Cuando la sociedad civil pide las cuentas
Incluso en democracia, la complejidad de la vida actual hace cada vez m¨¢s f¨¢cil para el sector p¨²blico evitar rendir cuentas sobre ingresos y gastos, am¨¦n de otras actuaciones. Algunas ONG, como Transparency International, intentan hacer menos opaca la corrupci¨®n, que si en nuestros pa¨ªses se producen no digamos ya en los que tienen ingresos del petr¨®leo y son directamente cleptocracias. Uno de los peores ejemplos es Guinea Ecuatorial, donde fluye el man¨¢ del oro negro directamente a las arcas del presidente, Teodoro Obiang, y sus allegados. La renta por habitante ha superado los 20.000 d¨®lares, pero la inmensa mayor¨ªa de los guineanos vive en la miseria. Y esto est¨¢ pasando en una parte creciente de la muy contradictoria ?frica, que ahora proporciona un 15% del petr¨®leo que consume EE UU y un 20% del que se traga China, importancia que ha quedado reflejada en la reciente cumbre Asia-?frica y en el viaje de Hu Jintao a la regi¨®n.
George Soros, financiero fil¨¢ntropo, tiene, seg¨²n manifest¨® en una reciente conversaci¨®n en Davos, dos cosas muy claras: no llevarse a la tumba la fortuna que posee y, movido por su filosof¨ªa de la sociedad abierta, contribuir a hacer m¨¢s transparentes los Estados, de forma que rindan cuentas. La prensa no lo logra como deber¨ªa, pues requiere dinero, pericia y tiempo. Tampoco los parlamentos que aprueban los presupuestos. Los tribunales de cuentas van por detr¨¢s, y en muchos pa¨ªses ni existen. A trav¨¦s de su fundaci¨®n, Soros est¨¢ lanzado en la creaci¨®n de Institutos de Control de los Ingresos (Revenue Watch). Uno de los pa¨ªses por los que ha empezado, y de los que parece haber conseguido la colaboraci¨®n, ha sido Nigeria, uno de los principales productores africanos de petr¨®leo. Su fin es lograr saber cu¨¢nto ingresa por el crudo que extrae y en qu¨¦ se gasta ese dinero. Pues hay mucho "malgastador". Seg¨²n Soros, tambi¨¦n Azerbaiy¨¢n est¨¢ dispuesto a colaborar.
El objetivo es que esa informaci¨®n se pase al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otras instituciones que act¨²an de prestamistas o avalistas. El problema es que ahora hay otros que pueden cumplir esta funci¨®n, comenzando por China, que se est¨¢ convirtiendo en un pa¨ªs tan ¨¢vido de petr¨®leo como los dem¨¢s, s¨®lo que con una actitud mercantilista. Por ello, Soros necesita convencer a China, una de las sociedades m¨¢s cerradas en este y otros sentidos, de cooperar. No le resultar¨¢ f¨¢cil. Tambi¨¦n ser¨ªa ¨²til la informaci¨®n micro que desde el terreno pueden aportar los ciudadanos a trav¨¦s de los nuevos medios de comunicaci¨®n participativos.
Soros se propone tambi¨¦n impulsar leyes de Libertad de Informaci¨®n, y utilizar las que existen para extraer informaci¨®n de los gobiernos. Es algo que considera relativamente barato (se ha gastado unos 2 millones de d¨®lares hasta ahora en ello). Quiere tambi¨¦n crear un European Watch para monitorear el gasto del presupuesto de la UE. No es una actitud antieuropea. Todo lo contrario. Soros se est¨¢ reuniendo con diversas personalidades -Joschka Fischer o Emma Bonino, entre otros-, para ver c¨®mo avanzar en el lanzamiento de un Consejo Europeo de Pol¨ªtica Exterior, independiente, desde la sociedad civil, que hiciera las veces de lo que en su origen fue en EE UU el Council on Foreign Relations, creado en 1921 para impulsar una actitud m¨¢s internacionalista en lo que hoy es la superpotencia. Se trata, desde el optimismo, de impulsar los valores europeos, de los que muchos europeos no son conscientes, pero que han quedado manchados por el esc¨¢ndalo de la actitud de algunos gobiernos ante los vuelos de la CIA y las torturas de prisioneros. Europa ha bajado la guardia de forma vergonzante. Se trata tambi¨¦n, evitando entrar en el debate sobre la Constituci¨®n Europea, de revitalizar "desde arriba y desde abajo" el papel de Europa y tratar de convertirla en un polo en el mundo multipolar en el que estamos entrando. Y evitar que sea EE UU quien fije de forma unilateral la agenda mundial. aortega@elpais.es
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