Homosexuales 'peligrosos'
La ley franquista de vagos y maleantes les envi¨® a prisi¨®n. Hoy recuerdan su pesadilla y esperan indemnizaciones del Gobierno
La primera vez que Rampova fue a la c¨¢rcel, en 1970, ten¨ªa 14 a?os. Ingres¨® en prisi¨®n "por maric¨®n", seg¨²n le oy¨® decir a los polic¨ªas que le detuvieron en Valencia al sorprenderle en las rocas de la playa con un hombre casado. La segunda vez ten¨ªa 15 a?os y estaba en Barcelona. Le detuvo un polic¨ªa "de la secreta" que le hab¨ªa esperado a la salida del cine, despu¨¦s de haberle pedido dentro relaciones sexuales. La tercera y ¨²ltima fue con 17 a?os. Nunca tuvo un juicio.
Es uno de los cerca de 100 homosexuales represaliados por el franquismo que podr¨ªan acogerse a la indemnizaci¨®n que reclaman al Gobierno. Rampova forma parte de la Asociaci¨®n Ex Presos Sociales, que lleva diez a?os luchando por el reconocimiento social y econ¨®mico de los gays que fueron torturados durante la dictadura. Antonio Ruiz, su presidente, asegura que cuenta con el apoyo de todos los grupos pol¨ªticos, excepto del PP, que no ha respondido a sus llamamientos, y conf¨ªa en que las indemnizaciones lleguen pronto. "Estamos muy satisfechos por el apoyo de los partidos, pero, al mismo tiempo, nos pesa que haya muchos compa?eros que tambi¨¦n sufrieron mucho y ya han muerto y no van a poder disfrutarlo".
Rampova representa a la segunda generaci¨®n de presos homosexuales de la dictadura franquista, la que hab¨ªa que "rehabilitar". En 1970, la Ley de Vagos y Maleantes, que declaraba "en estado peligroso" al homosexual, cambi¨® su nombre por el de Ley de Peligrosidad y Rehabilitaci¨®n Social. Segu¨ªan siendo "peligrosos", pero el r¨¦gimen plante¨® la c¨¢rcel como una rehabilitaci¨®n. Hab¨ªa que "curar" a los gays en la c¨¢rcel.
"En la prisi¨®n de Barcelona me enviaron a un pabell¨®n de invertidos para menores. Los presos pagaban a los vigilantes para colarse y violarnos. Luego nos pegaban palizas para demostrar que ellos no eran gays. Ven¨ªan cinco, seis veces al d¨ªa. A veces hasta ocho". Rampova hace recuento, a punto de cumplir 50 a?os: "He tenido m¨¢s violaciones que relaciones consentidas", afirma. "Cuando le confes¨¦ al cura de la c¨¢rcel lo que nos hac¨ªan all¨ª, se chiv¨® al jefe de prisiones y me castigaron toda la noche contando los adoquines del patio. Me tuvieron as¨ª hasta que se hizo de d¨ªa", recuerda.
Seg¨²n los c¨¢lculos de la Asociaci¨®n de Ex Presos Sociales, cerca de 4.000 personas fueron a la c¨¢rcel por ser homosexuales durante el franquismo. La cifra es s¨®lo una aproximaci¨®n, porque los historiales est¨¢n repartidos por instituciones penitenciarias y policiales y, en muchos casos, la condena alegaba delitos de prostituci¨®n en lugar de homosexualidad.
A Antonio Ruiz le denunci¨® una vecina monja en 1976. Franco ya hab¨ªa muerto y ¨¦l ten¨ªa 17 a?os. A las seis de la ma?ana fueron a buscarle a su casa cuatro secretas. Pas¨® tres meses en el penal de Badajoz, una de las c¨¢rceles que el r¨¦gimen hab¨ªa preparado para "curar" a los gays. A Badajoz iban los llamados "pasivos" y al penal de Huelva, los "activos". Las lesbianas eran enviadas al manicomio. "Era la ¨¦poca del electrochoque y las terapias aversivas, que consist¨ªan en secuenciar im¨¢genes con hombres y mujeres, propinando descargas el¨¦ctricas al homosexual cuando aparec¨ªan hombres", relata Ruiz.
"Cuando sal¨ª de la c¨¢rcel la ¨²ltima vez", relata Rampova, "me resultaba imposible relacionarme con hombres porque me recordaban las violaciones. Tuve varias novias y una hija, que ahora cumplir¨¢ 30 a?os".
Despu¨¦s de la c¨¢rcel, llegaba el destierro. De uno a dos a?os. Los presos no pod¨ªan volver a sus antiguos domicilios y nadie quer¨ªa darles trabajo. Rampova comenz¨® en los a?os 80 a trabajar en el mundo del espect¨¢culo, haciendo cabar¨¦- teatro y en grupos como Ploma-2, hasta que tuvo un infarto y lo tuvo que dejar. "El p¨¢nico esc¨¦nico y el infarto no eran compatibles", afirma. Hoy vive de una pensi¨®n de incapacidad.
"No me interesa mucho la indemnizaci¨®n. Se habla de 12.000 euros, ?a cu¨¢nto toca eso por violaci¨®n? Si al final nos lo dan, creo que lo donar¨¦ a alguna organizaci¨®n de defensa de los derechos de los homosexuales. No cometimos ning¨²n delito. Lo que me gustar¨ªa de verdad es que los que nos hicieron esto pidieran perd¨®n", asegura Rampova.
"Estoy muy contento porque Espa?a va a ser el primer pa¨ªs que indemnice a los homosexuales de la dictadura. Va a ser un momento hist¨®rico. En las conversaciones con los grupos pol¨ªticos barajamos unas indemnizaciones de 12.000 euros y pensiones vitalicias de unos 750 euros. Despu¨¦s, seguiremos trabajando para defender los derechos humanos de los homosexuales en otras partes del mundo", afirma Ruiz.
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