Sopa de lo que hay
Ignacio Gasca -donostiarra (q.e.p.d), m¨¢s conocido como Poch y cantante de Derribos Arias- ten¨ªa un men¨² impagable. Cuando la noche entraba en la hambruna m¨¢s insoportable y todos los caraduras que se plantaban en su piso compartido de Madrid necesitaban sustento, el asalto a la despensa era inevitable. En ese momento, lo ¨²nico comestible, lo ¨²nico cocinable, era una sopa. ?Qu¨¦ clase de sopa? "?Pues sopa de lo que hay!", dec¨ªa Ignacio. Acto seguido proced¨ªa a calentar agua en un puchero. Cuando el l¨ªquido estaba hirviendo empezaban las dudas. "?Y ahora qu¨¦ le echamos?", preguntaba el m¨¢s hambriento. En la despensa hab¨ªa fideos, as¨ª que nuestro chef los sacaba de su envoltorio y los arrojaba a la cacerola. "Seguro que falta sal", dec¨ªa alguien. Cuando aparec¨ªa el salero, el maestro sopero y sus pinches no lo dudaban y lo arrojaban entero al mejunje en ciernes. "?Y qu¨¦ m¨¢s tenemos?", segu¨ªa preguntando el m¨¢s hambriento. Ni corto ni perezoso, el primero que pasaba por all¨ª arrojaba un paquete de Ducados arrugado y a medio terminar; el segundo desenroscaba la bombilla de la l¨¢mpara del pasillo y hac¨ªa lo propio; el tercero, danzando como un cham¨¢n, introduc¨ªa un mechero y un patito de goma que flotaba sobre la p¨®cima salvaje. La lej¨ªa no tardaba en llegar, las pinzas de madera acompa?aban al patito en su traves¨ªa y un single de vinilo de Alaska y los Pegamoides serv¨ªa para remover la poci¨®n m¨¢gica que jam¨¢s revivir¨ªa al coro de desahuciados que aullaban al son de la Velvet Underground por aquella casa. El Max's Kansas City jam¨¢s vio tal cosa.
La Sopa De Lo Que Hay ha pasado a la Historia de la Nueva Cocina Vasca adelantando por el arc¨¦n, en lo econ¨®mico y en lo art¨ªstico, a las pijer¨ªas de Arzak. Y, dicho sea de paso, se convirti¨® de inmediato en una met¨¢fora de lo que estaba por venir. (Que era lo que no se esperaba Poch: que hubiera algo por venir. Marilar Aleixandre bautizaba una novela suya -La Banda Sin Futuro- como el grupo de rock prof¨¦tico en el que Gasca ya zascandileaba en Donosti antes de llegar a Madrid y descubrir los Almacenes Arias que dieron nombre a su grupo irritante de los ochenta). Pues eso, pues bien, el futuro que nadie esperaba que llegara, ya est¨¢ aqu¨ª. Vivimos de lo que hay. Creemos lo que se nos pone delante de las narices. Aceptamos lo inadaptable y adaptamos lo inaceptable. Somos una panda de "todos contra el chef" y de "los chefs contra el todo". A la saz¨®n, y nunca mejor dicho, andamos entre fogones, fogonazos y fuegos de artificio de todo tipo. Unos pocos andan ricos, ricos, ricos y con fundamento; y otros muchos vamos tropezando con las sillas y el sill¨ªn de la bater¨ªa de Ringo Starr en este 40 aniversario del Sargento Pepper's. El siglo pasado fue un d¨ªa en la vida y todo lo que necesitamos, de hoy en adelante, es cash. O encontrar algo que nos sirva de salvavidas. La televisi¨®n pronto llegar¨¢: yo ya te cant¨¦ y t¨² a verlas venir. El espect¨¢culo de esta sociedad est¨¢ calent¨¢ndose en ese microondas que, gracias al cielo, no exist¨ªa en la ¨¦poca de Poch (?hubiera volado Madrid por los aires!). Nuestra tele, nuestra telegaita, incumple sus promesas y deja cariacontecidos a los espectadores m¨¢s expectantes, mientras los productores piden un segundo canal para seguir haciendo su agosto. Nuestro pa¨ªs se deja intoxicar por los fertilizantes holandeses que, inocuos ellos, van a la deriva a unas cuantas millas de nuestras costas. Los trenes que nos venden como nuestros prometen desguazar los ¨²ltimos bosques animados, como la fraga de Cecebre de Wenceslao (ese tipo de derechas y poco ecologista que mand¨® un mensaje traducido a m¨¢s de 20 idiomas por todo el mundo). Y es que, ?ay!, la cultura y la ecolog¨ªa no van de la mano en este planeta. El Tren de la Bruja de Koldo Serra no pasa por el Obradeiro (sic) de Julio Iglesias; el ave Rock (sic) de Simbad el Marino no sobrevuela Fisterra los martes (como dir¨ªa T.Bone Walker); las patatas de Xinzo no llegan a Cospeito; y la Cuaresma no impide que Cambre o Mar¨ªn sigan celebrando su Entroido el s¨¢bado que viene. ?Pecado! ?Sacrilegio! Es lo que hay. Es la sopa de lo que hay.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.