"Comet¨ª un error al no investigar m¨¢s sobre las armas de destrucci¨®n masiva"
Bob Woodward (63 a?os, casado, dos hijas), el actual director adjunto de The Washington Post, que investig¨® con su compa?ero Carl Bernstein el esc¨¢ndalo del Watergate hasta acabar con la presidencia de Richard Nixon, ha publicado su tercer libro -Negar la evidencia, editorial Belacqua- de una trilog¨ªa sobre el presidente George W. Bush. Woodward escribi¨® este tomo sobre la guerra de Irak, un tema que ya hab¨ªa abordado, porque, asegura, uno de sus ayudantes, Bill Murphy Jr., le convenci¨® de que era fundamental.
El pasado lunes, Woodward recibi¨® a un enviado de EL PA?S en su casa de Georgetown, en Washington, mientras se desarrollaba el juicio por perjurio y obstrucci¨®n a la justicia de Scooter Libby, el ex jefe de gabinete del vicepresidente Richard Cheney, un proceso en el cual, en cierto modo, tambi¨¦n la prensa norteamericana se sienta simb¨®licamente en el banquillo. "Comet¨ª un error al no investigar m¨¢s sobre las armas de destrucci¨®n masiva de Irak", lament¨® varias veces Woodward en la entrevista.
"?A qu¨¦ juega el presidente? ?Est¨¢ minti¨¦ndose a s¨ª mismo o es ¨¦l su primer enga?ado?
"Me sorprende a¨²n la tenaz y repetida negaci¨®n de los hechos por la Administraci¨®n de George Bush"
"Me intriga saber por qu¨¦ Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar apoy¨® tanto a Bush"
"Grandes palabras, obligaci¨®n y celo. Todo eso se combin¨® para desencadenar la guerra de Irak"
"Es la guerra de Bush, pero la decisi¨®n de c¨®mo hacerla es en gran medida de Rumsfeld"
"Si hubiera [en mi libro] un cap¨ªtulo sobre Aznar, Espa?a y Bush lo titular¨ªa 'Aliado improbable'?"
Consulte la entrevista ¨ªntegra a Bob Woodward en ELPA?S.com |
Pregunta. ?Est¨¢ interesado en el juicio de Scooter Libby?
Respuesta. Voy a testificar.
P. S¨ª, lo s¨¦. Pero, ?est¨¢ interesado?
R. Estoy interesado, pero no creo que sea el gran acontecimiento que mucha gente cree que es. En cambio, pienso que es algo muy peque?oen relaci¨®n con el problema de la guerra de Irak...
P. ?Por qu¨¦ un nuevo libro sobre Irak?
R. Porque es un tema tan importante... Su anterior presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, form¨® parte de la coalici¨®n de fuerzas que ocuparon Irak. Es s¨®lo un peque?o ejemplo. Es una guerra que define la percepci¨®n que el mundo tiene de Estados Unidos y define qui¨¦nes somos para nosotros mismos en una medida muy importante. Por eso, Bill Murphy, mi ayudante, me insisti¨® en que era importante: la guerra de Irak est¨¢ en el centro de los acontecimientos y debes tratar de escribir sobre algo que es tan incre¨ªblemente importante. Es duro saber lo que ocurri¨®, es dif¨ªcil obtener informes y documentos secretos.
P. Pero ya escribi¨® sobre Irak.
R. Es verdad.
P. La impresi¨®n que uno tiene es que sinti¨® usted la necesidad de revisitar esta historia; digamos m¨¢s directamente, revisitar su trabajo anterior...
R. Bueno, realmente Plan de ataque cubre los 16 meses desde el 11-S de 2001 y el comienzo de la guerra de Irak, en marzo de 2003. Y Negar la evidencia va desde el inicio de la guerra hasta la primavera de 2006. Las circunstancias, por tanto, son diferentes. Hay gente que ha dicho que aquel libro era favorable a Bush y este libro es desfavorable. El candidato dem¨®crata John Kerry recomend¨® en la campa?a de las presidenciales de 2004 Plan de ataque, y The New York Times dedic¨® dos historias de primera p¨¢gina porque, estimaba, el libro sacud¨ªa la Casa Blanca por la gran cantidad de detalles que aportaba sobre los enfrentamientos y la hostilidad entre el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Estado, Colin Powell, o entre Powell y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Se trata de describir lo que ha pasado... No es estrictamente revisitar, aunque es cierto que he dedicado en este libro mucho tiempo a Rumsfed, en su primer a?o de gesti¨®n, 2001. Y hubiera deseado saber todo eso para mi anterior libro. Pero no lo supe. Mi trabajo no logr¨® obtener esa informaci¨®n hasta mucho despu¨¦s. De modo que ya sabe, continuas pelando la cebolla...
P. Rumsfeld es el gran personaje de este libro, ?no?
R. S¨ª. Todo el problema con Rumsfeld... Era dif¨ªcil llegar a esa historia antes. Mientras muchas de las personas siguen en el poder no es f¨¢cil conseguir que hablen... Su pregunta es realmente profunda, y creo que la respuesta ser¨ªa: s¨ª, siempre est¨¢s revisitando tu trabajo; no est¨¢s cambiando, pero a?ades detalles o completas la narraci¨®n. Eso es el periodismo.
P. ?Irak es la guerra de Rumsfeld?
R. La decisi¨®n de ir a la guerra es de Bush. Es la guerra de Bush, no tengo duda. La decisi¨®n sobre c¨®mo hacerla es en gran medida de Rumsfeld. Y m¨¢s importante, lo que centra mi atenci¨®n es que la gesti¨®n de la posguerra es de Rumsfeld. La gesti¨®n de la posguerra y el fracaso en la planificaci¨®n anticipada es el gran problema. De ah¨ª que el foco est¨¦ sobre Rumsfeld.
P. Uno de los m¨¢s importantes cap¨ªtulos del libro, el sexto, nada tiene que ver con Irak. Es cuando usted narra que el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, solicita una reuni¨®n urgente, el 10 de julio de 2001, dos meses antes del 11-S, con la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y le advierte de un posible ataque de Al Qaeda en suelo norteamericano. Y no le hace caso. Tenet y su colega Cofer Black salen de la reuni¨®n muy frustrados, casi derrotados, porque ella no ha captado el mensaje...
R. S¨ª, me hubiera gustado conocer los detalles sobre esa reuni¨®n antes, en el momento de escribir mis otros libros. Pero no lo consegu¨ª. Qu¨¦ se le va a hacer. Tuve que invertir mucho tiempo para sacar a la luz esa reuni¨®n. Era algo muy secreto. Y se mantuvo una cortina de hierro sobre ella y sobre las conclusiones que se barajaron all¨ª. Pero segu¨ª trabajando...
P. Y a prop¨®sito, no se refiere a Irak.
R. Cierto, correcto. Pero es sobre la relaci¨®n entre los servicios de inteligencia y Condi Rice, y sobre la hostilidad y sobre la sensaci¨®n de que ella no respondi¨® en un momento clave y nos explica la actitud de Tenet...
P. Es una informaci¨®n que confirma y realza lo que ya Richard Clarke, el m¨¢ximo responsable de la lucha contraterrorista en aquellos meses, hab¨ªa dicho sobre los meses anteriores al 11-S; a saber, que la Administraci¨®n de Bush no prest¨® la suficiente atenci¨®n a esas advertencias sobre la amenaza de Bin Laden, y tampoco decidi¨®, por ejemplo, sobre la posibilidad de atacarle y matarle de inmediato. ?No hay acaso una convergencia?
R. S¨ª, es correcto. Estoy de acuerdo. El relato de esa escena coincide con lo que ¨¦l ha dicho.
P. En su libro anterior incluy¨® como personaje a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ?Por qu¨¦?
R. Es interesante. Si yo hubiera decidido incluir un cap¨ªtulo en Plan de ataque sobre la relaci¨®n entre Aznar, Espa?a y Bush lo hubiera llamado Aliados improbables. Me intriga saber por qu¨¦ apoy¨® tanto Aznar a Bush.
P. Usted pudo ver las agendas de Bush y all¨ª consta la lealtad de Aznar.
R. S¨ª. Todo lo que pude averiguar est¨¢ all¨ª.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa su principal mensaje, su obsesi¨®n m¨¢s relevante, en este libro?
R. Me gustar¨ªa decirle que hay una enorme cantidad de informaci¨®n en este libro. A veces pienso que es muy largo y otras que es muy corto. Lo que me sorprende todav¨ªa, despu¨¦s de haberlo escrito, es la tenaz y repetida negaci¨®n de los hechos por la Administraci¨®n de Bush. ?ste es quiz¨¢s el punto.
P. Cuando le¨ª su libro asoci¨¦ el t¨ªtulo con una obra teatral de Jean-Paul Sartre sobre la guerra fr¨ªa escrita en 1955. Se llama Nekrasov. All¨ª, uno de los personajes, Sibilot, ve al otro, Georges, gesticular ante un espejo y le pregunta qu¨¦ est¨¢ haciendo. Georges responde que est¨¢ ensayando, y entonces Sibilot inquiere de qu¨¦ ensayos habla. Georges dice que se est¨¢ mintiendo a s¨ª mismo. "?A ti tambi¨¦n?", pregunta Sibilot. Y esto es lo que contesta Georges: "S¨ª, a m¨ª en primer lugar. Tengo demasiada inclinaci¨®n por el cinismo: es necesario que yo sea mi primer enga?ado". ?Qu¨¦ le parece esto, Bob? ?No hay acaso una trampa en este llamado estado de negaci¨®n de Bush?
R. S¨ª, hay un truco...
P. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. Pero he aqu¨ª una cuesti¨®n que honestamente no puedo responder y no respondo en este libro. Es verdad. Bush informa de que las cosas est¨¢n mejor y a la vuelta de la esquina hay un informe secreto seg¨²n el cual la situaci¨®n de Irak va a peor. De modo que: ?a qu¨¦ est¨¢ jugando el presidente? ?Est¨¢ minti¨¦ndose a s¨ª mismo? ?Es ¨¦l su primer enga?ado, que dir¨ªa Sartre? No lo s¨¦. Quiz¨¢ se lo crea. Recuerdo una entrevista con Bush en su rancho de Tejas, en 2002, sobre... la duda. "El presidente tiene que dar seguridad. Yo no puedo mostrar ninguna duda", dijo. Quiz¨¢ su idea de su trabajo en la Casa Blanca es que... si te enfrentas a malas noticias no debes reconocerlo nunca. O quiz¨¢ es que simplemente Bush est¨¢ en una burbuja. Bush me dijo una vez refiri¨¦ndose a alguien: "Est¨¢ burbujeado. Vive en una burbuja". Pero la pregunta psicol¨®gica que me hace, que es muy buena, no se la puedo responder.
P. Retroceda a sus a?os mozos, al Watergate. ?Dir¨ªa usted que Richard Nixon viv¨ªa en estado de negaci¨®n? ?A que no, Bob?
R. He estudiado a Nixon, claro. Hay muchas pruebas, como las cintas grabadas, por ejemplo, de que conoc¨ªa muy bien lo que hac¨ªa y lo hizo.
P. Pero en aquel tiempo, cuando usted cubr¨ªa el esc¨¢ndalo del Watergate, no dijo que Nixon viv¨ªa en un estado de negaci¨®n. Y no lo dir¨ªa ahora, ?o s¨ª?
R. No, no, no... No lo dir¨ªa.
P. Lo que nos lleva a que establece usted una diferencia entre Nixon y Bush.
R. S¨ª, s¨ª, s¨ª. Hay una diferencia porque... Al menos, bas¨¢ndome en lo que s¨¦. Cuando cito al presidente Bush dici¨¦ndoles a algunos congresistas: "No voy a retirarme de Irak aun cuando Laura y Barney [el perro del presidente] sean los ¨²nicos que me sigan apoyando". Lo dijo. Es lo que cree.
P. Su colega y amigo Carl Bernstein, ha afirmado esta semana que Bush es peor que Nixon y que el problema es por qu¨¦ la prensa no le par¨® los pies. ?Lo comparte?
R. Buena pregunta. ?En qu¨¦ momento? Quiero decir: la guerra contin¨²a a¨²n. Y la oposici¨®n del p¨²blico y del Congreso est¨¢ creciendo. Pero dir¨ªa que una de las lecciones es que en una guerra no puedes parar a un presidente. Tiene los poderes constitucionales para utilizar las tropas que ¨¦l considera necesarias. No puedes frenar al presidente en una guerra. Es su decisi¨®n, que el Congreso respald¨® en una proporci¨®n de tres a uno. Es una guerra legal...
P. No se puede parar a un presidente en guerra, dice usted. Hablemos de la etapa de la venta de la guerra de Irak al p¨²blico. Si la cobertura del esc¨¢ndalo del Watergate entre 1972 y 1974 es el auge del periodismo norteamericano, ?no es Irak el momento de su ca¨ªda?
R. En mi caso, ojal¨¢ hubiera hecho una cobertura y seguimiento m¨¢s agresivo investigando el tema de las armas de destrucci¨®n masiva. Escrib¨ª sobre ello en Plan de ataque, despu¨¦s de la guerra, pero deb¨ª haber hecho m¨¢s. S¨ª, es un error de mi parte no haber indagado m¨¢s.
P. Paul Pillar, responsable de la CIA para Oriente Pr¨®ximo hasta 2005, me dijo que la Administraci¨®n de Bush hab¨ªa lanzado una campa?a de manipulaci¨®n sobre la guerra.
R. ?Por qu¨¦ no renunci¨® Pillar?
P. Lo dijo despu¨¦s de que comenzara la guerra. Pillar me dijo que ¨¦l no ten¨ªa tampoco problemas en decir que el presidente Bush hab¨ªa mentido sobre las armas de destrucci¨®n masiva. ?Por qu¨¦, ante las evidencias, hay tanta resistencia a admitirlo?
R. Yo pienso que Bush pensaba que hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak. La CIA se lo dijo. Bush exager¨® la existencia de esas armas. Est¨¢ la afirmaci¨®n de Bush en su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n, en 2003, de que Irak quer¨ªa comprar uranio enriquecido en ?frica. Bien. ?C¨®mo un periodista puede hallar pruebas de que era equivocado o falso? ?Tratando de ir a Irak y haciendo una investigaci¨®n sobre armas de destrucci¨®n masiva en 2003 antes de la guerra? ?Sadam lo hubiera permitido?
P. Ha habido un gran debate en la ONU. Sobre el uranio, por ejemplo, una semana antes de la invasi¨®n, Mohamed el Baradei, director general del Organismo Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), denunci¨® que los documentos que le hab¨ªa enviado Colin Powell eran falsos. Eso fue el 7 de marzo de 2003...
R. S¨ª, s¨ª...
P. Y en la llamada Estimaci¨®n de Inteligencia Nacional, firmada por los principales organismos de inteligencia de EE UU, solicitada por el Congreso, hay discrepancias serias con la CIA de otros servicios. Hab¨ªa gente dentro de la comunidad de inteligencia que no compart¨ªa lo que se aseguraba.
R. S¨ª, pero el titular, en las conclusiones, era que Irak pose¨ªa armas de destrucci¨®n masiva. Las discrepancias eran la letra peque?a. Y nadie dec¨ªa en p¨²blico lo que pensaba antes de la guerra... Repito que en el tema de las armas de destrucci¨®n masiva, yo siento que deb¨ª trabajar mucho m¨¢s.
P. ?Presionando?
R. S¨ª, averiguando.
P. Otros periodistas como Judith Miller, de The New York Times, participaron activamente en la campa?a de propaganda de preparaci¨®n de la guerra.
R. Bueno, yo creo que ten¨ªa una relaci¨®n muy especial con sus fuentes. Creo que es un asunto simple, alguien que ten¨ªa necesidad..., que ten¨ªa estas relaciones con cierta gente y escribi¨® esas historias.
P. Hay una pregunta muy simple que cabe contestar. ?Por qu¨¦, como dir¨ªa Norman Mailer sobre Vietnam, est¨¢ EE UU en Irak?
R. ?Por qu¨¦ estamos en Irak? ?Ja, ja! Bueno, el 11-S, el s¨ªndrome del 11-S seg¨²n el cual ¨ªbamos a ser atacados otra vez. Las amenazas... Y estoy seguro de que al revisar las diferentes razones nos encontraremos con mucho de idealismo quiz¨¢ desubicado. En mis entrevistas con Bush para los libros anteriores, ¨¦l asegur¨® tener la obligaci¨®n de liberar a los pueblos. Me sorprendi¨® y le desafi¨¦ sobre este punto. Y me cit¨® a Tony Blair, a Aznar y a John Howard, primer ministro de Australia. "Tenemos el celo, el entusiasmo, para liberar a la gente". Grandes palabras. Obligaci¨®n y celo. Todo eso se combin¨® para desencadenar la guerra.
P. El vicepresidente Cheney le llam¨® tras publicarse el libro y le colg¨® el tel¨¦fono. Le pidi¨® una entrevista a Bush y no se la concedi¨®.
R. S¨ª me colg¨®. En cuanto a Bush, me dijo que no. ?C¨®mo me iba a dar la entrevista? ?Qu¨¦ pod¨ªa decir? ?Que las cosas que yo sab¨ªa no hab¨ªan ocurrido?
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