De regreso al horror de Atocha
Carmen Hern¨¢ndez, de 53 a?os, dice que cada vez lo lleva peor. "Cada d¨ªa noto m¨¢s su ausencia", asegura. Su hija Beatriz D¨ªaz Hern¨¢ndez perdi¨® la vida en el atentado del 11-M, con 30 a?os reci¨¦n cumplidos. "Tengo yo a su hijo, que ten¨ªa entonces nueve a?os, y ahora tiene 12. El ni?o hace preguntas: ?Por qu¨¦ le pas¨® eso a mam¨¢? Es muy fuerte". Sigue el juicio por televisi¨®n cuando tiene fuerzas. "Pero si estoy con el ni?o, cambio de canal".
El jueves a las diez de la ma?ana, en un edificio aislado en la Casa de Campo de Madrid comenzaron las sesiones del juicio al que se refiere Carmen, el del mayor atentado de la historia de Europa. Las medidas de seguridad son enormes: tanquetas en la glorieta de acceso al edificio, helic¨®pteros que sobrevuelan la zona, decenas de polic¨ªas armados con fusiles y estricto control de acceso a la sala donde se celebra la sesi¨®n.
Afuera, casi un centenar de televisiones, entre las que se cuentan CNN Internacional o Al Yazira, colocaron el d¨ªa de inicio del juicio a sus periodistas para conectar en directo. Los primeros pasos de este juicio, que durar¨¢ meses, se han convertido en una noticia mundial, que, sin embargo, tiene un lado ¨ªntimo, privado y doloroso: el de las personas que, como Carmen, perdieron a familiares en los cuatro trenes que estallaron el 11-M.
Hay muchas v¨ªctimas que acuden a las sesiones para informarse de primera mano. O para ver la cara de los acusados de matar a su familiar. Para muchos es un suplicio necesario. Es el caso de los padres de Juan Carlos Sanz Morales, que falleci¨® en el atentado. Sin embargo, su hermano, Jes¨²s, no quiere seguirlo de cerca. Prefiere informarse sobre el juicio por la prensa, le resulta m¨¢s f¨¢cil que por televisi¨®n.
No es el ¨²nico: los psic¨®logos recomiendan no estar pendiente de la televisi¨®n a todas horas y muchos de los familiares evitan cualquier contacto con el juicio. La mayor¨ªa no quiere hablar con periodistas porque contestar a sus preguntas, incluso por tel¨¦fono, equivale a revivir la tragedia.
Sin embargo, Jes¨²s Pati?o responde con mucha calma. Todav¨ªa no ha querido asistir al juicio. Preve¨ªa que habr¨ªa mucha tensi¨®n. El 11-M perdi¨® a su mujer, Anabel Gil, de 29 a?os. Ella iba en el tren para hacerse una ecograf¨ªa porque estaba embarazada de siete meses. "Es muy duro ver en televisi¨®n las im¨¢genes de alguien que ha podido ser el culpable de la muerte de mi mujer y mi hijo". Jes¨²s tiene intenci¨®n de acudir la pr¨®xima semana a la sala del juicio. Y explica por qu¨¦: "Tengo la necesidad de apoyar ese proceso. Yo espero que se sepa la verdad. No creo en teor¨ªas de la conspiraci¨®n, pero quiero que se identifique a los autores materiales. Y conf¨ªo en la justicia. Estoy convencido de que van a condenar a los culpables".
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