La tristura de la investigaci¨®n
El d¨ªa de la entrevista con Mikel S¨¢nchez -a ¨²ltima hora de la tarde del pasado mi¨¦rcoles-, el cirujano llevaba pasando consulta en la cl¨ªnica La Esperanza de Vitoria desde las siete de la ma?ana. Hab¨ªa comido un s¨¢ndwich y no hab¨ªa disfrutado ni siquiera de un rayo del sol que bendice la capital alavesa en este oto?o c¨¢lido. Su actividad desde el lunes hasta el viernes al mediod¨ªa es intensa, entre operaciones y consultas, sea a grandes deportistas, como el futbolista Donato o el jugador de baloncesto Calder¨®n, a personalidades p¨²blicas o gente normal y corriente. Porque para conseguir su objetivo, la mejora en la pr¨¢ctica quir¨²rgica, todos los pacientes son iguales.
Mikel S¨¢nchez y su equipo no cuentan con financiaci¨®n p¨²blica. "Esa es la tristura de la investigaci¨®n en este pa¨ªs. Tienes una inquietud, aciertas con el hilo de un ovillo que se puede desenhebrar, que sabes que hay mucho para aprender ah¨ª; lo intentas con las instituciones p¨²blicas y ves que es muy costoso, que es muy lento y no hay tiempo que perder porque otros equipos de investigadores te adelantan", se lamenta. "Nos hemos gastado mucho dinero en esto, concretamente Eduardo Anitua". "Por ejemplo", dice, "ese quir¨®fano experimental lo hemos tenido que montar nosotros".
Todos los viernes por la tarde y los s¨¢bados por la ma?ana (excepto en la temporada de nieve, porque el esqu¨ª es una de las grandes pasiones del cirujano alav¨¦s) se van a operar ovejas. En estos animales ensayan t¨¦cnicas que creen que pueden tener ¨¦xito, tras haberlas investigado en laboratorio sobre cultivos celulares. Son muchas horas de trabajo invertido. Pero la ilusi¨®n de seguir el buen camino, con resultados espectaculares, puede con todo. "El campo est¨¢ abierto: las c¨¦lulas madre, las embrionarias...".
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