Un mes de sosiego
El Gobierno de Jos¨¦ Montilla cumple 30 d¨ªas de vida marcado por el continuismo de la obra de Maragall y con la cohesi¨®n como prioridad
Al superarse los primeros 30 d¨ªas de Jos¨¦ Montilla al frente de la Generalitat, el Gobierno catal¨¢n ha cumplido el primer objetivo que le pidi¨® el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y que el mismo Montilla asumi¨® como un compromiso propio: abrir una etapa de sosiego en la pol¨ªtica catalana. Tras los baches del primer tripartito, del vendaval que acompa?¨® la negociaci¨®n del Estatuto, del forzado sacrificio pol¨ªtico de Pasqual Maragall y del correctivo electoral enviado por una ciudadan¨ªa cada vez m¨¢s abstencionista, se impon¨ªa una dosis de tranquilidad y de trabajo discreto.
Y esto es a lo que se han dedicado Montilla y sus dos socios en el Gobierno catal¨¢n. Los partidos que apoyan el refundado tripartito, ahora autodenominado Govern d'Entesa, se han propuesto llevar adelante la que fue la principal tesis de Pasqual Maragall: mantener unida la izquierda catalana para llevar adelante un proyecto reformista a ocho a?os vista como m¨ªnimo. Y para dejar claro que no reniegan de su anterior etapa en el Gobierno se han dedicado a enviar al Parlamento sin apenas retoques hasta 11 proyectos de ley que ya aprob¨® el Ejecutivo de Pasqual Maragall pero que el anticipo electoral impidi¨® tramitar. Se trata de 11 leyes de alto contenido simb¨®lico y que m¨¢s all¨¢ de su contenido, se han ido aprobando de tal forma que sirvan para lanzar gui?os de complicidad hacia amplios sectores sociales. As¨ª, se ha aprobado la ley de universalizaci¨®n de los servicios sociales, la ley de acceso a la vivienda, la de creaci¨®n del Consejo de la Cultura y de las Artes y la creaci¨®n de la Agencia Catalana de Turismo.
El nuevo tripartito defiende la validez de su proyecto original pese a la ausencia de Maragall
La aprobaci¨®n de estas leyes y de otra docena m¨¢s que las seguir¨¢n en las pr¨®ximas semanas da aire al Gobierno para comenzar a preparar las que ser¨¢n las primeras leyes de su nueva etapa y las primeras del equipo de Montilla. Esto no llegar¨¢, sin embargo, antes de mayo.
Las relaciones con el Gobierno central se encuentran en un momento de ver y esperar, sobre todo ante la aparici¨®n de los primeros nubarrones por el decreto de Educaci¨®n que prev¨¦ aumentar las horas de castellano en las escuelas catalanas y el calendario de negociaci¨®n de la nueva financiaci¨®n auton¨®mica.
Esto hace que el sosiego de estas primeras semanas no sea interpretado como algo positivo por la oposici¨®n. Convergentes y populares coinciden en que si el Gobierno no hace ruido no es porque est¨¦ bien cohesionado, sino porque simplemente no hace nada. A cinco meses de las elecciones municipales, Converg¨¨ncia i Uni¨® tampoco ha desaprovechado ninguna oportunidad para poner de relieve el "sometimiento" de Esquerra Republicana a los dictados de Montilla.
Lo cierto es que tanto CiU como el Partido Popular se han resituado en su labor opositora un tanto alarmados ante la posibilidad de que esta vez los tres partidos de la izquierda apuesten decididamente por una colaboraci¨®n a largo plazo y esto les obligue a hacer un ingente esfuerzo para intentar regresar al poder.
Por este motivo, los primeros pasos de la oposici¨®n se han hecho en los frentes que, a priori, podr¨ªan dividir al Gobierno, con las infraestructuras y la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en la cabeza. Convergentes y populares creen que la presencia de los ecosocialistas de Iniciativa en el Gobierno acabar¨¢ por hacer aflorar las discrepancias de fondo del tripartito ante los proyectos de nuevas infraestructuras como la autov¨ªa radial de Barcelona, el cuarto cintur¨®n, o la conexi¨®n el¨¦ctrica con la red francesa a trav¨¦s de los Pirineos. Los populares, desgastados por la entrada de Ciutadans en la C¨¢mara catalana, han recuperado su actitud beligerante contra las leyes de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat y las sanciones que ¨¦stas prev¨¦n en algunos casos.
Pero de momento, el Gobierno ha actuado con unidad y sus partidos se han conjurado para que sus discrepancias afloren s¨®lo en el Parlamento, nunca en el Palau de la Generalitat. A ello ha ayudado que los tres hombres fuertes del Gobierno, Jos¨¦ Montilla, Josep Llu¨ªs Carod y Joan Saura, han acordado que se abstendr¨¢n de hablar en nombre de sus respectivos partidos y s¨®lo lo har¨¢n como miembros del Gobierno.
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