Derrida o Foucault, se hagan seductoras y lujosas interpretaciones cuando ¨¦stas dejan de ser asociadas con lo femenino. Quiz¨¢s nos estemos equivocando a la hora de seguir el hilo, de analizar la falsa pista de la ausencia -deficiencia- de lo biol¨®gico. ?Por qu¨¦ no pensar en el texto como un espacio fuera de control, un lugar que lleva la huella del goce, donde las categor¨ªas binarias -masculino/femenino- han sido subvertidas, un vac¨ªo dentro y fuera, m¨²ltiple, sin tiempo, expresado en un movimiento detenido? Semejante tapiz tiene en el trabajo de Gertrud Goldschmidt (1912-1994) la mejor encarnaci¨®n. Porque los tejidos y ret¨ªculas de Gego desaf¨ªan jerarqu¨ªas, restablecen la "mujer" que entra en el discurso al evocar formas y estructuras que uno no conoce ni puede recordar.
A finales de los treinta, en Caracas, despu¨¦s de huir de su pa¨ªs tras concluir sus estudios de arquitectura en la Universidad de Stuttgart, Gego se inici¨® en la pr¨¢ctica creativa dentro de la tendencia constructivista de inspiraci¨®n neoplasticista. En un entorno dominado por el arte cin¨¦tico y concreto, introdujo una voz propia, basada en el uso de un simple, primario y m¨ªnimo elemento: la l¨ªnea recta. La l¨ªnea organiza y da movimiento al espacio, lo intersecciona, lo interroga, enmarca un vac¨ªo sin lugar, at¨®pico, e invita al espectador a que lo articule o lo reconecte. Pensemos en el Borges m¨¢s aleatorio: "Yo s¨¦ de un laberinto griego que es una l¨ªnea ¨²nica, recta... una sola l¨ªnea recta y que es invisible, incesante".
El Macba acoge una antol¨®gica de esta autora germano-venezolana, pr¨¢cticamente desconocida en Europa, que pone ¨¦nfasis en el periodo central de su producci¨®n, entre 1958 y 1988, representado por las Reticul¨¢reas (1969) y los Chorros (19701971), un excelente ejemplo de la evoluci¨®n del arte abstracto en Latinoam¨¦rica.
Las esculturas de Gego es
t¨¢n hechas a partir de un sistema de acoplamiento de varillas met¨¢licas que representan estructuras geom¨¦tricas (tri¨¢ngulos, cuadrados) y formas org¨¢nicas. Sin soldaduras (lo que supone total autonom¨ªa en la producci¨®n, al no depender de t¨¦cnicos), sin servidumbres que alejen a la artista de su di¨¢logo con la obra. Porque en Gego lo cosido es privado, pura oralidad, la manifestaci¨®n del sujeto que se expresa. La artista experimenta los problemas de composici¨®n y relaci¨®n de vol¨²menes en numerosos dibujos, base de sus "reticul¨¢reas", un entramado de l¨ªneas en constante y preciso vuelo de intersecciones y conectividad. En Chorros, las l¨ªneas caen verticalmente en un aparente desorden, como una cascada cuyos fluidos y movimiento hubieran sido paralizados de golpe. La exposici¨®n tambi¨¦n aborda sus experimentos geom¨¦tricos en las series de Troncos (1974) y Esferas, emparentados con sus primeras obras de los cincuenta, que renuevan el inter¨¦s de la escultura como objeto.
Poco a poco, el trabajo de Gego se va desmaterializando hasta hacerse transparente: son los Dibujos sin papel, lib¨¦rrimos en su imperfecci¨®n y fragilidad, hechos con materiales dom¨¦sticos, y que preludian sus ¨²ltimas Tejeduras de finales de los ochenta. En ellas, contemplamos el nido de la ara?a, donde la artista autogeneradora se pierde, se deshace en las secreciones subjetivas de la tela. El arte de Gego se sit¨²a en el punto aleatorio que traza la l¨ªnea recta, la l¨ªnea que organiza el espacio, que lo despliega y lo disuelve. Contra la "ausencia" (freudiana), la disoluci¨®n.
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