Civilizaci¨®n y progreso

Hemos puesto demasiadas expectativas en el supuesto hombre civilizado y, por eso, cuando ¨¦stas no se cumplen nos sentimos defraudados. En realidad estamos mucho menos evolucionados de lo que pensamos, y nuestra realidad est¨¢ m¨¢s gobernada por las emociones, instintos y pasiones que por el juicio, la raz¨®n o la reflexi¨®n. Recordemos algunos ejemplos: guerras, terrorismo, homicidios y asesinatos, violencia en todas sus formas, abuso infantil, fanatismos, intolerancia, insolidaridad, terrorismo ambiental, etc¨¦tera.

Un error de nuestro tiempo es equiparar el desarrollo conseguido con los avances como seres civilizados; pero, desgraciadamente, estos progresos no discurren a la par. Y es as¨ª que somos capaces de hacer cosas extraordinarias gracias al desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico; pero, en asuntos donde demostrar el progreso moral y ¨¦tico, nuestro grado de civilizaci¨®n resulta mucho m¨¢s dudoso y exiguo.

El progreso hace que olvidemos nuestra humilde realidad. Vamos por la vida disfrazados de modernidad y somos m¨¢s apariencia que realidad; somos soberbios, vanos e ilusos y, seguramente, m¨¢s dignos de l¨¢stima que de reproches: somos humanos.