Una editora particular
ESTHER TUSQUETS empez¨® su carrera como editora en los a?os sesenta cuando su padre compr¨® una peque?a editorial en la que proyectaban publicar no m¨¢s de seis libros al a?o. Aunque esa cifra pronto se elev¨® hasta treinta, nunca sobrepas¨® el tama?o que le permit¨ªa leer personalmente la totalidad de su cat¨¢logo y relacionarse de forma at¨ªpica, casi dom¨¦stica, con el equipo de profesionales que siempre trabajaron con ella. "Empec¨¦ con much¨ªsimo miedo porque la editorial me cay¨® de las nubes, no ten¨ªa vocaci¨®n de editora", recuerda ahora. "Mis amigos daban por descontado que no durar¨ªa m¨¢s de dos a?os. Tuve suerte y mi m¨¦rito fue saber aprovecharla. Cuando tengo una buena mano de p¨®quer le saco partido. Y Mafalda y El nombre de la rosa fueron dos buenas manos", dice refiri¨¦ndose a los t¨ªtulos que asentaron definitivamente aquella aventura. Esther Tusquets dirigi¨® Lumen durante casi cuarenta a?os y su trayectoria estuvo caracterizada por la calidad de autores frecuentemente descubiertos por ella. Fue el caso de Gustavo Mart¨ªn Garzo, que pas¨® de publicar en un sello local a ganar el Premio Nacional de Literatura con El lenguaje de las fuentes. Adem¨¢s, fue pionera en dar a conocer a escritores nunca antes editados en Espa?a (Susan Sontag, por ejemplo) y en crear colecciones de literatura infantil magn¨ªficamente ilustradas, cuando ese g¨¦nero era aqu¨ª casi inexistente. Tambi¨¦n cre¨® una excepcional colecci¨®n de poes¨ªa nada rentable en aquella ¨¦poca y la ya emblem¨¢tica Femenino Singular, una colecci¨®n s¨®lo para mujeres escritoras. Cambiar, el panorama editorial, sostiene, no ha cambiado tanto desde entonces: "Lo que est¨¢ mal ahora es lo mismo que estaba mal en mi ¨¦poca, y es que se edita diez veces m¨¢s t¨ªtulos de lo que se deber¨ªa. Las multinacionales lanzan un t¨ªtulo a ver qu¨¦ pasa en tres meses: o se convierte en un peque?o best seller o se destruye y se quita del cat¨¢logo. Es lo contrario del editor vocacional, que hace poco a poco un buen cat¨¢logo del que nunca se tacha un autor. Y si salen cinco al a?o, salen cinco". Sobre las cifras de venta, matiza: "Son muy falsas. Quiz¨¢ se venden m¨¢s libros que antes, pero se venden los best sellers, los libros de calidad se venden menos. Eso es grave. Lumen vend¨ªa no s¨¦ cu¨¢ntos miles de El nombre de la rosa, pero yo hubiera preferido que fueran menos y vender cinco mil de cada t¨ªtulo de la colecci¨®n Fantaciencia". Esther Tusquets se adelant¨® a su tiempo y con su estilo sereno contribuy¨® decisivamente a la cultura cosmopolita de la Barcelona que fue un referente cultural para todo el pa¨ªs en las d¨¦cadas de los sesenta y setenta. Cuando a finales de los noventa las cifras del negocio amenazaban con obligarla a dedicar m¨¢s tiempo a los n¨²meros que a la literatura vendi¨® el 80% del sello a una multinacional (Random House Mondadori), que la jubil¨® poco tiempo despu¨¦s, hace ahora diez a?os. Pero ni siquiera la jubilaci¨®n la sumi¨® en la nostalgia: "Comparado con el disgusto que tuve cuando muri¨® mi ¨²ltimo perro, el disgusto de vender Lumen no tiene color", declaraba en aquel momento, y esa declaraci¨®n retrata muy bien la escala de valores de la editora, para la que disfrutar de lo que la vida le ofrece implica dedicar tambi¨¦n su tiempo, y no en menor medida, a sus hijos, sus amigos, sus perros o sus viajes. Paralela a la edici¨®n, Tusquets desarroll¨® una brillante carrera como escritora que comenz¨® en 1978 con El mismo mar de todos los veranos y cuya ¨²ltima entrega es ?Bingo! Entre uno y otro, m¨¢s novelas, relatos, ensayos y memorias como Prefiero ser mujer y Memorias de una editora poco mentirosa (ambos publicados por RqueR, el sello que mont¨® con su hija al dejar Lumen). Finalmente, a caballo entre la autobiograf¨ªa y la ficci¨®n, un libro excepcional, Correspondencia privada (Anagrama, 2001). All¨ª se re¨²nen cuatro cartas de la autora -una a su madre y tres a cada uno de sus amores- que constituyen un modelo de literatura introspectiva y el alumbramiento de toda una ¨¦tica. Una aut¨¦ntica joya y la demostraci¨®n de que la buena literatura es la que habla de lo que le pasa a uno, de lo que nos pasa a todos.
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