"No paraban de gritar 'puto rumano"
El indigente apaleado el d¨ªa de Navidad, alba?il en paro, est¨¢ solo en Espa?a
Sorin Mutrescu, rumano de 32 a?os que lleva siete viviendo en Espa?a, tiene a¨²n el miedo en el cuerpo. Cuanto se pone a hablar de la paliza que recibi¨® a manos de tres presuntos neonazis el pasado d¨ªa 25, d¨ªa de Navidad, se echa a llorar. Reconoce que tiene miedo y que no sabe por qu¨¦ quisieron apalearle. "Si yo no tengo nada de valor, ?por qu¨¦ a m¨ª?", es la pregunta que lanza durante la entrevista en un centro de acogida para indigentes de Alcal¨¢ de Henares.
"?Por qu¨¦ me pegaron? ?Para hacerse m¨¢s hombres y m¨¢s chulos?"
Mutrescu, trabajador de la construcci¨®n en paro, caminaba alrededor de las cuatro y media de la madrugada del pasado d¨ªa de Navidad por la confluencia de las calles de Jes¨²s de San Antonio y de Guadiana. "Llevaba una bolsa con una botella de Coca-Cola y otra de Fanta en el hombro. Como no tengo casa, iba a celebrar, si se puede llamar as¨ª, la Navidad sentado en un parque de San Fernando de Henares", explica la v¨ªctima.
De repente se le acercaron tres j¨®venes. Su saludo fue directo: "?Qu¨¦ haces, puto rumano?", le soltaron, seg¨²n recuerda Mutrescu. ?l contest¨® que s¨®lo andaba por la zona. Uno de ellos le dijo que le diera su tel¨¦fono m¨®vil y 10 euros, a lo que ¨¦l respondi¨® que no ten¨ªa m¨®vil ni dinero.
La respuesta de los j¨®venes fue brutal. Le empujaron y lo tiraron por unas escaleras de siete pelda?os. Sin dejarle incorporarse, empezaron a propinarle patadas y pu?etazos por todo el cuerpo. "Fue todo muy r¨¢pido. Me cubr¨ª con los brazos como pude, porque me ca¨ªan golpes de todos los lados", a?ade con l¨¢grimas en los ojos. Le tiembla la voz y no puede seguir hablando. "Mientras me estaban pegando, no paraban de decir 'extranjero de mierda' y 'puto rumano'. Tambi¨¦n me dijeron 'vete a tu puto pa¨ªs, hijo de puta'. No tuve tiempo ni de defenderme. Adem¨¢s, eran tantos que seguro que habr¨ªan podido conmigo", recuerda.
Cuando cesaron repentinamente los golpes, Mutrescu se pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa pasado. Al levantar la cara vio a un polic¨ªa local de Coslada que le dec¨ªa que estuviera tranquilo, que estaba junto a ¨¦l y que todo hab¨ªa acabado. Entonces pudo respirar. Sin embargo, ten¨ªa secuelas por todo el cuerpo.
Los polic¨ªas municipales de Coslada le llevaron al centro de salud Jaime Vera de la localidad, donde le apreciaron golpes en la cabeza, en las costillas y en las piernas. "Gracias a que vino la polic¨ªa en ese momento preciso...". Mutrescu deja la frase en el aire. De nuevo, lo est¨¢
pasando mal recordando una agresi¨®n gratuita. Se detiene. Respira dos o tres veces y contin¨²a. "Si llegan a tardar m¨¢s tiempo, ahora no lo podr¨ªa contar. No es justo todo lo que me ha pasado", afirma con una gran pena.
Mutrescu, que habla un castellano casi perfecto, no tiene ning¨²n familiar en Espa?a. Es el tercero de tres hermanos. Uno de ellos, que era teniente de la polic¨ªa rumana, muri¨® asesinado. En Espa?a se ha dedicado a la construcci¨®n. Mont¨® su peque?a empresa como trabajador aut¨®nomo hasta que las cosas le fueron mal. Eso le llev¨® a la calle.
Ahora afirma que tiene "mucho miedo" de volver a Coslada. All¨ª tiene a todos sus amigos y sabe que antes o despu¨¦s deber¨¢ regresar. Y no para de hacerse preguntas: "?Por qu¨¦ me pegaron? ?Para hacerse m¨¢s hombres y m¨¢s chulos? Sab¨ªan perfectamente que no ten¨ªa nada que les valiera. Tengo los permisos de residencia y de trabajo, pero antes que nada soy persona y no merezco un trato como el que he recibido. Si pudiera, a los que me han hecho esto les har¨ªa lo mismo. As¨ª podr¨ªan sentir todo el da?o que me han hecho", a?ade Mutrescu. "Los dolores no son nada en comparaci¨®n con el da?o que me han hecho al ver c¨®mo pegaban a alguien que no ten¨ªa nada y que no les ha hecho nada".
Uno de los tres agresores de Mutrescu fue detenido instantes despu¨¦s de la agresi¨®n. Se trata de un menor de 17 a?os, que ha sido acusado de robo con violencia e intimidaci¨®n (atraco). La Polic¨ªa Local de Coslada inform¨® esta semana que se trata de un neonazi. "En el tel¨¦fono m¨®vil del detenido se encontraban diferentes signos de corte fascista, como la bandera preconstitucional con el escudo del ¨¢guila de San Juan, una foto de este escudo t¨ªpico de la era franquista, simbolog¨ªa nazi como una cruz esv¨¢stica, una foto del dictador Adolfo Hitler, as¨ª como fotos del grupo Basti¨®n [grupo perteneciente al Frente Atl¨¦tico con simbolog¨ªa e ideolog¨ªa neonazi]", seg¨²n fuentes policiales.
Los polic¨ªas que intervinieron en la detenci¨®n hicieron a mediados de semana una ampliaci¨®n de las diligencias en las que afirman que uno de los agresores estaba grabando o tomando im¨¢genes de la agresi¨®n con un tel¨¦fono m¨®vil. Ese terminal a¨²n no ha sido recuperado por los agentes.
Los otros dos atacantes est¨¢n siendo buscados por la polic¨ªa. El Grupo de Informaci¨®n de la Guardia Civil de Guadalajara (dedicado a grupos violentos y terrorismo) tambi¨¦n investiga el entorno del menor arrestado, ya que vive en un municipio lim¨ªtrofe con la Comunidad de Madrid.
"La polic¨ªa ha dicho que soy un neonazi y eso es mentira"
La versi¨®n que da el menor detenido, de 17 a?os, sobre la agresi¨®n al indigente el pasado d¨ªa de Navidad difiere de la que cuenta Sorin Mutrescu, la v¨ªctima. El menor reconoce que hizo mal y se muestra arrepentido de lo sucedido, aunque tambi¨¦n acusa a la polic¨ªa de haberle pegado cuando fue detenido.El chico, que trabaja como tapicero de coches, iba con otros dos amigos cuando se toparon con Mutrescu. Se empezaron a meter con ¨¦l, pero lo dejaron porque "iba borracho". "Al poco, le ten¨ªa a mi espalda. Entonces le empuj¨¦, pero no cay¨® al suelo. Le di dos tortazos y se cubri¨® la cara. Despu¨¦s le di otras dos patadas", mantiene el acusado.Cuando Mutrescu estaba contra una pared y estos tres menores la emprend¨ªan a golpes con ¨¦l, lleg¨® la polic¨ªa. "Me pegaron en la cabeza con una porra y me hicieron una brecha. Se me nubl¨® la vista y empec¨¦ a sangrar", dice el joven. Esa situaci¨®n de semiinconsciencia no le impidi¨® salir corriendo. Cay¨® cuando sub¨ªa unas escaleras. Asegura que la polic¨ªa le peg¨® en la espalda, las costillas, las rodillas y la cabeza, pese a que estaba en el suelo.Antes de entrar en el centro de salud, afirma que los polic¨ªas le propinaron varios golpes para que les diera los nombres de sus dos compinches. Al no hacerlo, le pegaron un pu?etazo seco en la boca del est¨®mago, seg¨²n su versi¨®n, que le dej¨® sin respiraci¨®n. Despu¨¦s, le pusieron los grilletes de tal forma que le hac¨ªan "mucho da?o". "Les ped¨ª que me los aflojaran, pero el polic¨ªa me vacil¨® y me dijo que hab¨ªa perdido las llaves hac¨ªa muchos a?os. Cuando la doctora me pregunt¨® c¨®mo me hab¨ªa hecho eso, no le respond¨ª por miedo. Enseguida salt¨® el polic¨ªa que estaba junto a m¨ª y dijo que me hab¨ªa ca¨ªdo", a?ade."La polic¨ªa ha dicho que soy neonazi y eso es mentira. En mi m¨®vil no tengo nada de esa ideolog¨ªa. Adem¨¢s, yo tengo amigos rumanos y polacos, y me llevo muy bien con ellos", mantiene a toda costa el menor. Ha denunciado a los polic¨ªas en el juzgado de primera instancia e instrucci¨®n n¨²mero 2 de Coslada por agresi¨®n.Los polic¨ªas locales aseguraron a EL PA?S que todas las lesiones que ten¨ªa el chico se las produjo en dos ca¨ªdas que sufri¨® antes de ser arrestado: se peg¨® un cabezazo contra una farola en la calle de Guadiana y en las escaleras. "Nos pregunt¨® que, si ¨¦ramos polic¨ªas y espa?oles, por qu¨¦ defend¨ªamos a un puto rumano. Nosotros le dijimos que ¨¦ramos polic¨ªas y que defend¨ªamos a todas las personas por igual", afirma un agente. Los polic¨ªas le preguntaron entonces los nombres de sus acompa?antes, por si los pod¨ªan detener en las inmediaciones. Pero el menor s¨®lo les dio los nombres de pila. Dejaron entonces el asunto en manos de la Polic¨ªa Judicial de la comisar¨ªa de Coslada. "Para evitar problemas, lo traslad¨® al centro de salud un coche patrulla con mampara para detenidos", explica un agente."Cuando estaba en el centro de salud se autogolpe¨® delante de la doctora y empez¨® a decir que qu¨¦ hab¨ªa hecho. Adem¨¢s, no quer¨ªa que se enterara su abuelo", coment¨® el agente. "Eso nos hizo pensar que en casa ten¨ªa una actitud y que, cuando estaba con sus amigos, ten¨ªa otra", concluye el polic¨ªa.
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