Portugal introduce criterios de eficacia para la promoci¨®n de los profesores
La reforma del estatuto docente trata de mejorar una tasa de abandono escolar del 40%
El nuevo Estatuto de la Carrera Docente, que entr¨® en vigor el pasado 19 de enero en Portugal, fue saludado por el sindicato mayoritario de profesores, la Fenprof, con una declaraci¨®n solemne: "D¨ªa de luto nacional". Parece algo exagerado, pero los cerca de 140.000 maestros que se ocupan de los 1,7 millones de alumnos del pa¨ªs est¨¢n en pie de guerra contra una reforma muy profunda, que cambia, por primera vez en 30 a?os, su manera de trabajar y que consideran "negativa, arbitraria" y basada en criterios que priman los resultados por encima de la labor profesional o las ense?anzas impartidas.
Se prev¨¦ incluir nuevas materias y subir la edad de escolarizaci¨®n hasta los 18 a?os
El Gobierno socialista se esperaba el enfado: "Sab¨ªamos que la reforma del estatuto producir¨ªa mucha contestaci¨®n", explica el secretario de Estado adjunto de Educaci¨®n, Jorge Pedreira. "Pero hac¨ªa mucho que el diagn¨®stico estaba hecho y nadie se atrev¨ªa a aplicar el tratamiento. Sabemos que la reforma rompe del todo con la cultura profesional de los profesores. Introduce criterios de eficacia, m¨¦rito y responsabilidad en el cuerpo de funcionarios que m¨¢s vivo ha mantenido el esp¨ªritu de la Revoluci¨®n de Abril. El igualitarismo del colectivo consist¨ªa en que todos hac¨ªan lo mismo, llevaran dos a?os o 20 de carrera, y en que la responsabilidad se dilu¨ªa completamente. Los m¨¦ritos no se ten¨ªan en cuenta y no hab¨ªa jerarqu¨ªa".
Pedreira se?ala, adem¨¢s, que la reforma era m¨¢s ambiciosa en origen y que redujo su impacto de acuerdo con los sindicatos: "Hab¨ªa una columna vertebral que el Gobierno consideraba imprescindible, pero hemos consensuado algunos m¨ªnimos y gran parte del proceso de transici¨®n".
El cambio legislativo que regula los nuevos derechos y deberes de los profesores consagra una mayor dedicaci¨®n de los maestros a la escuela, sobre todo en las tareas no docentes; modifica la elecci¨®n del consejo directivo (antes colegiado y electo por los maestros, ahora nominal y votado por la comunidad escolar), introduce las nuevas clases de sustituci¨®n y crea mecanismos para controlar mejor la calidad de la ense?anza individual y analizar las promociones de los profesionales.
Adem¨¢s, consagra un nuevo modelo de concursos (antes eran anuales y ahora ser¨¢n bianuales y se refuerza la inspecci¨®n de la docencia), y crea dos categor¨ªas distintas de maestros: una superior, de profesor titular (de la que s¨®lo puede formar parte un tercio de la plantilla total de cada colegio), y otra de profesor. Tambi¨¦n se premiar¨¢ con incentivos econ¨®micos a los mejores profesores y los que quieran ascender deber¨¢n someterse a una evaluaci¨®n.
El efecto ser¨¢ inmediato sobre la vida laboral de los maestros, que ya han recurrido en los tribunales la obligaci¨®n de cubrir las sustituciones sin cobrarlas aparte (hay ya algunas sentencias favorables), y que est¨¢n dispuestos a llegar al Tribunal Constitucional para defender sus derechos.
Los sindicatos consideran la pol¨ªtica educativa de la ministra Maria Lurdes Rodrigues un ataque frontal a los maestros, que "desfigura la profesi¨®n docente, minusvalora el acto de ense?ar y degrada la escuela p¨²blica". La Fenprof afirma que el nuevo estatuto desmotiva a los profesores, mandar¨¢ a miles de ellos al desempleo y obligar¨¢ a otros a cambiar de ciudad para mantener sus trabajos. El Gobierno desmiente esa visi¨®n sobre la movilidad ("al rev¨¦s, queremos reducirla para dar estabilidad al sistema"), acusa a algunos maestros que tienen sus horas laborales reducidas atendiendo a su edad, de trabajar al mismo tiempo en la escuela privada, y esgrime razones de eficacia y calidad para acabar con la "ca¨®tica y peculiar¨ªsima" organizaci¨®n de los maestros, pero niega que vaya a producir m¨¢s parados. "El d¨ªa 12 empezar¨¢n las reuniones bilaterales para elaborar el reglamento del estatuto", anuncia el secretario de Estado.
Los datos, ajenos al tono agrio de la pol¨¦mica, parecen indicar que Portugal necesitaba actuar con determinaci¨®n y urgencia para mejorar unas cifras macroeducativas que el propio ministerio considera "completamente inaceptables": un 40% de abandono escolar (tres de cada cuatro alumnos que dejan los estudios se ponen a trabajar; 15 de cada 100 se van antes del noveno a?o), una tasa de escolarizaci¨®n estancada si no decreciente desde la segunda mitad de la d¨¦cada de los noventa (y no s¨®lo por razones demogr¨¢ficas). Finalmente, en Portugal solamente el 12% de la poblaci¨®n activa tiene completada la educaci¨®n secundaria.
El partido socialista, que en su programa electoral se traz¨® el objetivo de reducir a la mitad la tasa de abandono, comenz¨® el a?o pasado a actuar cerrando 1.700 escuelas con menos de 20 alumnos (este a?o est¨¢n previstos 900 m¨¢s). Ahora prev¨¦ enriquecer el curr¨ªculo escolar con nuevas materias, subir la edad de escolarizaci¨®n obligatoria hasta los 18 a?os (introduciendo la formaci¨®n profesional en la secundaria), y crear la figura del profesor ¨²nico en los primeros dos a?os de secundaria. La batalla no ha hecho m¨¢s que empezar.
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