Chi¨ªes y kurdos celebran la ejecuci¨®n mientras las bombas matan a 77 personas
El alivio por la desaparici¨®n de Sadam se mezcla con el temor a la venganza de los sun¨ªes
Miles de chi¨ªes y kurdos salieron ayer a las calles de todo el pa¨ªs para celebrar la ejecuci¨®n de Sadam Husein, el hombre que los mantuvo sumidos en el terror durante m¨¢s de dos d¨¦cadas. El j¨²bilo que se respiraba en las provincias del norte y del sur, y en numerosos barrios de Bagdad, contrastaba con el silencio de las regiones de la minor¨ªa sun¨ª, que cop¨® el poder durante el r¨¦gimen de Sadam. La insurgencia sun¨ª respondi¨® a la ejecuci¨®n con sus m¨¦todos habituales: cobr¨¢ndose la vida de 77 civiles chi¨ªes con siete coches bomba que estallaron en la ciudad de Kufa y en tres barrios de la capital.
Las celebraciones hab¨ªan comenzado en la misma madrugada, primer d¨ªa del Eid al Ada, la Fiesta del Sacrificio, la m¨¢s importante del calendario musulm¨¢n. Los propios funcionarios del Gobierno que asistieron al ahorcamiento no pudieron evitar las muestras de alegr¨ªa, y cantaron y danzaron alrededor del cuerpo del dictador, seg¨²n narraba uno de ellos a la cadena estadounidense CNN.
A medida que avanzaba la ma?ana, miles de personas fueron saliendo a las calles a expresar su j¨²bilo. Danzas, c¨¢nticos, sonidos de tambores, cl¨¢xones y disparos al aire acompa?aban las manifestaciones, mientras hombres y mujeres repart¨ªan bombones y pasteles, como muestra de alegr¨ªa seg¨²n la tradici¨®n local. Las mismas escenas se repet¨ªan por todo el pa¨ªs: en los barrios bagdad¨ªes de Al Kadimiya o Ciudad S¨¢der, basti¨®n del cl¨¦rigo radical M¨²qtada al S¨¢der y de sus hombres, el Ej¨¦rcito de El Mahdi; o en las provincias chi¨ªes del sur, como Nayaf, Kut, Diwaniya, Basora y Amara. "Hoy es la fiesta de las fiestas, la fiesta de la ejecuci¨®n del verdugo, Sadam", proclamaba uno de los manifestantes.
Tambi¨¦n en las regiones kurdas del norte se sucedieron las celebraciones, si bien muchos ciudadanos lamentaban que el dictador no hubiera sido procesado por el genocidio perpetrado contra esta minor¨ªa a finales de los a?os ochenta, que extermin¨® a por lo menos 180.000 kurdos.
Los chi¨ªes, que representan el 60% de la poblaci¨®n iraqu¨ª, y los kurdos, que suman el 20%, fueron las grandes v¨ªctimas del r¨¦gimen de Sadam, que a lo largo de dos d¨¦cadas acab¨® con la vida de centenares de miles de personas. De hecho, seg¨²n contaba el diario The New York Times, las dependencias gubernamentales estuvieron recibiendo, en los d¨ªas previos a la ejecuci¨®n, las llamadas de cientos de voluntarios que se ofrec¨ªan como verdugos del ex dictador.
A lo largo de todo el d¨ªa de ayer, las cadenas de televisi¨®n difundieron canciones patri¨®ticas, acompa?adas con numerosas im¨¢genes de torturas y asesinatos perpetrados por miembros del partido Baaz, y de fosas comunes halladas tras el derrocamiento del r¨¦gimen del ex dictador, en abril de 2003. Dos televisiones privadas chi¨ªes, Biladi y Masar, mostraron el cuerpo de Sadam Husein, con el cuello roto, tendido sobre una mortaja.
Por el contrario, el principal canal sun¨ª de la capital dio muy poca cobertura de la ejecuci¨®n, y en cambio mostr¨® viejas im¨¢genes de archivo de Sadam con el ex secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld.
En los barrios y ciudades sun¨ªes prevalec¨ªan las calles desiertas. En Tikrit (ciudad natal de Sadam) y Al Dur, en la provincia de Salahad¨ªn, baluarte de las fuerzas del ex dictador, se celebraron funerales simb¨®licos y algunas manifestaciones de protesta. El Gobierno ha decretado el estado de alerta en la zona y el Ej¨¦rcito patrulla las calles.
El alivio que la desaparici¨®n de Sadam ha generado en la mayor parte del pa¨ªs se entremezcla con el temor a un recrudecimiento de la violenciapor parte de los sun¨ªes. Los llamamientos a la reconciliaci¨®n lanzados por el primer ministro, Nuri al Maliki, que ayer pidi¨® a la insurgencia sun¨ª el fin de la violencia, tuvieron como respuesta la explosi¨®n de siete coches bomba que mataron al menos a 77 civiles, en su mayor¨ªa chi¨ªes.
El primer atentado, y el m¨¢s sangriento, se produjo en la ciudad de Kufa, a una decena de kil¨®metros de la ciudad santa chi¨ª de Nayaf. El lugar escogido por los terroristas para dinamitar el coche bomba fue el mercado central, que a primera hora de la ma?ana se encontraba abarrotado de familias que hac¨ªan las compras para la semana de fiestas. Murieron al menos 36 personas, en su mayor¨ªa mujeres y ni?os, inform¨® la polic¨ªa. Hay m¨¢s de 60 heridos. Inmediatamente despu¨¦s del atentado, una turba mat¨® a un hombre al que acusaban de haber colocado los explosivos.
Bombas en Hurriya
Pasado el mediod¨ªa, otros tres coches bomba explotaron en un corto lapso de tiempo en el barrio de Hurriya, en el noroeste de Bagdad, matando a 39 personas, seg¨²n datos del Ministerio del Interior. Dos de los veh¨ªculos estaban estacionados en una calle comercial, y el tercero, cerca de una escuela de primaria.
Antiguo vecindario mixto, Hurriya ha pasado a ser mayoritariamente chi¨ª, despu¨¦s de que los sun¨ªes fueran expulsados o huyeran en medio de la violencia sectaria que sacude el pa¨ªs desde el pasado 22 de febrero, cuando un atentado destruy¨® la mezquita chi¨ª de la ciudad de Samarra.
Un cuarto coche bomba explot¨® junto a un hospital infantil en el barrio bagdad¨ª de Al Iskan, matando a dos personas. Y otras dos murieron al ser alcanzadas por la explosi¨®n de un quinto veh¨ªculo en Adamiya, al norte de la capital.
Tampoco el norte del pa¨ªs se libr¨® de la violencia. En la regi¨®n de Mosul, un terrorista suicida se hizo explotar en el mercado de la localidad de Telafa. Cinco personas murieron y otras seis resultaron heridas.
Mientras todos estos atentados pueden haber sido respuestas directas a la ejecuci¨®n de Sadam, lo cierto es que siguen la t¨®nica de los ¨²ltimos meses en un pa¨ªs donde mueren al d¨ªa una media de cien personas a causa de las bombas, los ataques de mortero o los escuadrones de la muerte. La violencia sectaria que enfrenta a chi¨ªes y sun¨ªes ha generado, adem¨¢s, el desplazamiento de muchas comunidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.