Catalanadas
Quiere la costumbre que estas sean fechas propicias para establecer balances, para tomar el pulso a litigios o procesos de largo recorrido y evaluar su trayectoria durante los ¨²ltimos 12 meses. Adem¨¢s, ha pasado pr¨¢cticamente un a?o -se cumplir¨¢ el pr¨®ximo 14 de enero- desde la celebraci¨®n en Barcelona, auspiciado por la Universidad Pompeu Fabra y la Fundaci¨® Carles Pi i Sunyer, de aquel Encuentro Catalu?a-Espa?a de acad¨¦micos e intelectuales que, en plena batalla parlamentaria del nuevo Estatuto, procur¨® sin mucho ¨¦xito potenciar el intercambio de razones y el acercamiento de puntos de vista entre centr¨ªpetos y perif¨¦ricos. Y bien, ?c¨®mo ha evolucionado en 2006 ese cruce de ideas? ?Qu¨¦ aspecto presenta hoy, a las puertas de 2007, el siempre invocado di¨¢logo Madrid-Barcelona entre universitarios, creadores de opini¨®n, gentes de pensamiento en general?
Una vez en vigor el Estatuto catal¨¢n, el epicentro de la tensi¨®n ideol¨®gica, pol¨ªtico-territorial e identitaria en Espa?a se ha desplazado hacia el Pa¨ªs Vasco y su balbuciente proceso para el fin negociado de la violencia terrorista
Desgraciadamente, mi respuesta a estas preguntas no puede fundamentarse en datos sistem¨¢ticos ni en los resultados de ning¨²n simposio formal como el de enero pasado, sino s¨®lo en ciertos indicios fragmentarios, pero creo que significativos. Por otra parte, y una vez en vigor -aunque recurrido- el Estatuto catal¨¢n, resulta obvio que el epicentro de la tensi¨®n ideol¨®gica, pol¨ªtico-territorial e identitaria en Espa?a se ha desplazado hacia el Pa¨ªs Vasco y su balbuciente proceso para el fin negociado de la violencia terrorista.
A este prop¨®sito, el pasado d¨ªa 18 se present¨® en Barcelona un manifiesto a trav¨¦s del cual 150 juristas (magistrados, catedr¨¢ticos, fiscales y abogados) apoyaban el proceso de paz esbozado en Euskadi y reclamaban, para fortalecerlo, medidas como el acercamiento de presos o la derogaci¨®n de la Ley de Partidos Pol¨ªticos de 2002. Pues bien, a fecha de hoy la ¨²nica r¨¦plica p¨²blica a esta petici¨®n -discutible, claro est¨¢, pero argumentada, respetuosa y representativa- han sido unas declaraciones de Fernando Savater a la agencia Servimedia. En ellas, el conspicuo fil¨®sofo tild¨® de "catalanada" (sic) el documento de los 150 firmantes: una iniciativa de ¨¦sas que surgen "al calor de los nacionalismos", porque ya se sabe que "los nacionalistas de un sitio y los de otro se echan una mano con pretextos legales o culturales"; para concluir, el vocero de Basta Ya se mostr¨® convencido de que "los ciudadanos vamos a hacer muy poco caso a todos esos juristas catalanes". ?Razonamiento impecable! El ex fiscal anticorrupci¨®n Carlos Jim¨¦nez Villarejo, la profesora de Derecho Penal Merche Garc¨ªa Aran o el ex presidente de la Audiencia de Barcelona Gerard Thomas son, seg¨²n eso, nacionalistas rabiosos conchabados con Batasuna cuyo criterio profesional y pol¨ªtico carece, por ende, de valor alguno. En cuanto a Savater, nadie como un catedr¨¢tico de ?tica -progre, por m¨¢s se?as- para proferir descalificaciones etnicistas con total impunidad. ?Se atrever¨¢ en fechas pr¨®ximas a hablar de judiadas o de gitaner¨ªas?
Pero prosigamos. Apenas una semana antes de la edificante respuesta del fil¨®sofo donostiarra a los juristas barceloneses, se hab¨ªa dado cita en Madrid, nada menos que en la Fundaci¨®n Jos¨¦ Ortega y Gasset, un selecto ramillete de catedr¨¢ticos de la Universidad Complutense. El pretexto era la presentaci¨®n del libro de un colega, aunque el acto se transform¨® r¨¢pidamente en una especie de mitin acad¨¦mico contra el "enloquecido" (sic) proceso de reformas estatutarias en curso.
Juzguen ustedes mismos: el administrativista Tom¨¢s-Ram¨®n Fern¨¢ndez denunci¨® la "ligereza" en las reformas emprendidas, "los tirones" que, a su juicio, "hace 20 a?os que los pol¨ªticos perif¨¦ricos llevan dando al Estado", "la permanente b¨²squeda exagerada de las diferencias", y abog¨® por "reinventar el Estado-Naci¨®n". Por su parte, Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa -padre intelectual de la LOAPA- propugn¨® "el retorno necesario al principio nacional espa?ol", confes¨® "no entender bien qu¨¦ quiere decir el concepto de naci¨®n de naciones" e hizo una dram¨¢tica apelaci¨®n al Tribunal Constitucional, "que tiene en sus manos el futuro de Espa?a". Ex ministro de Universidades con Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), el soci¨®logo Luis Gonz¨¢lez Seara carg¨® contra "el guirigay estatutario que preside la vida espa?ola, sin orden ni concierto". En fin, el historiador Jos¨¦ Varela Ortega focaliz¨® su atenci¨®n sobre el Estatuto catal¨¢n, consider¨¢ndolo "un instrumento de disenso" y advirtiendo de que su elaboraci¨®n ha constituido "un proceso disgregador"; seg¨²n el nieto de Ortega y Gasset, el Estatuto de Catalu?a ha sido "la ganz¨²a para excluir a uno de los dos grandes partidos", puesto que el Partido Popular no pod¨ªa aceptarlo.
?De veras no pod¨ªa? ?C¨®mo se explica entonces que -seg¨²n un reciente informe de la Universitat Pompeu Fabra- decenas de art¨ªculos del Estatuto catal¨¢n que han sido impugnados por el PP ante el Constitucional figuren literalmente en el nuevo Estatuto de Andaluc¨ªa votado por el mismo PP? ?Qu¨¦ es lo que amenaza y disgrega la unidad de Espa?a, las competencias que la ley reconoce a una comunidad aut¨®noma o las presuntas inclinaciones ideol¨®gicas de sus ciudadanos y sus gobernantes? ?Cu¨¢l es el verdadero problema, el Estatuto o -por decirlo en t¨¦rminos savaterianos- las catalanadas?
Lamento cerrar el a?o con una nota de pesimismo, pero creo que los ambientes universitarios espa?oles, sus think tanks y sus intelectuales org¨¢nicos vuelven a destilar con intensidad y desenvoltura crecientes un discurso neounitario, reductor de las autonom¨ªas y potenciador de los atributos del Estado. M¨¢s pronto que tarde, este discurso impregnar¨¢ la pol¨ªtica institucional y la legislaci¨®n: seguramente, tras las pr¨®ximas elecciones generales, tanto si las gana el PP como si gobierna un PSOE liberado de sus actuales servidumbres parlamentarias.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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