El fabuloso mundo de Beatrix Potter

Perico, el conejo travieso. O Peter Rabbit. Un universo de animales con ropa. Su autora, una dama victoriana y testaruda cuyo ecologismo pionero ha logrado que la regi¨®n que la inspir¨® se conserve intacta.

En persona, Ren¨¦e Zellwegger es muy poquita cosa. Lo saben en todas las granjas de Cumbria. La menuda actriz tejana da vida en la pel¨ªcula Miss Potter, estrenada ayer, a una de las vecinas m¨¢s ilustres del Distrito de los Lagos (Lake District), el parque nacional en el que late esta regi¨®n del norte de Inglaterra. Tambi¨¦n dicen, en las diminutas aldeas de Cumbria, que Ren¨¦e es charming; un encanto, nada estrella.

A finales del XIX, ¨¦ste era el destino de moda entre la 'jet set' victoriana, que pretend¨ªa construir bungal¨®s donde hab¨ªa granjas, destruyendo el paisaje y el entramado social de la zona. No lo consiguieron, en parte gracias a Beatrix Potter. El distrito, hoy protegido, permanece congelado en el tiempo

Se ha montado un divertido 'tour' sobre la pel¨ªcula. Arranca en abril. Un minib¨²s con pantallas, para comparar ficci¨®n y realidad, recorre los escenarios de 'Miss Potter' con an¨¦cdotas de c¨®mo se hizo el filme

En abril de 2006, Hollywood aterriz¨® en esta regi¨®n de cuento, dibujada con suaves colinas, bosques encantadores, pintorescas casitas y deliciosos lagos con nen¨²fares. Se rodaba la biograf¨ªa de Beatrix Potter, una de las autoras infantiles de mayor ¨¦xito de la historia (ninguna relaci¨®n con Harry Potter). Beatrix fue una ilustradora y cuentista de principios del siglo XX, de la que se han vendido 45 millones de libros. De su pincel y su pluma salieron Peter Rabbit, Jemina Puddle-Duck o Squirrel Nutkin. Quiz¨¢ les suenen como Perico el Conejo, la Oca Carlota o la Ardilla Nogalina.

Su prosa, dulce y na¨ªf en apariencia, ha sido comparada con la de Jane Austen, por su fina parodia de las costumbres sociales. Sus delicadas acuarelas siguen vendiendo millones en merchandising. En ellas, de fondo, siempre el Distrito de los Lagos. Un paisaje que marc¨® a la autora y a su vez permaneci¨® inalterable gracias a ella. La se?orita Potter fue una protoecologista gru?ona y tenaz, movida por una independencia que no cab¨ªa en la estricta Inglaterra victoriana. Sus tiernos dibujos esconden una mujer nada ?o?a que se rebel¨® contra su tiempo y lo que se esperaba de ella. Igual que el paisaje que la inspir¨®, que guarda intensidades insospechadas bajo una buc¨®lica belleza de vallas blancas y pastos ordenados.

UNA NI?A ASILVESTRADA

?rase una vez una t¨ªmida ni?a rica, educada por institutrices en su mansi¨®n londinense, sin m¨¢s compa?¨ªa que sus mascotas, a las que retrataba sin cesar. A sus favoritos, los conejos, los sacaba a pasear con correa. Los veranos en el campo lo eran todo para la peque?a Beatrix. A los 16, en 1882, visit¨® por primera vez el Lake District, donde veranear¨ªa intermitentemente durante 20 a?os. "Me sent¨ª como un animal liberado de su jaula, e inmediatamente ca¨ª bajo su hechizo", dice, sobre el paisaje, Zellwegger en la pel¨ªcula.

Aquel primer verano lo pas¨® en Wray Castle (Ambleside), una fantas¨ªa de revival g¨®tico mejor descrita como Exin Castillos. Lo construy¨® un m¨¦dico con la fortuna de su mujer, que al verlo se neg¨® a vivir dentro. Cuentan que el arquitecto muri¨® poco despu¨¦s alcoholizado. Vi¨¦ndolo es f¨¢cil imaginar por qu¨¦ Beatrix (cuya madre, una esnob empedernida, viajaba con una corte de criados) prefer¨ªa perderse entre las secuoyas, tilos, gingkos y hayas del jard¨ªn.

En una de las muchas fiestas que daban en el castillo, Beatrix conoci¨® al vicario Hardwicke Rawnsley, que a?os despu¨¦s fundar¨ªa el National Trust, una de las primeras organizaciones ben¨¦ficas para la defensa del medio ambiente y el patrimonio, propietaria de un tercio del actual parque nacional. Amigo, vecino y disc¨ªpulo del fil¨®sofo John Ruskin, padre del socialismo cristiano (su casa museo se encuentra en Coniston), Rawnsley inculc¨® en la joven Potter la necesidad de defender la tradici¨®n rural de la zona frente a la creciente especulaci¨®n tur¨ªstica.

A finales del siglo XIX, ¨¦ste era el destino de moda entre la jet set victoriana, que pretend¨ªa construir bungal¨®s improductivos donde hab¨ªa granjas, destruyendo el paisaje y el entramado social de la zona. No lo consiguieron, en parte gracias a Rawnsley y a Potter. El distrito, hoy protegido, permanece congelado en el tiempo. Sin postes el¨¦ctricos ni construcciones que se salgan de la arquitectura tradicional. Todas las cabinas telef¨®nicas siguen siendo rojas.

El turismo, sin embargo, no ha cesado. Pueblos como Windermere o Ambleside son hervideros en verano, con bulliciosos paseos lacustres para comer helados y dar vueltas en barquito. Tambi¨¦n la jet set actual tiene aqu¨ª su refugio. Sting aterriza en helic¨®ptero en su finca de Grasmere, Paul McCartney le pidi¨® la mano a Heather Mills en Ullswater, y cuentan que Tom Cruise quiso comprar en Langdale cuando estaba con Nicole. No en vano, fuera de Londres, ¨¦ste es el metro cuadrado m¨¢s exclusivo y con mayor concentraci¨®n de restaurantes con estrella Michelin (cuatro) de Inglaterra. Cualquier d¨ªa soleado, los descapotables lo atestiguan.

LA CIENCIA NO ES PARA CHICAS

"Vienen muchos acuarelistas; turistas, no muchos, salvo cuando llueve". Tanya Flower es comisaria de la Colecci¨®n Armitt, a las afueras de Ambleside. Un peque?o y desconocido museo que muestra a la Beatrix Potter mic¨®loga. Realiz¨® cientos de estudios de setas y hongos (aqu¨ª hay unos 400 dibujos) con la esperanza de publicarlos en c¨ªrculos cient¨ªficos. Su detalle t¨¦cnico es apabullante. "Mucha gente sabe dibujar, pero t¨² tienes el don de la observaci¨®n", le anim¨® el pintor prerrafaelita Millais, amigo de la familia. Bajo el microscopio, Beatrix investig¨® las esporas y la relaci¨®n de los hongos con las algas. A pesar de colaborar con varias eminencias, las sociedades bot¨¢nicas rechazaron una y otra vez sus aportaciones, neg¨¢ndose a escucharla por ser mujer. El tiempo le dio la raz¨®n, y en 1997 la comunidad cient¨ªfica le pidi¨® disculpas p¨®stumas.

La Armitt recoge trambi¨¦n el trabajo del Grupo de Historia Oral de Ambleside. "Para que no se pierdan los recuerdos de la gente al morir", dice la comisaria. Willow Taylor fue vecina de Potter en Sawrey, cuando la autora era anciana: "No pod¨ªa ver a los ni?os jugar", dice su transcripci¨®n. "Si la pelota se colaba en sus pastos, se chivaba a nuestros padres; siempre la ten¨ªamos en la chepa: no pod¨ªamos hacer esto, no pod¨ªamos hacer lo otro..., quiz¨¢ porque ella fue un peque?o adulto en su infancia".

DE BOWNESS A HOLLYWOOD

La frustraci¨®n de su carrera cient¨ªfica empuj¨® a Potter a la literatura infantil. A los 35 a?os segu¨ªa soltera. Enfrentada a un futuro como ama de llaves de sus padres, busc¨® la independencia econ¨®mica public¨¢ndose una carta ilustrada que hab¨ªa escrito a?os antes al hijo de su institutriz. "Querido Noel, como no s¨¦ qu¨¦ escribirte, te contar¨¦ el cuento de cuatro conejitos...". Nac¨ªa Peter Rabbit. Agotadas las 500 copias iniciales, al fin un editor se fij¨® en sus cursilonas historias de animales. A los dos a?os hab¨ªa vendido 50.000 libritos.

Los libros son s¨®lo una parte del negocio que genera Beatrix Potter. Su elenco animal decora una mir¨ªada de objetos y tiene su propio templo kitsch en Bowness-on-Windermere: The World of Beatrix Potter Attraction, un recorrido entre reproducciones tridimensionales de sus personajes que por momentos parecen animales disecados disfrazados de personas. A los ni?os les pirra. Para los padres est¨¢n las estupendas instant¨¢neas de la familia Potter realizadas por el padre, fot¨®grafo amateur.

Ahora llega la pel¨ªcula (dirigida por Chris Noonan, cuyo ¨²ltimo trabajo, hace 11 a?os, fue Babe, el cerdito valiente), que narra parte de su vida en el Lake District y fue rodada in situ. Ben Barden y Alan Saywell salen en los t¨ªtulos de cr¨¦dito. Ayudaron a localizar la producci¨®n y han montado un divertido tour que arrancar¨¢ en abril, cuando salga el DVD. En un minib¨²s equipado con pantallas para comparar ficci¨®n y realidad, recorren los escenarios, ya cinematogr¨¢ficos de por s¨ª, con hilarantes an¨¦cdotas de c¨®mo el circo de Hollywood trastoc¨® la pac¨ªfica vida en las granjas. Todo el asunto es lo m¨¢s parecido a estar dentro de un C¨®mo se hizo.

Luego, a bordo de un barco en el id¨ªlico lago Derwent, se comprueba con fotos del rodaje c¨®mo Ren¨¦e posaba en la orilla, en la que fue, de hecho, una de las casas de verano de Beatrix Potter. Y libro en mano se ve c¨®mo la escritora copi¨® del natural los islotes hacia los que navegan las ardillas en el cuento de Squirrel Nutkin.

La excursi¨®n para en Yaw Tree, una bonita granja que hace doblete como alojamiento rural y sal¨®n de t¨¦. Aunque Beatrix Potter no vivi¨® aqu¨ª, en la pel¨ªcula se supone que es su casa. En la realidad pertenece a una joven pareja, invadida durante semanas por "se?ores muy importantes que hablaban sin parar por el m¨®vil", seg¨²n Caroline, la granjera. Con el equipo en el set, las ovejas se pusieron a dar a luz: "Estaban fascinados, con cada parto hab¨ªa una ronda de aplausos". En la granja no se bautiza a los corderos. "Todo lo que tiene nombre est¨¢ a salvo", dice Caroline acariciando a su perro Pip.

En el precioso cine Zeffirelli de Ambleside proyectan Miss Potter tres o cuatro veces al d¨ªa desde que se estren¨® en el Reino Unido, en enero. El p¨²blico cuchichea durante la proyecci¨®n, se?alando en la pantalla los lugares que ha visto. La pel¨ªcula, que muestra el paisaje en su esplendor buc¨®lico, es una versi¨®n dulzona de la vida de Potter y se centra en su rom¨¢ntica historia de amor con el editor Norman Warne, interpretado por Ewan McGregor. Pero el actor no vino a rodar a Cumbria.

UNA TRAGEDIA VICTORIANA

La solterona encontr¨® el amor a los 39. Su editor le propuso matrimonio (por carta) en julio de 1905. En la correspondencia entre ambos justo antes de ese verano, se siguen llamando con formalidad por el apellido, poco que ver con el apasionamiento de la versi¨®n hollywoodiense. Contra la voluntad de sus padres, Beatrix acept¨® y se prometieron en secreto. En agosto, Norman, de 37 a?os, muri¨® repentinamente de anemia.

Un par de meses despu¨¦s, Beatrix se compr¨® una casa en Near Sawrey con las ganancias de sus libros. Hill Top Farm es una modesta granja de arquitectura vern¨¢cula del siglo XVII. Su jard¨ªn, su porche y la deliciosa aldea en la que se encuentra aparecen en infinidad de sus acuarelas. Tambi¨¦n el interior, que se ha conservado tal como ella lo dej¨® y se puede visitar a partir de abril. La tienda oficial ya est¨¢ abierta: lo m¨¢s barato, postales de 35 peniques; lo m¨¢s caro, una figurita de bronce pintada a mano fabricada con el mismo molde que las que coleccionaba Beatrix. Mide cent¨ªmetro y medio y cuesta 250 libras. El cartel explicativo est¨¢ en japon¨¦s; los nipones rinden culto a la autora.

A pesar de que a su familia no le hac¨ªa gracia que estuviese all¨ª sola, Beatrix cada vez pasaba m¨¢s tiempo en su refugio norte?o. Muy rica a estas alturas y amante de las subastas, comenz¨® a adquirir otras granjas. Estaba totalmente comprometida con la causa conservacionista, y luch¨®, perdiendo dinero muchas veces, por mantener el distrito rural. Trabaj¨® los campos durante las dos guerras y protegi¨® a la aut¨®ctona herdwick, un tipo de oveja peluda que hoy sigue pastando por las tierras altas.

A los 46, Beatrix se cas¨® con el abogado local que le hab¨ªa ayudado a hacerse con su patrimonio. La oficina de William Heelis en el pueblecito de Hawkshead, todo ¨¦l un museo viviente, acoge una galer¨ªa con obras de la autora.

El matrimonio se mud¨® permanentemente a Castle Cottage, muy cerca de su amada Hill Top. "Hill Top era su lugar, su casa de mu?ecas a medida", explica Graham Wilkinson, gu¨ªa de un tour sobre la autora. "No quer¨ªa cambiar nada, ni meter un marido. Era donde iba a pintar y a estar sola". El tour recorre muchas de las propiedades que adquiri¨® la pareja, desde la gigantesca Troutbeck Park, que ocupa todo un valle, hasta Lindeth Howe, hoy un elegante hotel y restaurante tradicional, que Beatrix compr¨® para su madre cuando ¨¦sta enviud¨®. "Convenientemente cerca, pero suficientemente inconveniente", dice el gu¨ªa, se?alando que desde casa de Beatrix hab¨ªa que cruzar el lago en ferry, por lo que ella pod¨ªa visitarla cuando quisiese, pero era complicado que la madre se presentase por sorpresa al otro lado. La impresionante Monk Coniston Estate incluye en sus tierras Tarn Hows, "el mirador m¨¢s hermoso de Inglaterra", seg¨²n el gu¨ªa y todo el que lo vea. Alrededor del lago, un recorrido de 45 minutos ha sido habilitado para sillas de ruedas.

UN PAISAJE QUE ENGA?A

Desde el mirador, al oeste, los picos de Langdale marcan la parte m¨¢s dura del parque. Un territorio agreste y alto, con monta?as que no llegan a los mil metros, pero que enga?an. En ellas se invent¨® la escalada moderna, y todav¨ªa muere gente que sube sin tom¨¢rselas en serio. Las carreteras discurren por pasos con nombres como Wry Nose (Nariz Torcida). En el valle de Wasdale, aguerridos monta?eros parten hacia las cumbres. Aqu¨ª todo son extremos: est¨¢n la iglesia m¨¢s peque?a, la monta?a mas alta y el lago m¨¢s profundo de Inglaterra, Wastwater. Dicen que muchas veces los submarinistas han encontrado cad¨¢veres de cr¨ªmenes sin resolver. Tambi¨¦n que en el fondo hay un jard¨ªn de gnomos. A Saber, la ¨²nica taberna del inh¨®spito paraje, es famosa por un concurso para encontrar al mayor mentiroso del mundo. Los pol¨ªticos y los periodistas est¨¢n vetados, por consider¨¢rseles embusteros profesionales.

No todo es tan buc¨®lico en esta parte del mundo que Wordsworth retrat¨® en sus poemas. Tambi¨¦n hay una parte dura, dram¨¢tica, marcada por el pragmatismo. Nada de tonter¨ªas. Como una corriente de tenacidad bajo las aguas tranquilas de los lagos. Y es en esta dualidad del paisaje donde mejor se comprende a Beatrix Potter. Puede que sus dibujos fuesen cursilones, pero la t¨ªmida ni?a victoriana que pintaba conejitos dej¨® a su muerte, en 1943, un patrimonio valorado hoy en siete millones de libras. M¨¢s de 4.000 acres de tierras que cedi¨® al National Trust fundado por los socialistas ut¨®picos. Dej¨® ¨®rdenes estrictas: los granjeros pagar¨ªan poco por arrendar las tierras y se criar¨ªan especies aut¨®ctonas.

Tuvo Beatrix un ¨²ltimo compromiso con la tierra que la inspir¨® durante a?os. Dej¨® sus cenizas a su granjero de confianza para que las esparciese en un lugar secreto, evitando as¨ª futuras hordas de turistas en busca de un nuevo lugar de peregrinaci¨®n.