La Pasi¨®n de Gibson

Mel Gibson demostr¨® hace casi tres a?os con La Pasi¨®n de Cristo que, independientemente de la calidad art¨ªstica del producto (de todos modos estimable), una pel¨ªcula rodada en la lengua original pod¨ªa abarrotar las salas de todo el mundo sin necesidad de doblajes posteriores para contentar a ese arco de p¨²blico (y de la industria) que afirma con delectaci¨®n que no va al cine "a leer". Fiel a sus prop¨®sitos y f¨¦rreo en sus dogmas cinematogr¨¢ficos, Gibson repite experiencia con Apocalypto, rabiosa aunque algo desequilibrada aventura de acci¨®n ambientada en la fase final de la civilizaci¨®n maya, hablada exclusivamente en yucateca (una de la veintena de lenguas mayas existentes).

Desde que la notable Braveheart llevara a Gibson al Oscar a la mejor pel¨ªcula en 1995, el actor y realizador australiano ha demostrado una radical independencia de las maneras habituales de la industria americana y una casi suicida visi¨®n de lo que debe ser un rodaje y una pel¨ªcula. A saber: escrupuloso cuidado de la credibilidad ambiental y formal, y cierto deleite en las particularidades que m¨¢s parecen interesarle de las historias en las que literalmente se zambulle. En este sentido, ya desde Braveheart (con la brutal secuencia del martirio del h¨¦roe), Gibson parece regodearse en el sufrimiento y en los aspectos m¨¢s violentos de sus pel¨ªculas. As¨ª, si las andanzas del libertador escoc¨¦s eran una de Disney comparadas con la brutalidad visual del v¨ªa crucis de Jesucristo, esto no es nada si se confronta con la fascinaci¨®n que parece sentir Gibson por el lado m¨¢s salvaje de la civilizaci¨®n maya.

Basada en la frase del historiador Will Durant "una gran civilizaci¨®n no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a s¨ª misma desde dentro" (interpretaci¨®n que sin duda dar¨¢ lugar a ciertos paralelismos con el mundo contempor¨¢neo), Apocalypto cuenta las permanentes luchas de los pueblos mayas hostiles entre s¨ª, situaci¨®n que provoc¨® que la conquista espa?ola se produjera con mayor facilidad y se consumara a finales del siglo XVII. De modo que los sacrificios humanos de prisioneros de guerra y de esclavos, a los que se les extirpaba el coraz¨®n y decapitaba, as¨ª como la brutalidad de las batallas (demasiado alargadas sin lugar a dudas), son mostradas por Gibson con tanto realismo como fruici¨®n. Si la obsesi¨®n del director por escupir primeros planos sangrientos es innecesaria o imprescindible deber¨¢ juzgarlo el espectador, pero lo cierto es que Gibson no enga?a a nadie ni se est¨¢ inventando nada.

Trailer "Apocalypto"