Atracci¨®n tur¨ªstica y ya
Va a ser dif¨ªcil que acabemos creyendo que la Cidade da Cultura va a ser uno de los lugares de peregrinaje profano del mundo, un lugar a donde la gente acude al menos una vez en la vida a hacer turismo. O que sea comparable a la catedral de Santiago, que fue un centro del mundo, un lugar fundador de sentido, de civilizaci¨®n cristiana, centro de poder pol¨ªtico y cultural, cabecera del reino del Noroeste peninsular. Nos va a costar cre¨¦rnoslo y en realidad no es necesario que nos lo creamos. Todos sabemos que es una de las peores herencias que dej¨® a la sociedad la Xunta de Fraga Iribarne. La mayor¨ªa creemos que es simplemente un gran problema heredado por la actual Xunta y que vamos a pagar todos: un monstruo que crece y crece y devora presupuesto. Un disparate en cualquier pa¨ªs, m¨¢s en uno que tiene las necesidades del nuestro.
Es lo que m¨¢s se acerca a la realidad, y lo mejor es aceptar la realidad que tenemos delante para poder mejorarla. Por eso no creo que nadie pueda comprender ni compartir el entusiasmo repentino con la Cidade da Cultura, no se lo cree nadie. En cambio muchos podemos concordar con el presidente de la Xunta y su gobierno en que hay que hacer algo razonable con ese Grande Morto que nos dej¨® un poder pol¨ªtico irresponsable, el que compr¨® el silencio de los mudos que ahora claman. La mayor¨ªa cuando buscamos soluci¨®n a un problema descartamos la soluci¨®n de demolerlo, aunque sea posible y qui¨¦n sabe si razonable, y preferimos buscarle un uso nuevo. A ello se ha dedicado esta nueva Administraci¨®n. El resultado no justifica entusiasmo alguno, pero quiz¨¢ empiece a ser razonable.
Pero tendr¨¢ que ser una reorientaci¨®n en¨¦rgica, tendr¨¢n que ir m¨¢s all¨¢. Cualquier proyecto viable, y esto significa que atraiga turismo y que genere los m¨ªnimos gastos, pasa por buscar rentabilidad, negocio, lucro. Que creen all¨ª, sin rubor alguno, un parque de atracciones de lo que sea, si la disculpa es cultural, mejor, pero tiene que ser atractivo para que esas supuestas masas de gente que pensaban ir a la Terra M¨ªtica del se?or Zaplana acudan luego al monte Gai¨¢s (un monte pelado al que, ovejas aparte, jam¨¢s ha ido ni quisqui). Ni en los vagos sue?os de los gobernantes irresponsables que lo concibieron ni en la orientaci¨®n que ahora se nos adelanta ni en ninguna otra posible hay nada que tenga que ver con la cultura, la creatividad o el beneficio social. Fue desde el principio un disparate sin pies ni cabeza y s¨®lo cabe que la Administraci¨®n tenga claro que se debe desprender de ¨¦l al m¨¢ximo, y para ello la ¨²nica salida es que empresas privadas hagan de ello un negocio rentable. Que proporcione beneficio a quien lo gestione y que atraiga turismo, o sea negocio, al pa¨ªs.
?Y la cultura? Precisamente la cultura es otra cosa que no tiene nada que ver con eso. Y como nos empe?emos en continuar con la coartada cultural del asunto s¨®lo tiraremos dinero p¨²blico que se debiera utilizar en cosas m¨¢s ¨²tiles, como en sanidad, educaci¨®n y en cultura, verdaderamente.
Precisamente la cultura, entendida como creatividad personal y social, es lo contrario de la obscenidad de ese gran mamotreto, que sin duda tendr¨¢ valores de espect¨¢culo pero que niega cualquier concepci¨®n humanista y democr¨¢tica de la arquitectura, del urbanismo y de la cultura. La cultura lo que precisa son creadores y p¨²blico. Y nada m¨¢s. Una administraci¨®n democr¨¢tica lo que puede y debe hacer es crear las infraestructuras para que el trabajo de creaci¨®n llegue a sus destinatarios, para que la sociedad reciba las ideas, las obras que nos llegaron del pasado y las que crea nuestro pa¨ªs y nuestro tiempo. Los ciudadanos viven en un pa¨ªs y en un tiempo. Los consumidores comen hamburguesas, hacen cola y pagan en un parque de atracciones.
Los parques de atracciones son parte de la cultura de nuestro tiempo, no van a desaparecer, y francamente no creo que haya otra salida para nuestro embolado, pero sin el contrapeso de la creatividad social ser¨¢n el hoyo que trague a la ciudadan¨ªa. Pero, a todo esto, cuando se trata en nuestro Parlamento de ese embolado que nos dejaron, ?de qu¨¦ se r¨ªen los diputados del PP?
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