La Seguridad Social negocia la liquidaci¨®n de una deuda hist¨®rica de 17.168 millones
El Tribunal de Cuentas ha exigido varias veces a Hacienda que regularice la situaci¨®n
La Seguridad Social vive ahora tiempos de abundancia. Pero no siempre ha sido as¨ª. Hasta hace apenas siete a?os no pod¨ªa autofinanciarse y engendr¨® una deuda de 17.168 millones de euros que a¨²n perdura. El acreedor no es otro que el Gobierno central, que financi¨® con pr¨¦stamos lo que deber¨ªa haber pagado con gasto corriente. El Tribunal de Cuentas ha llamado la atenci¨®n sobre esta irregularidad contable en varias ocasiones, sin que desde 1999 hasta hoy se haya dado otra soluci¨®n que prorrogar a?o a a?o la deuda. Mientras que para Hacienda es s¨®lo una cuesti¨®n contable de suma cero, para la Seguridad Social supone presentar un feo balance patrimonial en un momento dulce como el de ahora.
El secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, explica que la deuda acumulada no plantea problemas en el d¨ªa a d¨ªa. "Pero si fu¨¦ramos una empresa cotizada tendr¨ªamos una mala calificaci¨®n", explica. La Seguridad Social tiene super¨¢vit presupuestario desde hace varios a?os (ingresa por cotizaciones m¨¢s de lo que gasta en pensiones), pero en su balance patrimonial figura una deuda de 17.168 millones de euros producida entre los a?os 1990 y 1999.
Es una deuda que no pide pan, es decir, no genera intereses y tampoco se devuelve, ya que cada a?o se prorroga 10 a?os m¨¢s. Esto es as¨ª porque a quien se le debe es al Gobierno central. Para el balance de ¨¦ste se trata de un derecho pendiente de cobro, mientras que para la Seguridad es una enorme lacra. El Tribunal de Cuentas ha insistido en varias ocasiones en que se regularicen estas cuentas y que se aclaren las complejas relaciones financieras entre el Gobierno central y la Seguridad Social.
La negociaci¨®n con Hacienda se desarrolla a nivel de interventor general, sin que por el momento se haya llegado a una soluci¨®n a pesar de que se ha intentado varias veces. Para Hacienda, es sobre todo un asunto contable que no plantea problemas ante Bruselas porque es una deuda que no est¨¢ oculta: figura en el balance conjunto. Por el contrario, para la Seguridad Social es, adem¨¢s de una necesidad de mejora de su balance patrimonial, una oportunidad para aclarar las relaciones financieras con el Gobierno central.
El origen de esta deuda se remonta a principios de los noventa en que la Seguridad Social financiaba la sanidad y corr¨ªa en su totalidad con los denominados complementos a m¨ªnimos (la cantidad que cubre la diferencia entre lo que se ha cotizado y la pensi¨®n m¨ªnima). Era tambi¨¦n una ¨¦poca de menor crecimiento econ¨®mico y de baja creaci¨®n de empleo, y a¨²n no hab¨ªa aparecido el fen¨®meno de la inmigraci¨®n.
La Seguridad Social tuvo entonces verdaderos problemas para afrontar sus gastos. Hasta el punto de que en alg¨²n mes el dinero no alcanzaba ni para pagar las pensiones, una situaci¨®n hoy impensable. Se embals¨® una voluminosa deuda a base de guardar facturas en los cajones sobre todo con proveedores de hospitales y ambulancias. Otra parte se acumul¨® con la liquidaci¨®n del cupo del Pa¨ªs Vasco.
El Gobierno central tampoco andaba sobrado de recursos. El cumplimiento de los criterios de Maastricht para ingresar en el euro exig¨ªa un d¨¦ficit del 3% del PIB como m¨¢ximo. Fue la ¨¦poca en que se invent¨® la bautizada como ingenier¨ªa contable. Todos los pa¨ªses, en mayor o menor medida hicieron trampas para aprobar el examen de la nueva moneda. En el caso espa?ol, lo que se hizo, entre otras cosas, fue financiar a la Seguridad Social con pr¨¦stamos en lugar de con gasto corriente.
En las cuentas p¨²blicas esto significa que los 17.168 millones de euros que en aquel momento deber¨ªa haber figurado como d¨¦ficit a efectos de Maastricht, pasaron a contabilizarse como una deuda de la Seguridad Social. El requisito de deuda (el 60% del PIB como m¨¢ximo) era considerado de segundo orden, frente al de inflaci¨®n, tipos de inter¨¦s y d¨¦ficit p¨²blico. Espa?a super¨® la prueba del euro a finales de 1997.
Limpieza de balance
En el a?o 1999 se empieza a poner orden en las relaciones financieras entre el Gobierno central y la Seguridad Social respecto de la sanidad, pero queda enquistada la deuda hist¨®rica. El Gobierno central asume la financiaci¨®n de la sanidad con impuestos, mientras que la Seguridad Social puede emplear las cotizaciones para pagar las pensiones y otras prestaciones sociales. Esta operaci¨®n explica en buena parte, el super¨¢vit actual de la Seguridad Social.
Tambi¨¦n se acord¨® con UGT y CC OO un calendario para que el Estado aporte a la Seguridad Social financiaci¨®n para los complementos a m¨ªnimos, en una cantidad que asciende a 1.800 millones de euros en 2007. El gasto estimado por la Seguridad Social para este concepto asciende, no obstante, a 4.000 millones de euros anuales. Para cubrir este desfase, la Seguridad Social propone "una soluci¨®n global", seg¨²n Granado, que tenga en cuenta las aportaciones por complementos a m¨ªnimos "y la limpieza de nuestro balance patrimonial".
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