El prodigio de Nou Barris

Otro mundo es posible? No pensaba volver a escribir ese lema, tan manido. Cualquier d¨ªa saldr¨¢ en un spot publicitario, como aquel pobre poema del hoy te quiero m¨¢s que ayer, pero menos que ma?ana. Cambio de idea. Conozco un lugar donde otro mundo es posible. Se llama Nou Barris. Una confederaci¨®n de barrios en el trastero de la metr¨®poli catalana. Invisibles desde el centro, los antiguos arrabales de barracas, escalando las laderas de los cerros, con los ¨ªndices de inmigraci¨®n m¨¢s altos, son hoy el mejor observatorio social, escenario de una trepidante vida cultural, y un modelo de integraci¨®n para Europa.

"Lo primero que aprendimos fue a andar con zancos".

Aqu¨ª, en lo m¨¢s alto, retumba con todo su sentido el testimonio de Juanillo, el botones de banco que hoy preside el ateneo de Nou Barris y dirige el gran espect¨¢culo del Desastrosus circus: "De repente, ve¨ªas a tu lado a uno de los matones de las pandillas que en otra circunstancia te habr¨ªa acojonado. Estaba all¨ª a tu lado, tambi¨¦n con zancos. Los chavales iban en zancos monta?a arriba, para que los vieran en sus casas, y bajaban a toda hostia. En Barcelona hab¨ªa muchos artistas callejeros. Circo en peque?o formato. Y no guardaban sus saberes. Los compart¨ªan. Hac¨ªamos a mano las bolas, los aros y las mazas para los malabares. El d¨ªa que quise aprender con el monociclo, acab¨¦ con los huevos morados, pero aprend¨ª. Y as¨ª todo. Luego fueron llegando los extranjeros al descampado. Hab¨ªa un maestro procedente del Circo de Mosc¨². Ten¨ªa una hernia discal. Nos ense?¨® todas las t¨¦cnicas que sab¨ªa. Era un fen¨®meno del trapecio Washington, en el que llevas a otra persona encima. Ven¨ªa gente as¨ª. Nos ense?aba. Pod¨ªamos acabar de yonquis. Parec¨ªa que ¨¦se era el destino. F¨ªjate en esos bloques de viviendas. El puto caballo se llev¨® a 30 chavales. Pero nosotros nos subimos a los zancos. Y corrimos m¨¢s que ¨¦l. ?Joder, qu¨¦ suerte, por una cabeza!".

"?Ahora mira bien! ?Disfruta de la propiedad! En el culo del mundo tenemos la mejor vista de Barcelona". Manel Ladr¨® lo dice con sorna, como si fuera un efecto ¨®ptico, pero es verdad. Desde el castillo de Torre Bar¨®, un viejo chal¨¦ abandonado en la guerra, hay la mejor vista de Barcelona. Una gran panor¨¢mica que abarca desde las estribaciones de Badalona y Santa Coloma hasta el cementerio de Montju?c. La mirada va recorriendo las torres de la t¨¦rmica de San Adri¨¢n, el Poble Nou, la Villa Ol¨ªmpica, los nuevos falos arquitect¨®nicos de Mapfre y Agbar, la Sagrada Familia. Hay un zumbido atmosf¨¦rico, como si el fr¨ªo del invierno que env¨ªa el Montseny llegara por los muchos cables de alta tensi¨®n que por aqu¨ª surcan el cielo.

"?Se ve el mar!".

"Algunos d¨ªas luminosos, limpios, incluso se avista Mallorca", dice Manel, de 71 a?os, trabajador jubilado e indomable activista cultural. S¨ª, se ve la l¨ªnea de mar all¨¢ al fondo. "?Qu¨¦ le falta a Nou Barris? ?Una playa! ?Quer¨¦is una playa?". Nacho L¨®pez, de 36 a?os, m¨²sico y programador del ateneo, cuenta que en el verano decidieron llevar la playa a la monta?a urbana, al humilde barrio de Prosperitat. Camiones de arena. Sombrillas. Palas y cubos para los ni?os. Refrescos. Helados. M¨²sica a tope. Son del Caribe. Ven¨ªan familias enteras en ba?ador, con sus meriendas, a la fiesta de Prospe Beach.

Hemos dado media vuelta, un giro de 180?. En el reverso, las casas humildes, en autoconstrucci¨®n, trepan apoy¨¢ndose unas en otras por los cerros de Bar¨® y Roquetas. M¨¢s all¨¢, en lo sombr¨ªo, enmarcados por rutas de veloz automoci¨®n, cerca de la arqueolog¨ªa industrial de la cementera de Vallbona, los bloques de la Ciutat Meridiana. "En los a?os sesenta iban a hacer un cementerio de nichos", cuenta Manel, "pero los t¨¦cnicos lo desaconsejaron por la extrema humedad. No era bueno para los muertos. As¨ª que, a principios de los setenta, construyeron viviendas para vivos".

Como El peque?o salvaje del filme de Truffaut, 9 Barris, Nou Barris, adquiri¨® su nombre cuando se rebel¨® contra la injusticia. En el mapa metropolitano le iban a llamar zona Norte. Los barrios se unieron y popularizaron esa uni¨®n: 9 Barris (hoy mantienen el nombre, pero son 14). En el a?o 1970, los arrabales dispersos, los enclaves de bloques, los poblados barraquistas, coordinaron las asociaciones y los actos reivindicativos. El transporte p¨²blico no llegaba a la mayor¨ªa de los lugares. Las autoridades dec¨ªan que las calles eran inaccesibles, que los autobuses no entraban. Entonces comenz¨® el secuestro de los autobuses. "No era por imitar los secuestros de aviones, entonces de moda", dice con sorna Andr¨¦s Naya, de 61 a?os. "Lo ¨²nico que quer¨ªamos era demostrar que s¨ª, que pod¨ªan ir m¨¢s all¨¢ e incluso llegar a barrios que ten¨ªan por malditos". Siete a?os m¨¢s tarde se producir¨ªa otro famoso secuestro en el que tambi¨¦n particip¨® Andr¨¦s con un meg¨¢fono. Esta vez la direcci¨®n era la contraria. El autob¨²s fue orientado hacia el centro, hacia la sede municipal, con una gran pancarta, Pisos para los barraquistas, atestado de vecinos que todav¨ªa viv¨ªan en chabolas. La valiente expedici¨®n tambi¨¦n tuvo ¨¦xito. En ese lugar donde estaban las antiguas barracas hay una de las mejores plazas p¨²blicas de Prosperitat, con el Casal de Barrio. Pero volvamos atr¨¢s. En Verd¨²n, en 1970, no hab¨ªa duchas en las viviendas. "S¨®lo hab¨ªa un grifo en la cocina. ?bamos los domingos a unos ba?os p¨²blicos en la calle Artesan¨ªa", explica ?ngel Rold¨¢n, de 52 a?os, nacido en el barrio. "Con toalla, 15 pesetas; sin toalla, 25". ?sa fue otra batalla esencial: la del suministro de agua. El alcantarillado. El asfaltado de calles. Hab¨ªa un gran barranco, el de las obras paradas del cintur¨®n de Ronda, que separaba los barrios y todo se enlodaba cuando llov¨ªa. Luego, los ambulatorios m¨¦dicos. Los institutos. La carencia de plazas p¨²blicas.

Y la planta asf¨¢ltica.

Era una instalaci¨®n industrial para la producci¨®n y almacenamiento de alquitr¨¢n con destino a las rondas en construcci¨®n. Y tambi¨¦n parque para la maquinaria pesada. Pero nadie en el Ministerio de Obras P¨²blicas se hab¨ªa preocupado por la ubicaci¨®n ilegal de aquella peste, pegada a los bloques de Trinitat Nova y que extend¨ªa por todo Nou Barris una patina pestilente, pegajosa y sucia. Pintura de alquitr¨¢n para un fotograma de neorrealismo. Durante a?os hubo reclamaciones y protestas sin resultado. Con el plan de urbanismo de 1974 se hab¨ªa prometido el cierre de la planta asf¨¢ltica. Nada.

El 9 de enero de 1977, en la ma?ana de un domingo soleado de invierno, unas doscientas personas desbordaron el control de entrada en la planta asf¨¢ltica. Con mazas y cuerdas consiguieron desmontar las instalaciones y dep¨®sitos. Ya nunca m¨¢s volver¨ªa a funcionar. Ese a?o, en junio, se celebr¨® la fiesta de las Treinta Horas. Por vez primera, la planta asf¨¢ltica se convert¨ªa en un h¨¢bitat cultural. Acudieron m¨¢s de 50.000 personas. En grandes letras, que ocupaban la cubierta de uralita de la antigua nave industrial, pudo leerse por vez primera "Ateneo Popular". Aquel vivero surgido en el asfalto ya no se morir¨ªa nunca. En esos comienzos, adem¨¢s de la implicaci¨®n de un grupo de irreductibles que desoyeron los cantos de sirena de la pol¨ªtica institucional y sus cargos, volc¨¢ndose en la actividad cultural y en las redes de la solidaridad, el ateneo cont¨® con la complicidad de sectores progresistas de arquitectos, economistas y periodistas. Tambi¨¦n con el apoyo de personalidades de la cultura como La Cuadra, Dagoll Dagom, Llu¨ªs Llach, El Cabrero, Labordeta o Juan Goytisolo.

Hasta entonces no hab¨ªa ning¨²n lugar para los j¨®venes. Los a?os sesenta fueron la ¨¦poca de las grandes pandillas. Las peleas en un territorio sin ley. Los Fugitivos, Los Correa de Santa Coloma, La Banda del Indio... Mucha de aquella gente quedar¨ªa en el camino. Como explica Aurora ?lvarez Yoyi, de 51 a?os, procedente de Le¨®n, los m¨¢s inquietos encontraron cobijo y coartada en dos parroquias de curas progres, San Jos¨¦ Obrero y San Sebasti¨¢n. "Discut¨ªamos en las catequesis y fue una forma magn¨ªfica de prepararse para el activismo, para la lucha social. Esa parte de la Iglesia nos ayud¨® mucho. Eran curas j¨®venes que viv¨ªan nuestros problemas".

La historia de esta sociedad alternativa de Nou Barris puede tener como epicentro aquel domingo en que la planta asf¨¢ltica empez¨® a ser so?ada como un ateneo del que luego nacer¨ªa el espacio para una de las escuelas m¨¢s importantes de circo del mundo. Hay otra forma de relato. Seguir los pasos de alguien. Por ejemplo, de ?lvaro Guerrero. Todo el mundo le llama Alvarito. Y Alvarito naci¨® hace 47 a?os en una cueva en Guadix (Granada). La familia emigr¨® a Catalu?a. Durante 27 a?os trabaj¨® de vendedor ambulante. Todos los d¨ªas, levant¨¢ndose a las siete de la ma?ana. De mercadillo en mercadillo. "Pas¨¦ un s¨¢bado por una plaza y vi actuando a los Boni y Calori con malabares. En minutos, cambi¨® mi vida. Fui al ateneo y empec¨¦ a ensayar malabares todos los d¨ªas".

Hombres y mujeres discapacitados que hace unos d¨ªas miraban con horror la bola de equilibrio, ahora consiguen sostenerse y andar sobre ella. Su sonrisa es contagiosa, espejo de la que es imborrable en el rostro de Alvarito: "?Toma tomate!". Ahora, ?lvaro Guerrero, Alvarito, es, entre otras cosas, profesor en el Ateneo Popular de un curso de circo para disminuidos ps¨ªquicos en el que participan 56 alumnos, de 18 a 56 a?os, del centro ocupacional p¨²blico Can Carreras. "Hace a?os que ven¨ªan a ver los espect¨¢culos de circo en el ateneo. De repente, se encuentran con que ellos son los artistas", explica Laura Duarte, de 27 a?os, educadora. "Eso les da una autoconfianza incre¨ªble. Viven una continua sensaci¨®n de superaci¨®n que no ser¨ªa posible con cualquier otra actividad convencional".

El maridaje entre el ateneo y la Escuela de Circo Rogelio Rivel ha permitido crear en Nou Barris un espacio de cultura viva y sensibilidad social que tiene la forma de c¨ªrculos expansivos, en que la carpa aparece como una c¨¦lula madre. Hay escuela infantil y juvenil de teatro desbordadas de demanda. Hay espect¨¢culos en peque?o formato todas las semanas. Artistas que realizan cursos en escuelas. Un espect¨¢culo anual, el Circo d'Hivern (Circo de Invierno), que fue premio nacional el pasado a?o. Y el ateneo es la base de la mejor exportaci¨®n que puede hacer un pa¨ªs: las sonrisas de Payasos Sin Fronteras.

En Nou Barris abundan los carteles, folletos y convocatorias donde se evita la reiteraci¨®n del t¨¦rmino "inmigrante" y se habla de "viejos" y "nuevos" vecinos. "Todos somos emigrantes", dice Lourdes Ponce, Pitusa, de 57 a?os, nacida en Huesca, trabajadora de Telef¨®nica e integrante de Nou Barris Acull (Acoge). "En un instituto, en una clase de 80 alumnos, preguntamos el otro d¨ªa cu¨¢ntos de sus padres hab¨ªan nacido aqu¨ª y levantaron la mano 10 alumnos. ?Y abuelos? Levantaron la mano dos. Los chavales que han llegado ahora del extranjero miraban alucinados. Pensaban que los otros eran de aqu¨ª de toda la vida". Nou Barris Acull no es una entidad al uso ni una ONG. Es una red que integra a m¨¢s de 60 asociaciones y entidades de la confederaci¨®n de barrios. Incorporan a todas sus actividades esta nueva situaci¨®n. "Aqu¨ª, mucha gente puso el chip", dice Andr¨¦s Naya, de 61 a?os, "el d¨ªa en que el partido de extrema derecha de Le Pen gan¨® las elecciones en Marsella, y adem¨¢s con mucho apoyo en barrios de tradici¨®n comunista". La noci¨®n central de Nou Barris Acull est¨¢ clara: "A partir del momento en que emigras y te estableces aqu¨ª, eres un vecino, una persona del barrio". La integraci¨®n, el limar prejuicios, es una responsabilidad de doble direcci¨®n, tambi¨¦n de quien llega. Despu¨¦s de la tragedia del 11-M de 2004, se propuso a la comunidad musulmana una celebraci¨®n abierta del fin de fiesta del Ramad¨¢n. "El que quiera beber cerveza, que la beba, y el que no quiera, no". Y as¨ª se hizo. Fue un ¨¦xito de asistencia y tolerancia que conmovi¨® a todos. A los de Acull y a los musulmanes.

Hay un d¨ªa en que Nou Barris se convierte en una cocina planetaria. El ¨²ltimo domingo de febrero se celebra el Festival de Sopes del M¨®n Mundial, organizado por 9 Barris Acull y la Xarxa (Red) de Intercambio de Conocimientos. Este a?o se prepararon ollas con 84 sopas, tantas como grupos de gentes de diferente procedencia que establecen contacto y se comunican por medio de la gastronom¨ªa. Es una experiencia de la que han nacido amistades mixtas y proyectos comunes, con la plaza de ?ngel Pesta?a como testigo. Tambi¨¦n en esto han sido pioneros los de Nou Barris en Espa?a. Existe, por as¨ª decirlo, una Internacional de la Sopa, un medio simp¨¢tico de luchar contra la xenofobia, y que celebra otros festivales en Berl¨ªn, Lille, Bolonia, Francfort y Madrid.

-Todo esto me parece demasiado idealista -le digo a Pitusa Ponce-. ?Aqu¨ª no hay conflictos?

"?Claro que hay conflictos! Hay madres que te dicen que no tienen becas para los comedores escolares porque se las han dado a los ni?os inmigrantes. Y yo les digo: 'No, mira, el problema es que no hay becas suficientes, no a quienes se las han dado'. Y despu¨¦s te encuentras con paradojas terribles, como el inmigrante que ha conseguido sus papeles y entonces dice: 'Ya somos muchos; habr¨ªa que cerrar esto'. Lo puse a caer de un burro. Fue lo m¨¢s fuerte que me pas¨®. Tambi¨¦n, al principio, hab¨ªa gente que se quejaba de las tiendas de los paquistan¨ªes y de los hind¨²es, pero esa percepci¨®n ha cambiado. Es una delicia c¨®mo tratan a las personas mayores, c¨®mo les llevan las cosas a casa. La inmigraci¨®n le ha hecho un gran favor a la sociedad. Ha puesto de manifiesto las deficiencias de nuestro Estado de bienestar. No hay plazas suficientes en las residencias. ?Qu¨¦ ser¨ªa de nuestros abuelos sin los inmigrantes que los cuidan? Porque estamos hablando de miles de personas. Y lo hacen con un cari?o extraordinario. Con un cari?o que, en muchos casos, no hab¨ªan conocido".

Adem¨¢s del trabajo de acogida y asesoramiento legal, son continuas estas actividades para poner en contacto a gentes de distinta procedencia. Una de las iniciativas m¨¢s sorprendentes, y por las que nadie de antemano daba un duro, es el acercamiento y di¨¢logo entre grupos juveniles tradicionalmente rivales como los Latin Kings (Reyes Latinos) y los ?etas. Del Kasal de Joves (Centro de J¨®venes) de Roquetes y del Prosperitat, integrados en Nou Barris Acull, naci¨® la iniciativa de un festival musical de Am¨¦rica Latina, con una noche joven en la que participaron, a partes iguales, medio millar de ?etas y Latin Kings. Ni un solo incidente.

La idea de transformaci¨®n y legalizaci¨®n de los Latin Kings como asociaci¨®n cultural naci¨® en Nou Barris. Era la primera vez que un grupo as¨ª, con ramificaciones por toda Am¨¦rica y Europa, con un funcionamiento piramidal, daba el paso de existir legalmente. Un objetivo que tambi¨¦n se busca con los ?etas, que tienen sus propios c¨®digos y un funcionamiento m¨¢s asambleario. "Es un proceso que requiere mucha paciencia, mucho di¨¢logo, para crear un espacio de confianza", dice el mediador Xaime L¨®pez Chisp¨®n, de 29 a?os, polifac¨¦tico artista y coordinador cultural del Kasal de Joves de Roquetes. Chisp¨®n tiene una energ¨ªa alternativa como Pitusa. Le digo, no necesariamente en broma, que si pone de acuerdo a los Latin y a los ?etas, tambi¨¦n podr¨ªa mediar en el conflicto vasco: "Lo m¨¢s importante es que aprendan a gestionar sus iniciativas y dirigirlas de una forma positiva. Hay muchas personas entre ellos con cualidades art¨ªsticas. Se trata de crear condiciones para que produzcan su propia m¨²sica. Tambi¨¦n vamos a realizar un proyecto, La calle la filmo yo, en que trabajar¨¢n con sus c¨¢maras".

La integraci¨®n de bandas o grupos juveniles marginales, incluso algunos muy agresivos, ha sido una constante en el h¨¢bitat cultural del Nou Barris. "Cuando se produc¨ªan incidentes en el entorno del ateneo o la escuela de circo", explica Nacho L¨®pez, "nuestra reacci¨®n ha sido siempre el intentar dialogar. Hacer una pregunta clave: 'Vosotros, ?qu¨¦ quer¨¦is y qu¨¦ sab¨¦is hacer?'. Siempre ha funcionado. Hay casos de personas que estaban en plan muy destructivo, romp¨ªan los coches, cualquier cosa, y ahora colaboran con nosotros. Echan una mano. Ellos vieron que nosotros no ¨¦ramos tan imb¨¦ciles y nosotros que ellos no eran tan macarras". El circo, la m¨²sica, el teatro, ha roto fronteras que parec¨ªan insalvables. A un colectivo en principio distante, como el de los gitanos, le ofrecieron el espacio, organizaron un concierto, grabaron un CD, que es un ¨¦xito brutal en el barrio, y ahora consideran el ateneo algo propio. Pasa un coche tuneado. Suena a tope una rumba flamenca que te pone los pelos de punta. Son ellos. Los Sincopao. Algo parecido ocurri¨® con los hip-hoperos. Pinchan ellos, rapean ellos, proyectan sus im¨¢genes. "Ven que los respetamos, y entonces respetan a los dem¨¢s. Eso es lo que funciona". Otro grupo ocup¨® un solar abandonado y acordaron hacer un taller de bicis libre. Est¨¢ cerca de la salida del metro de V¨ªa Julia. All¨ª, todos los s¨¢bados, acuden un mont¨®n de chavales a intercambiar piezas y reparar las bicis averiadas. Es un gran taller ins¨®lito, un taller-fiesta al aire libre, con los mec¨¢nicos m¨¢s ocurrentes que uno puede encontrarse en el sector de locomoci¨®n.

En estos cerros, descampados y antiguas huertas, el barrio obrero m¨¢s antiguo es Can Peguera, construido con los restos de la Exposici¨®n Universal y que ahora es un acogedor lugar de casas bajas, con arbolado y buganvillas. Cerca, los montes de La Collserola, que ahora es parque natural y donde el jabal¨ª se acerca a Barcelona. "De ni?os, por unas perras, ¨ªbamos a por le?a y madro?os", cuenta Isidro T¨¢rrega, de 72 a?os, que trabaj¨® de curtidor en Horta. Hab¨ªa sido un ni?o con el estigma de rojo: su padre volvi¨® moribundo del exilio. Can Peguera lo habitaron, en su mayor¨ªa, obreros que ven¨ªan a trabajar en la construcci¨®n del metro: los "murcianos", tambi¨¦n llamados charnegos. Ese t¨¦rmino con connotaciones despectivas design¨® durante un tiempo al inmigrante. Pero aqu¨ª, o nunca se ha usado o ha desaparecido del todo. Todo lo que se mueve en Nou Barris tiene un aire inmigrante. La oleada humana de los a?os cincuenta y sesenta proced¨ªa de Andaluc¨ªa, Galicia, Extremadura y Arag¨®n. Ahora, en una poblaci¨®n de 170.000, es el distrito que acoge a m¨¢s inmigrantes extranjeros, en una proporci¨®n que va en incremento. En cifras de enero de 2006, est¨¢n censados 22.812 inmigrantes. En Ciutat Meridiana-Vallbona, el porcentaje es del 24,2%. En los bloques de Ciutat Meridiana, aquel lugar descartado como cementerio, viven 3.411 inmigrantes. Las causas son f¨¢ciles de detectar: la vivienda es m¨¢s barata, y el transporte, m¨¢s dificultoso. La estad¨ªstica del distrito de Nou Barris recoge 31 procedencias. La mayor¨ªa, 6.032, son ecuatorianos. Le siguen 1.817 bolivianos, 1.551 peruanos, 1.347 marroqu¨ªes, 1.246 colombianos, 1.137 dominicanos, 922 paquistan¨ªes, 783 de China, 714 argentinos, 604 rumanos, 564 hondure?os, 516 armenios, 424 nigerianos... Y as¨ª hasta 31 nacionalidades.

Consuelo Pl¨²a, de 45 a?os, vino hace cinco de Guayaquil, Ecuador. Vino con dos de sus tres hijos, los menores. Su marido se hab¨ªa venido antes. Los comienzos fueron duros. En la escuela, el ni?o peque?o se encontr¨® con algo de racismo: el color de la piel. "Pero no hay que hacer caso a esa gente, son los menos. Hemos hecho muy buenos amigos espa?oles. Gente que te ayuda. Encontr¨¦ un trabajo fijo de limpiadora. Antes ten¨ªa uno en condiciones muy duras. Antes quer¨ªa volver a Ecuador. Ahora ya no s¨¦. Yo vine para trabajar y pagar los estudios universitarios de mi hijo mayor. Ha sido posible con nuestro sacrificio. Ahora estoy indecisa. Creo que debo pensar m¨¢s en m¨ª y en mis hijos peque?os. Vivimos aqu¨ª, ¨¦ste es el lugar en el que tenemos que procurar ser felices".

El caso de Zitouni, otro de los nuevos vecinos de Nou Barris con quien hablo, es muy distinto. No me puede decir su apellido porque est¨¢ sin papeles. Es soltero. Procede de Marruecos, despu¨¦s de un paso por Italia. Es abogado y le gustar¨ªa trabajar en Espa?a en esa profesi¨®n. Pero todos sus esfuerzos ahora est¨¢n orientados a encontrar un trabajo para obtener el permiso de residencia, y luego estudiar el espa?ol y el catal¨¢n, pensando en estar alg¨²n d¨ªa ante un tribunal no como perseguido, sino como defensor.

-?Han aumentado hacia ustedes los prejuicios por el integrismo religioso?

-El integrismo es algo de personas fan¨¢ticas, y personas fan¨¢ticas las hay en cada pa¨ªs, en cada religi¨®n. A m¨ª no me interesan. En Espa?a, la mayor¨ªa de la gente es muy amable. Y los espa?oles entienden mejor lo que es la inmigraci¨®n, sus causas. Estoy contento de haber venido.

Xavi Artal, de 39 a?os, y nacido en Barcelona, fue uno de los impulsores de la segunda vida del Ateneo Popular, de su implicaci¨®n como espacio de las nuevas luchas sociales y, sobre todo, de lugar de integraci¨®n de los inmigrantes. Xavi es cartero en el Raval. ?l s¨ª que tiene conexiones verdaderas con la realidad. Le afecta especialmente el trato deshumanizado de los organismos oficiales y la burocracia. "Mucha gente no tiene ni pu?etera idea de la angustia, innecesaria, a la que se somete al inmigrante. Semanas, meses, esperando un papel del que depende su existencia y la de su familia. Yo soy el cartero. El ¨²nico puente que tienen con un mundo kafkiano o absurdo. Procuro darles esperanza, pero a veces revientas por dentro de desesperaci¨®n".

Las palabras escalan la torre del ateneo. Caligraf¨ªan sus paredes. No son consignas. ?Qu¨¦ quieren? Excitarte. Indignarte. Insinuarte. Voltearte. Admirarte. Docenas de palabras que contienen, como un injerto, el sufijo arte. Y todos los muros en esta zona son espacios art¨ªsticos. No ha habido que llamarlo. El arte ha venido por su cuenta, con su visera a lo Basquiat. Los mejores grafiteros de Barcelona le han dado una "mano de pintura" inolvidable al ateneo y su entorno. Obras de Nexie, Alc13, Pornostrars, Los Bandits... Al lado de la escuela de ense?anza p¨²blica Antariana, que ocupa el lugar donde estaba la chimenea de la planta asf¨¢ltica derribada por los vecinos, hay una reproducci¨®n gigante de El beso, de Roy Lichtenstein, sosteniendo la monta?a. Cerca, los patriarcas gitanos cuelgan de los ¨¢rboles las jaulas donde trinan jilgueros y canarios. El pop-art, escapado de los museos y las vallas publicitarias, ha encontrado su sitio.

El barrio m¨¢s peque?o y singular de Barcelona no aparece en los mapas. Tiene tres ¨¢rboles. De vez en cuando, subiendo pacientemente cuestas, llegaban caravanas que buscaban el amparo geogr¨¢fico del Ateneo Popular. Un lugar de donde no les expulsaban. Un bar. Unas duchas. Gentes del circo, ambulantes, que se fueron transmitiendo por los caminos invisibles la contrase?a de Nou Barris. En contraprestaci¨®n, ense?aban su oficio a los j¨®venes. "De forma espont¨¢nea, se fue creando aqu¨ª una especie de Internacional del Circo", cuenta Joan L¨®pez Villora, Juanillo, de 48 a?os, treinta de ellos dedicados al vivero cultural, y presidente de la junta del ateneo. La colaboraci¨®n se intensific¨® a partir de 1991, cuando los j¨®venes atene¨ªstas decidieron dar un paso adelante y formar una primera compa?¨ªa de divertimiento. A finales de los noventa nace el Campamento, el poblado de los artistas, con la llegada de los "n¨¢ufragos" del circo suizo Kran. Entre ellos, un grupo de alemanes y espa?oles que formaron el grupo Jarbanzo Negro. El acuerdo se estrech¨®. Los artistas del descampado pasaron a ser un c¨ªrculo m¨¢s del ateneo. A cambio de suelo, agua y luz, ellos daban espect¨¢culo y m¨²sica. Inolvidables pasacalles por el barrio. Pero ¨¦sa es la prehistoria. La llegada de la escuela de Rogelio Rivel, con el levantamiento de la primera carpa, en 2001, revolucion¨® el Campamento. De manera espont¨¢nea, alumnos y algunos profesores se establecieron en caravanas. No s¨®lo por necesidad: "Se lleg¨® a la conclusi¨®n de que la vida en caravana era una asignatura m¨¢s".

El Campamento de Nou Barris, con sus caravanas varadas alrededor de la carpa, tiene un funcionamiento asambleario. Hay servicios comunes. Es una comunidad internacional de la que forman parte, en su mayor¨ªa, los alumnos m¨¢s implicados en la escuela de circo. Ese c¨ªrculo permanente alrededor de la carpa tiene, como en los viejos circos, un significado de protecci¨®n simb¨®lica y real. La carpa de Nou Barris, que ahora alberga una de las mejores escuelas de circo para j¨®venes de todo el mundo, nunca est¨¢ desguarnecida.

Hubo una crisis grande en 1979. Como en todo el movimiento ciudadano en Espa?a. Bastante gente se incorpor¨® a la pol¨ªtica institucional y otra mucha se cans¨®, desencantada. En el ateneo aguantaron. Pocos, pero aguantaron. Fue una ¨¦poca dura, con mucha gente colgada de la droga en los barrios. Hab¨ªa actuaciones los fines de semana en que el que estaba en la puerta se jugaba el pellejo. "M¨¢s de un d¨ªa sent¨ª la punta de un cuchillo en el pecho", cuenta Juanillo. "Nos pon¨ªamos tablas bajo la ropa como armadura". Pero el ateneo resisti¨®. El entorno era duro, pero se consigui¨® convertirlo en un lugar especial, c¨¢lido. Una isla en aquel tiempo. Aqu¨ª comenzaron muchos artistas y m¨²sicos que ahora son famosos, pero mantienen su fidelidad. Y actuaron consagrados. Era un lugar peque?o. Los llamaban y ven¨ªan. Gente como Moustaki, Llach o Paco Ib¨¢?ez. Era un espacio totalmente libre. Y sin ninguna ayuda. Durante 15 a?os no se les reconoci¨®. Otro momento cr¨ªtico fue cuando el Ayuntamiento se empe?¨® en transformarlo en un centro c¨ªvico al uso. "?El Centro C¨ªvico de la Planta Asf¨¢ltica! Todav¨ªa nos llegan cartas con esa denominaci¨®n. Les dijimos que no, que quer¨ªamos mantener el Ateneo Popular como era, con un esp¨ªritu de autogesti¨®n". Se hicieron planos para transformar la antigua nave industrial. Al final convencieron a los mun¨ªcipes. Y se firm¨® el primer convenio permanente, un acuerdo at¨ªpico, entre un ayuntamiento y un ateneo autogestionado. Pero las obras en la planta asf¨¢ltica se demoraban. La primera constructora se declar¨® en suspensi¨®n de pagos. El ateneo se salv¨® entonces por una decisi¨®n vecinal: hacerse ambulante. Funcionar al aire libre, en las plazas. Y as¨ª se hizo todos los fines de semana, durante tres largos a?os. Hasta que la antigua planta asf¨¢ltica se convirti¨® al fin en un h¨¢bitat cultural.

Treinta a?os de Ateneo Popular son muchos a?os. En crecimiento. Con cada vez m¨¢s actividades que se irradian a la confederaci¨®n de Nou Barris, a la ciudad, y m¨¢s all¨¢. Adem¨¢s de los cursos y actividades culturales, un h¨¢bitat del librepensamiento donde se podr¨ªa rezar la oraci¨®n laica de Miguel Torga: "Libertad que hay en nosotros, / santificado sea su nombre". Un ateneo donde han encontrado cobijo trabajadores de empresas en crisis, desertores de guerra (en la ¨¦poca de la del Golfo), donde han podido celebrar sus asambleas colectivos estigmatizados como las prostitutas o grupos de artistas-okupas. En momentos, el ateneo ha funcionado como un Porto Alegre barcelon¨¦s. Es el ¨²nico centro cultural espa?ol que forma parte de la red Trans Europe Halles.

"La clave del ¨¦xito del ateneo ha sido su independencia", dice Juanillo Villora. "Nunca se ha celebrado un acto de partido o sindicato". El n¨²cleo que siempre lo mantuvo vivo fue El Bid¨® (El Bid¨®n), una asociaci¨®n que convirti¨® en s¨ªmbolo los bidones de la planta asf¨¢ltica. Cada uno ten¨ªa, o tiene, sus simpat¨ªas. "Pero las siglas siempre quedaron aparcadas fuera".

"Hay otra raz¨®n esencial", explica Sergi D¨ªaz, de 37 a?os, coordinador. "El 50% del presupuesto lo generamos nosotros y el otro 50% es de aportaci¨®n p¨²blica, pero administrado con todo rigor, a cambio de convenios y programas concretos". El ateneo sobrevivi¨® y podr¨ªa sobrevivir sin financiaci¨®n municipal. No hay funcionarios, sino programadores contratados a partir del voluntariado y para los que no existen los horarios. El presupuesto de este a?o es de 900.000 euros. Los trabajadores, incluidos los del bar-comedor y limpieza, cobran un salario similar. Funciona por asamblea y est¨¢ dirigido por una directiva que refleja, en su composici¨®n, las diferentes ¨¦pocas. Porque ¨¦sa es otra cualidad de la experiencia alternativa de Nou Barris: conviven las generaciones. Y hay viejos muy j¨®venes. Como este Manel, de 71 a?os, que dirige el taller de poes¨ªa y teatro y que me ha llevado a lo alto del cerro para que vea el mar y compruebe que los pobres tienen la mejor panor¨¢mica de Barcelona: una vista de cine.

Pero los ojos, al final de la escapada, vuelven al g¨¦nesis. Al pie de la ladera. A la nave industrial que hoy es ateneo. A la carpa de circo. A los tres ¨¢rboles. A una memoria entrelazada: "El naranjo es Sol Espinosa, una chilena que amaba este lugar. ?Qu¨¦ t¨ªa, qu¨¦ artista! El limonero es Joan Armengol, uno de los fundadores de Els Comediants, y que nos ayud¨® a tope. Y el cerezo es Elsa Moreno. Muri¨® muy joven. Era argentina. Hab¨ªa trabajado en el Cirque Plume, en Francia. Una aut¨¦ntica maravilla en los n¨²meros a¨¦reos. Se implic¨® mucho aqu¨ª, con la escuela. Cuando muri¨®, nos dej¨® en el testamento todo cuanto ten¨ªa. Dos millones para poder ir a Nepal, a llevar el circo a los refugiados de But¨¢n. Fuimos en 1997 y volvimos en 2003. Actuamos en la selva, a veces para quince mil personas, gente sin papeles, desplazados de sus aldeas, convertidos en ap¨¢tridas. ?bamos como Payasos Sin Fronteras, a nuestra manera. Estuvimos tambi¨¦n en Bosnia, en plena guerra. En Srebrenica. Tra¨ªamos las noticias de las matanzas, de cosas horribles que estaban ocurriendo y no se sab¨ªan. Hab¨ªa gente que nos preguntaba: 'Pero, ?a qu¨¦ vais all¨ª? ?Qu¨¦ carajo hac¨¦is en la guerra?'. Bueno, los ni?os s¨®lo jugaban a eso, a matarse. Campos minados, ciudades desoladas. ?Ten¨ªas que verlos los d¨ªas que actu¨¢bamos! Alucinaban. Para algunos, era el ¨²nico d¨ªa de luz en su vida. Sub¨ªa la gente en hileras para el circo. El escenario ten¨ªa detr¨¢s una v¨ªa f¨¦rrea que hab¨ªa saltado por los aires, con la locomotora volcada. Yo hice trapecio bajo la lluvia. Nadie se marchaba. Goteaba el trapecio. Llov¨ªa sobre los rostros. Pero no se iba nadie, no. Otro d¨ªa, en Tuzla hubo unos bombazos y se fue la luz del teatro y el p¨²blico tampoco se march¨®. Estaba lleno y nadie se mov¨ªa. Explicamos que as¨ª no se pod¨ªa actuar. Entonces aparecieron unos tipos con unas mazas de queroseno. Con antorchas. Y as¨ª actuamos, como en la antig¨¹edad".

Es verdad. Es una de las mejores vistas del mundo, la de Nou Barris.