Cuando las pastillas ya no alivian el dolor
Los especialistas aplican t¨¦cnicas invasivas mientras tratan de identificar los genes implicados en el problema
Existe una predisposici¨®n hereditaria al dolor? ?Existe un gen del dolor? ?Por qu¨¦ unas personas tienen m¨¢s dolor que otras? ?Por qu¨¦ algunas se calman con los tratamientos disponibles y otras sufren dolor cr¨®nico rebelde a los mismos tratamientos? Dos de los m¨¢ximos expertos en la investigaci¨®n del dolor, el profesor Gabor Racz, director del Centro del Dolor de la Tejas Tech University Health Sciencies, y el neurobi¨®logo Marshall Devor, catedr¨¢tico de Biolog¨ªa de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, han tratado de responder a estas cuestiones para avanzar en el desarrollo de terapias, incluidas t¨¦cnicas invasivas, que permitan aliviar a aquellos pacientes desesperados por el azote de un dolor cr¨®nico resistente al tratamiento farmacol¨®gico convencional.
La radiofrecuencia y la neuromodulaci¨®n dan buenos resultados en el alivio de dolencias
Los cient¨ªficos investigan por qu¨¦ con igual lesi¨®n, unos sienten dolor y otros no
El dolor tiene un componente gen¨¦tico muy acusado: "Si tus padres han tenido problemas de dolor, puede resultar que t¨² tambi¨¦n los tengas", afirma Marshall Devor, que descubri¨® hace 15 a?os la base gen¨¦tica del dolor neurop¨¢tico.
Despu¨¦s de una determinada lesi¨®n, hay individuos que sufren tremendos dolores durante a?os y otros, con el mismo tipo de da?o, no sienten ning¨²n dolor. "Por ejemplo, pacientes con extremidades amputadas pueden sentir dolor en el miembro amputado, el denominado dolor del miembro fantasma. Pues bien, en pacientes con los mismos nervios amputados, unos sufren un tremendo dolor durante toda su vida y otros no lo sufren, o s¨®lo ocasionalmente".
Tales diferencias de sensibilidad al dolor, ?son un problema psicol¨®gico o gen¨¦tico? Y las personas que sufren mucho dolor, ?lo tienen de verdad?, se pregunta Devor. "El dolor es una sensaci¨®n y una experiencia emocional. El dolor no es un gen ni una prote¨ªna, sino una experiencia consciente y s¨®lo sucede en organismos complejos como el ser humano, que tiene unos 25.000 genes", aclara.
Devor intenta identificar los denominados genes de susceptibilidad al dolor, peque?as mutaciones que podr¨ªan explicar que unas personas con una determinada lesi¨®n sufran grandes dolores y otras no. Tambi¨¦n hay genes que predisponen a desarrollar una enfermedad, y algunas de estas enfermedades son muy dolorosas, "como la migra?a hemipl¨¦jica familiar", de la que se ha podido caracterizar el primero de estos genes relacionados con el dolor.
El segundo gen identificado tiene que ver con la eritromelalgia, una enfermedad vascular perif¨¦rica rara, y hace s¨®lo unos meses se public¨® la mutaci¨®n de un gen que produce la insensibilidad cong¨¦nita al dolor en dos o tres grandes familias.
?Es bueno no tener ning¨²n tipo de dolor? "En los ni?os es muy grave porque se queman en el radiador sin notar dolor hasta que huelen el brazo quemado, o mueren por infecciones", responde Devor. Por este motivo, cree que es esencial tener dolor, es nuestro sistema de alarma de una apendicitis aguda o angina de pecho, "el problema es cuando la alarma suena constantemente y el dolor se convierte en cr¨®nico".
Mientras reclama que todo tipo de dolor sea tratado, Devor afirma que "es cierto que nadie muere de dolor, pero s¨ª que muchos mueren con dolor".
Es un hecho que el dolor cr¨®nico de espalda es, junto con las cefaleas, uno de los m¨¢s comunes, y para quienes lo padecen puede suponer un elevado grado de incapacidad y depresi¨®n. Cuando no funcionan los antiinflamatorios, opioides, antiepil¨¦pticos y otros f¨¢rmacos, el problema que se plantea es c¨®mo mejorar las terribles condiciones en las que viven estas personas. Cuando el dolor no responde con los m¨¦todos convencionales, los especialistas creen que la mejor soluci¨®n es utilizar t¨¦cnicas intervencionistas, en las que se utiliza el diagn¨®stico por la imagen, la radiofrecuencia y la neuromodulaci¨®n. Estas t¨¦cnicas ayudan a aliviar ciertos dolores que suceden tras una intervenci¨®n quir¨²rgica, seg¨²n explicaron Gabor Racz y Marshall Devor en un
master en Fisiopatolog¨ªa y Tratamiento del Dolor organizado por la C¨¢tedra de Investigaci¨®n y Docencia en Dolor UAB-IMAS-Menarini de Barcelona, dirigida por Margarita Puig, profesora titular de Anestesiolog¨ªa de la Universidad Auton¨®ma de Barcelona.
La neuromodulaci¨®n se utiliza en los dolores musculoesquel¨¦ticos (dolor muscular, lumbar y de articulaciones). Impulsos el¨¦ctricos en la m¨¦dula espinal permiten controlar y aliviar ciertos tipos de dolencias al interrumpir el env¨ªo de la se?al dolorosa a trav¨¦s de la m¨¦dula hasta el cerebro. El resultado es esperanzador: un estudio comparativo mostr¨® que esta t¨¦cnica permit¨ªa que un 24% de los pacientes pudiera volver a su trabajo, frente al 2% de los que recib¨ªan tratamientos no invasivos, seg¨²n Gabor Racz, cofundador del World Institute of Pain (Instituto Mundial del Dolor).
Ambos investigadores fueron invitados para explicar especialmente los avances frente al dolor musculoesquel¨¦tico, localizado habitualmente en la zona lumbar, y que representa la patolog¨ªa con mayor incidencia en las unidades del dolor. "Son los m¨¢s prevalentes en los pa¨ªses industrializados", afirma Puig. Los procedimientos m¨ªnimamente invasivos son, seg¨²n Racz, "el futuro para el tratamiento del dolor". Racz es el inventor de algunos de esos procedimientos, que tienen una buena relaci¨®n coste / efectividad porque reducen el tiempo de hospitalizaci¨®n y tienen menos efectos secundarios.
La neuromodulaci¨®n tambi¨¦n se utiliza con mucho ¨¦xito en el dolor producido por cirug¨ªa fallida de la espalda "que cursa con fibrosis epidural, comprime los nervios que salen de la m¨¦dula espinal y produce un dolor neurop¨¢tico, es decir, por lesi¨®n del sistema nervioso perif¨¦rico", explica Ricardo Ruiz-L¨®pez, director de la Cl¨ªnica del Dolor de Barcelona y uno de los coordinadores del master. Incluso se ha comprobado la eficacia de la neuromodulaci¨®n como tratamiento para algunos pacientes con angina de pecho inestable, "en los que no est¨¢ justificado hacer otro tipo de intervenciones cardiacas y sufren mucho".
Tambi¨¦n se est¨¢n aplicando tratamientos con l¨¢ser sobre el disco intervertebral y se espera mucho de la radiofrecuencia pulsada, un m¨¦todo todav¨ªa en estudio.
Formaci¨®n deficiente
Espa?a, 8; resto del mundo, 350. Las cifras son el n¨²mero de especialistas en dolor habilitados por el World Institute of Pain. Es decir, que han superado el examen internacional te¨®rico y pr¨¢ctico que se realiza anualmente en Estados Unidos y Hungr¨ªa, y que ha sido aceptado como est¨¢ndar sanitario por EE UU. Este a?o espera llegar a 500 profesionales. Poco a poco, esta especialidad se est¨¢ diferenciando de la anestesiolog¨ªa, que impuls¨® el tratamiento del dolor. Seg¨²n Gabor Racz, para mejorar la eficiencia de las t¨¦cnicas intervencionistas del dolor hay que entrenar bien a los profesionales. "Los m¨¦dicos a veces dicen ser expertos en dolor, pero carecen de formaci¨®n y entrenamiento adecuados. En esos casos, los resultados de los tratamientos no son ¨®ptimos". En Espa?a hay un centenar de unidades del dolor, pero s¨®lo unas pocas son multidisciplinares. Seg¨²n Margarita Puig, directora de la C¨¢tedra de Dolor UAB-IMAS-Menarini, "no existe una regulaci¨®n espec¨ªfica sobre la funci¨®n y estructura de estas unidades, ni sobre los conocimientos de sus m¨¦dicos o la calidad y eficacia de los tratamientos que utilizan". Tampoco la investigaci¨®n del dolor recibe suficientes apoyos: ni un solo euro de los 52.000 millones del presupuesto del VII Programa Marco de I+D de la UE se dedica al dolor, acusa Marshall Devor.
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