Viajes a la nostalgia, cogorza gratis y maletas empapeladas
Calzado c¨®modo, paciencia y moderaci¨®n en las degustaciones. De Fitur es f¨¢cil salir con los tacones reventados (ocupa unos 150.000 metros cuadrados), convertido en un mis¨¢ntropo y con una cogorza de capit¨¢n general. El pasado a?o la feria del turismo congreg¨® a 150.000 profesionales en tres d¨ªas y 96.000 visitantes en las dos jornadas abiertas al p¨²blico.
El jueves, todav¨ªa reservado a los profesionales, a las siete de la tarde hab¨ªa que guardar cola durante casi una hora para coger un taxi y, seg¨²n un usuario, la polic¨ªa imped¨ªa el acceso al metro de Campo de las Naciones para evitar un peligroso colapso en los andenes ya atestados. Seg¨²n una portavoz de Metro, que asegura que aument¨® en seis los trenes en esa l¨ªnea, los controles respond¨ªan a medidas de seguridad antiterrorista.
En Fitur no se pueden contratar viajes ni billetes para las vacaciones, pero los siete euros de la entrada dan derecho a pelear por las ca?as y vinos en las casetas. Los expositores se estiran m¨¢s con los profesionales (salm¨®n noruego en la aerol¨ªnea escandinava SAS, catas de los vinos que sirve Iberia...) pero hoy y ma?ana el aficionado puede probar ensaimadas de Baleares, embutidos de Guijuelo y caf¨¦s y t¨¦s de Turqu¨ªa.
El precio del billete incluye tambi¨¦n un viaje a la nostalgia en el tenderete de Nerja, que exhibe como atractivo tur¨ªstico las fotos de los protagonistas de Verano Azul, la archireemitida y empalagosa serie de televisi¨®n. Algunos de los actores, casi irreconocibles 25 a?os despu¨¦s, pasaron ayer por el stand de la localidad malague?a.
Cl¨¢sicos y t¨®picos
Los cl¨¢sicos corren el riesgo de convertirse en t¨®picos, y sin embargo no pierden gancho, a juzgar por el ¨¦xito de p¨²blico cosechado por las mujeres en traje de canc¨¢n que promocionan Par¨ªs como sede del Folies Bergere, la catedral del pecado a la francesa para los bisabuelos de las sufridas bailarinas. Un antecedente casi victoriano del turismo sexual.
Los aficionados a un folclore m¨¢s ancestral y casto tienen la posibilidad de ver hoy danzas madrile?as, manchegas, peruanas y tunecinas, entre otros muchos espect¨¢culos.
Otro de los lugares comunes de Fitur son las toneladas de papel cuch¨¦ en su versi¨®n cat¨¢logo de viajes que trasiegan por los pabellones del Ifema. Pese a que pr¨¢cticamente la misma informaci¨®n que contienen est¨¢ disponible en Internet, a nadie extra?a que muchos visitantes avisados, y sobre todo los profesionales, se lleven una maleta con ruedas vac¨ªa para llenarla de los miles de panfletos, posters y CD que regalan en los mostradores para tratar de convencer al paseante de que visite un determinado pueblo o pa¨ªs.
Y si no basta con las fotograf¨ªas de paisajes espectaculares para animar al cliente, tambi¨¦n se rifan viajes. La mayor¨ªa de los sorteos se dedican a los profesionales, pero hoy a¨²n se puede intentar ganar, por ejemplo, una escasamente ex¨®tica estancia en un hotel de la sierra de Gredos. Menos es nada.
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