Pasteler¨ªa que emociona
Barcelona es ciudad de pasteler¨ªas. Escrib¨¤ es una de ellas, y ahora celebra cumplea?os. Para 2007 prepara una exposici¨®n para mostrar de d¨®nde viene y ad¨®nde va. Hace 100 a?os que Mateo Serra abri¨® una panader¨ªa en el 546 de la Gran Via de Barcelona.
Antonio Escrib¨¤ i Casas fue la segunda generaci¨®n, estudi¨® el oficio de confitero e introdujo algo de pasteler¨ªa en la panader¨ªa: el pan quemado y el pastisset de Tortosa. Se encarg¨® de servir los panecillos de Viena en la Exposici¨®n Universal de 1929. La tercera generaci¨®n fue la definitiva. Al morir sus dos hermanas, Antoni Escrib¨¤ i Serra dej¨® sus estudios de escultura para tomar las riendas del negocio familiar. "Ten¨ªa la formaci¨®n art¨ªstica y simplemente cambi¨® de materia y se pas¨® al chocolate", recuerda su hijo Cristian Escrib¨¤.
As¨ª naci¨® un genio del chocolate, y el mago de las monas. Eran los a?os sesenta. La tradici¨®n marcaba que todos los a?os padres e hijos peregrinaran por la ciudad viendo las monas en los escaparates. Cristian recuerda algunas de las obras de su padre, siempre en chocolate, como la Escolan¨ªa de Montserrat.
En 1976, el Parlamento de Estrasburgo le nombr¨® el mejor pastelero del mundo. Un d¨ªa Antoni hizo descargar un cami¨®n de tierra en el interior de la tienda. Despu¨¦s plant¨® c¨¦sped natural encima y coloc¨® unos indios de un metro de altura hechos en chocolate. As¨ª eran sus monas.
La pasteler¨ªa de la Gran Via es una colmena familiar. La viuda de Escrib¨¤, sus hijos, cu?ados y otros familiares contribuyen en el negocio. Este negocio, la pasteler¨ªa catalana, ha logrado despuntar gracias al chocolate art¨ªstico. "La pasteler¨ªa como producto cotidiano hoy no est¨¢ de moda. Los domingos no hay abuelas, ni misa, ni torteles. Sin embargo, el pastel excepcional s¨ª contin¨²a siendo protagonista", explica otro de los nombres del chocolate, Enric Rovira. Esa es una especialidad de Escrib¨¤. Si hace ocho a?os creaban un pastel personalizado cada mes, hoy el promedio es de cuatro al d¨ªa. S¨®lo hay que pedir y ellos se ponen manos a la obra. Cristian insiste en la importancia de convertir el dulce en un regalo: "La pasteler¨ªa no s¨®lo es para alimentar, sino para emocionar". Su ¨¦xito con los anillos de caramelo es s¨®lo un episodio de la infinidad de proyectos que bullen en Escrib¨¤. Un ejemplo: regalo para alguien que acaba de tener un beb¨¦. Flores no. La habitaci¨®n estar¨¢ llena de ramos. ?Y bombones? Tampoco. Mejor unir flores y bombones. El resultado es un macetero que incorpora unas brochetas de frutas y chocolate. Seguro que nadie se atreve a comparar regalos.
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