El principio del todo
Con el Rigoletto del pasado octubre se dio el pistoletazo de salida al ambicioso proyecto de la ABAO Tutto Verdi (Todo Verdi), que supone poner en pie, esc¨¦nica y musicalmente hablando, toda la producci¨®n oper¨ªstica del compositor italiano, en un plazo que se extender¨¢ algo m¨¢s de las 12 temporadas. Los 28 t¨ªtulos oficiales m¨¢s las revisiones o adaptaciones, incluyendo, rizando el rizo, hasta Otello traducido al franc¨¦s, con aquiescencia del propio Verdi, y con el inevitable a?adido de un largo ballet como era caracter¨ªstica ineludible de la ?pera de Par¨ªs. Un proyecto ¨²nico en el mundo, ya que los varios intentos hasta ahora acometidos por otros teatros, el Covent Garden londinense especialmente, no se remataron seg¨²n de los planes previstos ni abarcaron tanto como lo que plantea la ABAO.
Tutto Verdi
Oberto, conte di San Bonifacio, de Verdi. Ildar Abdrazakov, Evelyn Helitzius, Marianne Cornetti, Carlo Ventre, Nuria Lorenzo. Coro ?pera de Bilbao, Sinf¨®nica del Principado de Asturias. Director: Yves Abel. Director de escena: Ignacio Garc¨ªa. Palacio Euskalduna. Bilbao, 20 enero.
Este Oberto se puede considerar el inicio m¨¢s aut¨¦ntico de esta aventura, dado que es el primer t¨ªtulo estrenado por Verdi en la Scala de Mil¨¢n pocos d¨ªas despu¨¦s de cumplir 26 a?os. Exige ya cuatro voces de nivel y la ABAO, qui¨¦n lo duda, las reuni¨®. Abdrazakov posee la tesitura justa para el papel y su colorido noble y homog¨¦neo, de cada vez m¨¢s cuidada l¨ªnea de canto que su frecuente repertorio rossiniano le facilita, dio al protagonista titular presencia y esencia, concentrando sus mejores posibles en su p¨¢gina solista del acto UII. Cornetti fue capaz de dar relieve a Cuniza, el elemento teatral m¨¢s d¨¦bil del cuarteto, porque es una formidable mezzo aguda con un cuidado concepto del canto verdiano. Ventre cuenta con una voz tenoril de suntuosos colores l¨ªricos y un caudaloso volumen. Su Riccardo, empero, en los primeros momentos algo indeciso y luego decorosamente cantado, result¨® un tanto lineal o mon¨®tono. La gran sorpresa fue la extraordinaria Leonora de la Herlitzius. Soprano alemana que proviene de otros repertorios, encontr¨® en este posiblemente su primer Verdi un perfecto veh¨ªculo para dar testimonio de la importancia de sus medios y de una categor¨ªa actoral de primer rango, que supo disfrutar la inteligente direcci¨®n esc¨¦nica de Garc¨ªa.
Clima g¨®tico
En un clima g¨®tico de sencilla pero precisa plasmaci¨®n, a la que colaboraron la realista escenograf¨ªa con leves toques simb¨®licos de Domenico Franchi y la dram¨¢tica iluminaci¨®n de Vinicio Cheli, supo Garc¨ªa sobre todo captar las relaciones establecidas entre los protagonistas, con una licencia final de enorme astucia esc¨¦nica: Leonora, en vez de retirarse a un claustro como indica el libreto, se suicida logrando as¨ª potenciar el clima rom¨¢ntico de la obra.
Desde el foso, Abel transmiti¨® un empuje y una energ¨ªa que sonaron genuinamente verdianas, con una orquesta d¨²ctil y un coro, como siempre, fervoroso.
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