Lo relativo y lo incuestionable
Defiende la autora, al hilo del debate sobre el velo isl¨¢mico, que no pueden invocarse supuestos valores culturales que est¨¦n por encima de los derechos humanos
El asunto del llamado velo isl¨¢mico, o como quiera llamarse a la tela que debe cubrir la cabeza de las mujeres seg¨²n ciertas interpretaciones cor¨¢nicas cada vez m¨¢s extendidas, est¨¢ siendo en las sociedades occidentales un elemento de controversia. Francia zanj¨® el asunto por la v¨ªa legal, prohibi¨¦ndolo en las escuelas. Ahora en Holanda se discute prohibir ocultar en p¨²blico la cara bajo cualquier prenda. En el primer caso, el argumento es que, adem¨¢s de s¨ªmbolo de sometimiento de la mujer al hombre, constituye una expresi¨®n religiosa dentro de la escuela laica. En el caso de Holanda, teniendo tambi¨¦n en cuenta el s¨ªmbolo de sometimiento femenino, se argumenta sobre todo que en una sociedad abierta y democr¨¢tica todo el mundo debe poder ver el rostro de los dem¨¢s, m¨¢xime cuando se cierne el peligro real del terrorismo.
Los seres humanos, cualesquiera que sean su g¨¦nero o condici¨®n, tienen unos derechos que deben ser respetados por las leyes
Las feministas de pa¨ªses asi¨¢ticos musulmanes como Malasia hace tiempo que rechazan la idea de ir cubiertas, pues consideran que no es patrimonio cultural suyo, sino una costumbre que desde Arabia se ha ido extendiendo por el mundo musulm¨¢n dentro de ese proceso general de arabizaci¨®n de la religi¨®n isl¨¢mica.
Puede ser opinable -lo es, sin duda- que las mujeres puedan cubrir su cabello si lo desea. Sin embargo, entiendo que la prioridad para cualquiera de nuestras sociedades es que las mujeres, todas, vayan a la escuela los a?os que obligatoriamente deben ir. Y, como es obvio, que se respete su integridad f¨ªsica, quedando absolutamente prohibida la ablaci¨®n. Promover que puedan acceder a la educaci¨®n superior todas las m¨¢s posibles, que se conviertan en profesionales bien formadas, que puedan trabajar las que lo deseen, y despu¨¦s, que elijan ellas si quieren llevar el velo o no.
Quiz¨¢ haya que esperar a que sean sus hijas o incluso sus nietas las que tomen la decisi¨®n con mayor libertad y como muestra de aut¨¦ntica autodeterminaci¨®n. Pero si, mientras tanto, lo que se ha ido extendiendo socialmente es la asunci¨®n por todos de que los seres humanos, cualesquiera que sean su g¨¦nero o condici¨®n, tienen unos derechos que deben ser respetados por las leyes y por los ciudadanos, y cada vez es m¨¢s amplia esta realidad, ¨¦sa ser¨ªa la gran batalla por ganar.
Hay cosas, pues, que son discutibles, porque tienen distintas interpretaciones y pueden verse desde perspectivas diversas, pero hay otras que son incuestionables. El derecho de todo ser humano -var¨®n o mujer- a su integridad f¨ªsica y ps¨ªquica, a la educaci¨®n, la salud, libertad de actuar y opinar, y todos los derechos que normalmente amparan ya las constituciones de los pa¨ªses m¨¢s respetuosos con esos principios, esos derechos son incuestionables. Aqu¨ª no vale el relativismo cultural. Tampoco el falso pudor de considerar que se quiere imponer desde Occidente unos valores a otras culturas.
Es discutible llevar el velo, pero es incuestionable el respeto a los derechos humanos. No puede volverse atr¨¢s en el camino de la civilizaci¨®n, que es la forma social de la evoluci¨®n humana. Que en una parte del planeta se haya llegado a desarrollar una serie de ideas y principios a favor del respeto a la dignidad de todos los seres humanos, que cristalizan en leyes y en instituciones creadas para la gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos y privados que siguen esos principios, no es s¨®lo patrimonio de quienes habitan esa parte del planeta, es ya patrimonio de toda la Humanidad. Como tambi¨¦n lo es el arte en sus diversas manifestaciones, y la m¨²sica, y la filosof¨ªa, y la ciencia, y la tecnolog¨ªa.
?Qu¨¦ m¨¢s da donde se haya producido un descubrimiento o haya tenido lugar un invento! Se entiende que toda la Humanidad debe aprovecharse de esas ventajas que hacen la vida material mejor. En las sociedades isl¨¢micas se ha aceptado plenamente -excepto en el Afganist¨¢n de los talibanes- la utilizaci¨®n de la tecnolog¨ªa aplicada a los diversos ¨¢mbitos de la producci¨®n y de la vida cotidiana porque lo consideran un progreso. Sin embargo, los valores de la modernizaci¨®n aplicados sobre la mujer y la familia lo ven como retroceso. Y desde nuestro lado, ?por qu¨¦ se cuestiona, y por tantos ilustres, que deba renunciarse a esos logros, por ejemplo la libertad de expresi¨®n, cuando pertenece al ¨¢mbito de ese patrimonio com¨²n ya irrenunciable? ?Qu¨¦ objetivo mejor para una civilizaci¨®n com¨²n que compartir con todos nuestros cong¨¦neres los logros que tan trabajosa y duramente se ha ido consiguiendo por el ser humano y ponerlos al servicio del bienestar de todos y cada uno de los miembros de una sociedad, sin privilegios para unos ni renuncias m¨¢s o menos voluntarias de otros?
?Por qu¨¦ abstenerse de pedir para los dem¨¢s que todos los habitantes de un pa¨ªs sean ciudadanos iguales ante la ley? Parece que no es por respeto a las ideas y tradiciones de los otros, sino por miedo. Se prefiere vivir c¨®modamente (?a nosotros que no nos toquen!) como si eso otro no fuera con nosotros. Pero va.
Mar¨ªa Teresa Bazo es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.