Guerra del pan en Ceuta
Guardia Civil y polic¨ªa requisan las tortas importadas de Marruecos
Desde ayer los panaderos de Ceuta vuelven a respirar. La Guardia Civil, en la frontera, y la polic¨ªa local, dentro de la ciudad, tienen una nueva tarea: decomisar el pan procedente de Marruecos. Una pieza de 200 gramos horneada en Findeq, la antigua Castillejos, un pueblo marroqu¨ª pegado a Ceuta, cuesta entre 15 y 20 c¨¦ntimos de euro. Una vez cruzada la frontera se vende en la calle a 40 c¨¦ntimos, 20 menos que el precio de la barra de pan en las panader¨ªas ceut¨ªes.
Las panificadoras ceut¨ªes se quejan de que la competencia de Marruecos les lleva a la ruina
Nada de extra?ar, por tanto, que cada d¨ªa se consuman hasta mil kilos de pan marroqu¨ª en los barrios lim¨ªtrofes de El Pr¨ªncipe o Los Rosales. "Adem¨¢s, est¨¢ mucho m¨¢s rico y alimenta m¨¢s que esas baguettes espa?olas precocinadas que no saben a nada", afirma Nordim Mohamed, un vecino de la zona, consumidor de las tortas de trigo y del pan con matalah¨²va (hierba dulce) procedente de Findeq.
El negocio de importaci¨®n ilegal de pan "es redondo y a nosotros nos est¨¢ llevando injustamente a la ruina, porque no podemos competir con esos costes de producci¨®n", se lamenta Jos¨¦ Manuel Ruiz, portavoz de la Asociaci¨®n de Fabricantes de Pan.
En los ¨²ltimos a?os han cerrado tres de las 15 panificadoras ceut¨ªes y las que subsisten, que dan empleo a un centenar de personas, cuantifican sus p¨¦rdidas en un 20%. "Algunos compa?eros venden incluso un 50% menos de lo habitual", asegura Ruiz.
Apoyados por UGT, sus due?os se han movilizado. Acudieron esta semana a la Delegaci¨®n del Gobierno y tambi¨¦n se entrevistaron con Juan Jes¨²s Vivas, el presidente de la ciudad. A sus interlocutores les exigieron que impidieran la entrada y la venta del pan extranjero. De ah¨ª las ¨®rdenes impartidas a guardias civiles y polic¨ªas locales.
Vivas se comprometi¨® adem¨¢s con la asociaci¨®n de fabricantes a examinar la concesi¨®n de ayudas al sector para que modernice su maquinaria y agilice la contrataci¨®n de personal.
El contrabando, que los ceut¨ªes llaman p¨²dicamente comercio at¨ªpico, supone, seg¨²n estimaciones casi coincidentes de autoridades espa?olas y marroqu¨ªes, unas exportaciones anuales de la ciudad a Marruecos por valor de unos 700 millones de euros. La C¨¢mara de Comercio ceut¨ª estima que genera el 70% de la actividad econ¨®mica.
A trav¨¦s de la frontera del Tarajal entran a diario en el noroeste marroqu¨ª miles de yogures -a veces caducados-, pa?ales, repuestos de autom¨®viles e incluso mecheros fabricados en China que no cumplen los requisitos de seguridad para ser vendidos en la Uni¨®n Europea.
Los aduaneros marroqu¨ªes hacen la vista gorda, a cambio de peque?as propinas fijadas por un baremo, aunque a veces esa mercanc¨ªa hunde la producci¨®n local, como sucedi¨®, por ejemplo, con una f¨¢brica de cerillas cerca de Tetu¨¢n, que no resisti¨® la competencia. Un informe encargado por el Ministerio de Agricultura espa?ol reconoc¨ªa, en 2001, que el contrabando inhibe la inversi¨®n en el norte de Marruecos.
Pero cuando, como sucede con el pan, el flujo comercial se produce en direcci¨®n contraria a la habitual, los ceut¨ªes ponen el grito en el cielo.
La Cofrad¨ªa de Pescadores se dispone ahora a seguir los pasos de los due?os de las panificadoras. Reactivar¨¢ sus gestiones con la Delegaci¨®n del Gobierno para que acabe con la importaci¨®n ilegal de pescado marroqu¨ª oculto bajo las ruedas de repuesto o incrustado en el doble fondo del maletero. Por culpa de sus condiciones de transporte, llega con frecuencia a Ceuta en mal estado.
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