TVG
M¨¢s de una vez he pensado y dicho que ser¨ªa de justicia dedicarles un D¨ªa das Letras Galegas a Songoku, Sin Chan o al mismo Xabar¨ªn. Con esa aseveraci¨®n quiero poner de relieve el alto efecto ben¨¦fico que para la infancia de Galicia ha supuesto TVG en el ¨¢mbito de la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica que es la m¨¢xima y m¨¢s genuina justificaci¨®n de la existencia de ese canal p¨²blico. Conviene no olvidarlo cuando se emitan opiniones sobre el sentido ¨²ltimo de TVG. Valgan tambi¨¦n esos mismos ejemplos para verificar que la eficacia de la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica no va unida necesariamente a la promoci¨®n de un determinado modelo cultural. Songoku y Sin Chan, tan eficaces normalizadores, no son gallegos ni de la Xeraz¨®n N¨®s, sino oriental¨ªsimos y condenados por la pedagog¨ªa biempensante. Por lo tanto, y siendo la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica el objetivo, la programaci¨®n de TVG debe tender a complacer y gustar a la generalidad y variedad de la poblaci¨®n de Galicia. TVG une, pues, a su condici¨®n de canal p¨²blico la necesidad de una programaci¨®n, que los expertos en TV dan en llamar generalista.
Ah¨ª est¨¢ la m¨¢xima dificultad y contradicci¨®n de su gesti¨®n porque la generalidad es diversa e imposible de satisfacer un¨¢nimemente. Es moneda com¨²n, por ejemplo, que los aficionados del Celta piensan y pensaron siempre que los comentaristas deportivos del canal son prodeportivistas con la misma vehemencia que en A Coru?a aseguran que son celtistas.
?ltimamente (y yo creo que afortunadamente) se habla m¨¢s en los medios de TVG y es inevitable que ese discurso no deje de padecer la tendencia m¨¢s habitual de que de la tele, en comparaci¨®n con el tiempo que ocupa en la vida de todos, hablamos poco, mal y con una evidente falta de sinceridad. De otra forma, y frente a la opini¨®n explicitada, no ser¨ªa justificable la gran audiencia de la tele de cotilleo o la escas¨ªsima de los documentales de animales de TVE-2. Por eso creo que son excesivamente miopes las pol¨¦micas habituales sobre la renovaci¨®n o no de la parrilla actual del canal o sobre sus ¨ªndices de audiencia.
El hecho de que las mediciones de los ¨²ltimos meses arrojen una tendencia de TVG a consolidarse en torno al 14-15% es m¨¢s que brillante en el nuevo contexto televisivo con una oferta aumentada de canales generalistas en abierto y de cobertura estatal (lo que conlleva presupuestos sustancialmente mayores que TVG), la consolidaci¨®n de la televisi¨®n de pago y la progresiva implantaci¨®n de la TDT y las televisiones locales. Se puede discutir el grado y condiciones, pero toda Galicia cabe entre el p¨²blico de Luar y los espectadores de Miraxes, entre Libro aberto y Libro de familia y, desde luego, entre Xabar¨ªn y el nuevo programa para mayores de Xos¨¦ Manuel Pi?eiro.
Desde luego no deben los directivos de TVG cejar en la ambici¨®n constante de ampliar su audiencia y mejorar la calidad de su programaci¨®n, aunque no puedan ser ajenos a la ley de la tele que determina inexorable que alrededor del 80% de los nuevos programas fracasan y a la evidencia de que la mejor tele no es la m¨¢s cara, pero que la buena tele necesita tanto dinero como talento para florecer. Hace unos a?os, Fraga nos dijo a un colectivo de productores que los 7.000 millones de pesetas que en aquel momento dotaban el presupuesto de TVG eran muchos kil¨®metros de carreteras.
Es un pensamiento arcaico y demag¨®gico porque la tele p¨²blica tiene que ver con la calidad de vida y de cultura y, en el caso de TVG, con el confort ling¨¹¨ªstico de todos. Por eso el despilfarro o no del dinero p¨²blico en TVG hay que medirlo no por la cantidad sino por la racionalidad del gasto, y en esa racionalidad est¨¢ la de cumplir con los objetivos para los que fue creada. Comienza a ser evidente que para equilibrar y ampliar su oferta a la pluralidad de la sociedad gallega y de los gallegohablantes TVG necesita m¨¢s recursos. Entre otras cosas, para poner en marcha un segundo canal, porque tan leg¨ªtimo es el deseo de la audiencia de tener f¨²tbol en gallego como buen cine y documentales culturales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.