Nervios
Este inicio de 2007 ha venido repleto de acontecimientos. El vicepresidente del gobierno para asuntos econ¨®micos, el valenciano Pedro Solbes, vino al Cap i casal de la Comunitat Valenciana, para presentar a Joan Ignasi Pla, a modo de alternativa del PSPV para optar a la presidencia de la Generalitat. Solbes, en tono patriarcal y docto, dio unas pinceladas sobre la figura del l¨ªder auton¨®mico. Los dos son valencianos, socialistas, zorros viejos y ambos proceden de las comarcas del interior de la monta?a. Nos encontramos en los primeros escarceos electorales y ya se ha abierto la caja de los truenos en forma de sondeos y encuestas. Y se han propagado las interpretaciones e inquietudes ante unos resultados de los que podr¨ªa derivarse la eventualidad de un cambio o la reconfirmaci¨®n de la continuidad.
Doce a?os de mayor¨ªa popular en las Cortes Valencianas constituyen un periodo dilatado con la impronta de tres presidentes: Zaplana, Olivas y Camps, aunque el segundo lo fuera de transici¨®n, para acabar comandando Bancaixa, cargo estrat¨¦gico donde los haya. Si no que se lo digan a Vicente Sala, su hom¨®logo en la CAM, donde ha estallado una pugna en la configuraci¨®n de su consejo de administraci¨®n, con marcado signo electoral. Los observadores de la escena pol¨ªtica, casi por primera vez, barajan percepciones de que el cambio es posible, sobre todo desde que se fragu¨® el pacto entre los partidos minoritarios de izquierda y nacionalistas (Bloc, EU-PV y los verdes). Al mismo tiempo se ha levantado un cierto recelo de que se repitiera la f¨®rmula de un tripartito en la C. V. similar al que gobierna en Catalu?a. En el caso valenciano es evidente que tendr¨ªa connotaciones peculiares que lo har¨ªan diferente. En esta cita electoral los resultados que se obtengan en la ciudad de Valencia van a ser decisivos a la hora de dilucidar qui¨¦n gobierna en la Comunitat Valenciana y con qu¨¦ alianzas de posicionamiento pol¨ªtico. Hist¨®ricamente, el acceso al gobierno de la Generalitat pasa por el triunfo en el Ayuntamiento de Valencia.
Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada la ciudad de Valencia ha sido un basti¨®n inexpugnable para la oposici¨®n liderada por los socialistas. Para conseguir un vuelco han llegado refuerzos con el respaldo de Madrid que han convertido a Carmen Alborch en la "sonrisa de Espa?a", en palabras de Rodr¨ªguez Zapatero. La batalla electoral por el Ayuntamiento de Valencia junto con el reto de las municipales en Madrid se muestran como dos objetivos que ser¨¢n decisivos tanto para las auton¨®micas como dentro de un a?o para las generales. En Valencia, ?a favor de qui¨¦n se inclinar¨¢ la baza de la Copa del Am¨¦rica de vela? ?Qui¨¦n recoger¨¢ los r¨¦ditos de la impactante imagen de la Ciudad de las Artes y las Ciencias? ?Tendremos Esfera Armilar? ?Se habr¨¢n esfumado los resquemores del accidente de metro ocurrido en la l¨ªnea 1 el paso mes de junio?
En esta situaci¨®n, que derivar¨¢ a corto plazo en celo electoral, los pol¨ªticos no dirigen su atenci¨®n hacia la econom¨ªa. Suscit¨® una pol¨¦mica velada la intervenci¨®n de Francisco Pons, presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios, en la presentaci¨®n del programa econ¨®mico de Pla y no se incidi¨® demasiado en la solicitud de que los socialistas mediaran para cerrar el conflicto surgido en las filas del PP para optar al consejo de la CAM. Se lleg¨® m¨¢s all¨¢ y alg¨²n voluntarista plante¨® la posibilidad de fusi¨®n entre Bancaixa y la CAM. Despu¨¦s intervino el presidente de les Corts Valencianes, Julio de Espa?a, pidiendo que los dejaran solos -a los alicantinos- con la CAM del mismo modo que ellos no interven¨ªan en Bancaixa. En el coraz¨®n de este barullo hay muchos nervios. Habr¨ªa que hablar de los sectores productivos, de las instituciones feriales, de la ampliaci¨®n del puerto de Valencia, del modelo tur¨ªstico, de la sobreexplotaci¨®n inmobiliaria, de las agresiones al medio ambiente, de las diferencias entre las comarcas costeras y las del interior, de los abastecimientos de agua, de la seguridad o de la transformaci¨®n que experimenta la econom¨ªa valenciana "a pesar de" y no "a impulsos de".
Y ahora una preocupaci¨®n: algunos rom¨¢nticos echan en falta, en los primeros escarceos electorales, unas dosis prudentes de sentimiento y particularidad. Parece que, a pesar de los esfuerzos de la Academia Valenciana de la Llengua, la cultura queda relegada a un discreto segundo plano. Y sin cultura, sin lengua, sin arraigo, esta tierra de nadie puede llegar a ser v¨ªctima f¨¢cil de los desalmados y tah¨²res. La Comunitat Valenciana atraviesa por una etapa se?alada de despersonalizaci¨®n. Es preciso saber de d¨®nde venimos, con objetividad, para poder atisbar hacia d¨®nde nos dirigimos. Este pueblo y este pa¨ªs merecen, con seguridad, mayores dosis de fortuna. Los temores, los nervios y los conflictos internos no confirman los escenarios id¨®neos para analizar estos temas. Esta situaci¨®n crispada conduce a intentar salidas extempor¨¢neas. Y para motos ya tenemos el circuito de Cheste.
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