"Al ver tanta polic¨ªa comentamos: debe llegar un personaje muy importante"
A las nueve de la ma?ana de ayer, Agust¨ªn Gallego, de 54 a?os, aguardaba con su taxi ante las puertas de llegada de la T-4. Eran m¨¢s de 100 veh¨ªculos, alineados en dos filas, y ¨¦l se encontraba cerca del lugar donde suben los clientes. Hab¨ªa empezado la jornada tres horas antes y ya estaba de vuelta tras una primera carrera. "Sobre las ocho y cuarto", recordaba ayer tarde, todav¨ªa conmocionado, "empezaron a llegar polic¨ªas. Eran muchos, vimos al menos dos lecheras, y ven¨ªan con las sirenas puestas. Comentamos entre nosotros: 'debe llegar un personaje muy importante'. Lo ¨²ltimo que nos pas¨® por la cabeza es que pudiera haber una bomba".
Unos minutos antes de la explosi¨®n, otro taxista le llam¨® la atenci¨®n sobre un detalle extra?o: las auxiliares que ordenan la subida de los pasajeros a los taxis se hab¨ªan esfumado. "Mir¨¦ a la salida de la terminal y no hab¨ªa nadie. Entonces se produjo la explosi¨®n. Fue un estruendo largo, como una traca. De inmediato, el t¨²nel donde est¨¢bamos se llen¨® de humo y cayeron fragmentos del techo. Echamos a correr buscando el aire libre".
Agust¨ªn permaneci¨® en la zona, aturdido, durante diez minutos. Luego, como la mayor¨ªa de sus compa?eros, fue a por su taxi. "Al m¨ªo no le pas¨® nada, pero muchos ten¨ªan los cristales rotos y a alguno se le bloquearon las puertas", explica. Estaban a menos de 100 metros del lugar de la explosi¨®n, o ¨¦sa es al menos la impresi¨®n que le di¨®. "Lo que m¨¢s nos indign¨® es que la polic¨ªa pasar¨¢ a nuestro lado y no nos avisara de lo que iba a pasar".
Tom¨® su coche, sorte¨® un ventanal tirado en el suelo y emprendi¨® regreso a Madrid. Por el camino, recogi¨® a dos j¨®venes a los que el atentado hab¨ªa sorprendido en el aparcamiento de autobuses -"no tuvieron que decirme nada, ten¨ªan la misma cara de susto que yo"- y se cruz¨® con los coches de polic¨ªa y ambulancias que iban al aeropuerto. Eran las 9.20 y nadie le detuvo. Los controles se instalar¨ªan despu¨¦s.
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