Avisos desde la OCDE
Nada hay en el reciente informe semestral de la OCDE sobre la econom¨ªa espa?ola que resulte extra?o a los an¨¢lisis econ¨®micos conocidos en los ¨²ltimos dos a?os expuestos por los analistas econ¨®micos espa?oles. Efectivamente, el crecimiento parece garantizado al menos durante los pr¨®ximos trimestres -del 3,3%, seg¨²n sus previsiones, este a?o y del 3,1% en 2008- debido fundamentalmente a la persistencia de un precio del dinero todav¨ªa en niveles relativamente bajos, el tir¨®n de la construcci¨®n -que muestra s¨ªntomas de agotamiento-, la presi¨®n del consumo y, ¨¦sta ser¨ªa la novedad que reconoce la organizaci¨®n, por una aportaci¨®n menos negativa del sector exterior, que tan s¨®lo restar¨¢ ocho d¨¦cimas al crecimiento en 2007. La fotograf¨ªa se completa con crecimientos de la inversi¨®n, un descenso importante de la tasa de paro, que se explica por la baja productividad, y el problema cr¨®nico del d¨¦ficit exterior, que se situar¨¢ en el 9,6% del PIB el a?o que viene.
Con este retrato a grandes rasgos de la econom¨ªa, no es dif¨ªcil adivinar por d¨®nde van los avisos o advertencias de la OCDE. Si no se reduce la tasa de inflaci¨®n, el d¨¦ficit del sector exterior continuar¨¢ creciendo hasta que Espa?a se convierta en una sociedad de servicios, tur¨ªsticos o profesionales, pero sin productos de valor a?adido intercambiable; si no aumenta la productividad, la calidad y competitividad decaer¨¢ y acabar¨¢ por hundir las cuotas de mercado de los productos espa?oles en el exterior; y si no se aplica una pol¨ªtica fiscal m¨¢s restrictiva, entendiendo por tal una selecci¨®n de inversi¨®n p¨²blica ascendente en infraestructuras, educaci¨®n e I+D en el marco de un recorte global del gasto p¨²blico, la llegada de una contracci¨®n econ¨®mica, sea brusca o paulatina, acarrear¨¢ graves problemas a las finanzas p¨²blicas.
Tiene raz¨®n la OCDE cuando expone que la productividad y el valor a?adido de una econom¨ªa aumentan cuando se apuesta por la educaci¨®n y la inversi¨®n en tecnolog¨ªa. Las tuercas que hay que apretar son pues las de la inflaci¨®n, la inversi¨®n selectiva y eficaz y un sector p¨²blico m¨¢s controlado. Tambi¨¦n acierta al considerar que las pol¨ªticas p¨²blicas deben ser cuidadosamente valoradas por una agencia independiente que minimice las contraindicaciones de la dispersi¨®n fiscal auton¨®mica, y al sugerir una ampliaci¨®n del periodo de c¨¢lculo sobre el que se han de calcular las pensiones. Pero hay otras de una dificultad pol¨ªtica casi insalvable; por ejemplo, la recomendaci¨®n de suprimir la desgravaci¨®n fiscal a la compra de viviendas. Ser¨ªa el modo m¨¢s dr¨¢stico de acabar con la sobrevaloraci¨®n del mercado, pero cualquier Gobierno se lo pensar¨¢ dos veces antes de pagar el coste pol¨ªtico que acarrea.
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