Pierde el que antes se levante de la mesa
La jornada de lucha convocada hoy por la izquierda abertzale y la concentraci¨®n organizada el pasado viernes en Bilbao ante la sede del PSOE por la plana mayor de la disuelta Batasuna responden al mismo objetivo: denunciar la "v¨ªa muerta" en que se encuentra el llamado proceso de paz y atribuir al Gobierno la entera responsabilidad de ese estancamiento. Seg¨²n Otegi, el callej¨®n sin salida al que han sido conducidos los contactos iniciados para alcanzar un final dialogado de la violencia se debe al incumplimiento por el Gobierno y su partido de los deberes de respeto, compromiso y confianza (cunde el ejemplo de los mantras de tres t¨¦rminos popularizados por Zapatero) entre los interlocutores. El mensaje subliminal de ese lamento victimista es una explosiva mezcla de chantaje e intimidaci¨®n: si la kale borroka prosigue o ETA vuelve a matar, la culpa ser¨¢ del Gobierno, no de los matones o de los asesinos.
Para salir de la actual v¨ªa muerta, la soluci¨®n propuesta por el brazo pol¨ªtico de ETA es la aceptaci¨®n previa por los socialistas vascos de una serie de condiciones de imposible cumplimiento en cualquier Estado de derecho. As¨ª, los portavoces de Batasuna -una organizaci¨®n disuelta por una sentencia que dict¨® la Sala Especial del Supremo en marzo de 2003 al amparo de la Ley de Partidos de junio de 2002- contin¨²an rechazando con gesto ofendido la sugerencia gubernamental de crear una nueva formaci¨®n pol¨ªtica cuyos estatutos y comportamiento se ajustasen a la normativa vigente, una iniciativa que les permitir¨ªa presentarse a las elecciones municipales y forales de mayo de 2007; los dirigentes de la izquierda abertzale, en cambio, exigen a las Cortes la derogaci¨®n de la Ley de Partidos, con la amenaza alternativa de concurrir a las urnas bajo la cobertura de segundas marcas presuntamente limpias.
"Es evidente que en estos nueve meses -lamenta Otegi- la izquierda abertzale no ha sido respetada": la queja no se refiere a cuestiones de etiqueta sino a la continuidad de funcionamiento del Estado de derecho y a la falta de impunidad de los transgresores de las leyes. El respeto que los dirigentes de Batasuna a?oran significar¨ªa la paralizaci¨®n de los procesos y de los juicios de los imputados de ETA y de su brazo pol¨ªtico, el acercamiento de todos los presos a las c¨¢rceles del Pa¨ªs Vasco, la tolerancia de las fuerzas de seguridad con las pandillas violentas de la kale borroka y la congelaci¨®n de las actuaciones policiales que contin¨²an siguiendo en Espa?a y en Francia las pistas de la reorganizaci¨®n de la banda terrorista puestas en evidencia con el robo de 350 pistolas a finales de octubre pasado.
El compromiso con los contenidos pol¨ªticos de la negociaci¨®n exigido tambi¨¦n por Otegi implicar¨ªa que el Gobierno diese su conformidad a las reivindicaciones b¨¢sicas de la banda terrorista antes de iniciar los contactos formales con ETA, que s¨®lo despu¨¦s declarar¨ªa el car¨¢cter irreversible de la tregua o quiz¨¢ el abandono de las armas o tal vez su disoluci¨®n. Lejos de preceder la paz a la pol¨ªtica, como exige la resoluci¨®n del Congreso de 2005, la secuencia ser¨ªa la inversa: la mesa de partidos y sus conclusiones cocinadas con anterioridad constituir¨ªan la condici¨®n sine qua non para la posterior reuni¨®n de la mesa t¨¦cnica entre el Gobierno y ETA. El precio pol¨ªtico cobrado por Batasuna ser¨ªa el reconocimiento de la unidad territorial de Euskal Herria y el derecho a la autodeterminaci¨®n.
La confianza entre los interlocutores echada en falta por Otegi menciona la soga en casa del ahorcado. ETA ha roto siempre sus treguas; la reaparici¨®n de la kale borroka y el robo de armamento por la banda destruye o al menos debilita la credibilidad de las expectativas abiertas por la declaraci¨®n del alto el fuego. El PP -cuya coincidencia con Batasuna a la hora de culpar al Gobierno por el eventual fracaso de la tregua resulta parad¨®jica- exhorta a declarar oficialmente cerradas las conversaciones con la izquierda abertzale. Seg¨²n los expertos en negociaciones, siempre pierde quien se levanta de la mesa; en este caso, adem¨¢s, esa decisi¨®n dar¨ªa a ETA el pretexto para romper su alto el fuego y para responsabilizar al Gobierno de sus sangrientas consecuencias.
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