La milicia ind¨ªgena de Morales
La sociedad boliviana, inquieta ante el auge del grupo paramilitar 'ponchos rojos', reclama al presidente que los desarme
En la cultura andina, el rojo es un color solemne. Su uso es excepcional: s¨®lo para la guerra o el matrimonio. Los ponchos rojos pertenecen en exclusiva a los mayores de 50 a?os, a varones que han ocupado puestos relevantes en su comunidad y han alcanzado madurez y sabidur¨ªa. Es entonces cuando se puede usar el poncho huayruru, el rojo con listas negras.
Estos ponchos son hoy en Bolivia el s¨ªmbolo de una milicia ind¨ªgena muy temida. Sus dirigentes dicen que cuentan con 100.000 hombres armados. Recientemente, el presidente Evo Morales convoc¨® a esta milicia ind¨ªgena a defender la unidad del pa¨ªs junto a las Fuerzas Armadas ante las aspiraciones auton¨®micas de provincias ricas como Santa Cruz. P¨²blicamente, Morales ha dado a los ponchos rojos estatus militar y ha comparado su misi¨®n con la del Ej¨¦rcito regular boliviano.
Los dirigentes del movimiento dicen que cuentan con 100.000 hombres armados
La ins¨®lita propuesta presidencial puso los pelos de punta a muchos, tanto a empresarios y pol¨ªticos santacruce?os como a altos mandos militares. Todos coinciden en que grupos de milicianos como los ponchos rojos son ilegales e innecesarios. Ante tantas cr¨ªticas, el presidente decidi¨® que desarmar¨ªa a los ind¨ªgenas, cambi¨¢ndoles sus armas por alimentos.
El canje, que a¨²n no se ha llevado a cabo, irrit¨® a los ponchos rojos, agrupados mayormente en la provincia de Omasuyos (a 80 kil¨®metros de la ciudad de La Paz). Algunas de las armas que posee la milicia ind¨ªgena proceden de una compra de fusiles checos realizada en los a?os treinta. Se adquirieron entre 30.000 y 80.000 y, seg¨²n fuentes militares, casi todos son ya inservibles. Tambi¨¦n tienen viejos fusiles alemanes marca Mauser. El Ej¨¦rcito sospecha que unas 50.000 de estas armas circulan por el pa¨ªs, la mayor¨ªa son a¨²n ¨²tiles.
"Estamos en peligro: nos van a desarmar y es una trampa. Gracias a nuestros Mauser, Evo Morales es presidente. Sin ellos no nos hubi¨¦semos enfrentado al Ej¨¦rcito en Warisata [Omasuyos] el 10 de septiembre de 2003. Con esas armas hemos derrotado a Gonzalo S¨¢nchez de Lozada [ex presidente de Bolivia derrocado en 2003]", dice el l¨ªder aymar¨¢ Felipe Quispe, ex secretario ejecutivo de la Confederaci¨®n ?nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y ahora secretario general del sindicato de su comunidad.
El enfrentamiento de Warisata se produjo cuando ind¨ªgenas armados atacaron a una columna del Ej¨¦rcito que escoltaba a un grupo de turistas rescatados de un bloqueo campesino en Sorata. Fuentes militares reconocieron que el tiroteo de Warisata precipit¨® la ca¨ªda de S¨¢nchez de Lozada.
Quispe, adversario pol¨ªtico de Morales, impuls¨® desde finales de los ochenta los ponchos rojos como "embri¨®n de una lucha revolucionaria" dentro de su proyecto pol¨ªtico de reconstituir el territorio aymara del Jach'a Uma Suyu (el Gran Omasuyos, el territorio del agua) que se extiende hasta Per¨² y el norte de Chile. En el grupo armado que deriv¨® de esta iniciativa de Quispe, el Ej¨¦rcito Guerrillero Tupac Katari, milit¨® y tuvo mando ?lvaro Garc¨ªa Linera, el actual vicepresidente.
En 1992 Quispe y Garc¨ªa Linera fueron detenidos "pero los ponchos rojos permanecieron" y se extendieron a muchas m¨¢s comunidades ind¨ªgenas, y desde hace un lustro comenzaron a ejercer su poder en los poblados ind¨ªgenas. No ha habido un s¨®lo representante pol¨ªtico designado desde el Gobierno que no se haya sometido a los dictados de los ponchos rojos.
El experto indigenista Pablo Mamani se?ala que la milicia "logr¨® destruir en las comunidades todas las referencias al poder del Estado"; es decir, consigui¨® que la polic¨ªa y los juzgados locales perdieran su poder real. Cada vez que los dirigentes de la milicia maniobran para socavar el poder p¨²blico, ya sea a trav¨¦s de una huelga, de una protesta o una barricada, visten el poncho rojo con rayas negras. La prensa se refiere a los campesinos de "ponchos rojos y sombreros negros" como s¨ªmbolo del mando ind¨ªgena en el altiplano.
"Los aires de libertad ya hac¨ªan flamear nuestra bandera de siete colores, pero el Gobierno de Morales otra vez ha llenado de polic¨ªas nuestros pueblos", se queja Quispe. Ni ¨¦l ni ninguno de sus hombres han entregado las armas a¨²n.
![Dos miembros de los <i>ponchos rojos,</i> uno de ellos con un fusil simulado, vitorean al presidente Morales en Omasuyos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4EOLBTX3PCXDIJGPLBQC5FUDLU.jpg?auth=14f2ac692720e9e6dde50015fd8e86a750ffeb0cf8ee307b7543f91efe7a944b&width=414)
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