Una mirada a la obra de As¨ªs Cabrero, arquitecto de posguerra
La Fundaci¨®n COAM expone proyectos y pinturas del c¨¢ntabro
La vida y la obra de Francisco As¨ªs Cabrero, considerado como uno de los m¨¢s importantes arquitectos de la posguerra espa?ola, es objeto de una exposici¨®n ideada por la Fundaci¨®n del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) bajo el t¨ªtulo Relato de un quehacer arquitect¨®nico, que recoge aspectos conocidos y tambi¨¦n ins¨®litos de su trayectoria. La muestra permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el fin de marzo.
Francisco de As¨ªs Cabrero, que naci¨® en la capital santanderina en 1912 y muri¨® en Madrid en 2005, tras una vida laboriosa y viajera, sigue siendo considerado por sus colegas como uno de los m¨¢s cualificados exponentes de la Arquitectura espa?ola del siglo XX y, particularmente, de la de posguerra. Hijo del pintor Jos¨¦ Cabrero y de Ana Torres-Quevedo, de una familia con honda raigambre cient¨ªfica, Francisco de As¨ªs se cri¨® en un ambiente familiarizado con las pulsiones creativas que signaron el arranque del siglo XX, al que su padre se hab¨ªa incorporado desde una estad¨ªa en la bohemia parisiense.
Aquella atm¨®sfera, que sign¨® su sensibilidad en una clave pict¨®rica y, m¨¢s precisamente, cubista, presenci¨® su ingreso en Bellas Artes; luego se hizo arquitecto en la Escuela Superior madrile?a. Ya en 1942, despu¨¦s de concluir la Guerra Civil, se vincul¨® a la Obra Sindical del Hogar; compareci¨® m¨¢s tarde a algunos de los m¨¢s importantes cert¨¢menes oficiales. De tal manera, gan¨® el concurso para edificar la Casa Sindical, frente al Prado, cuya sede de Alfonso XII en su esquina a Casado del Alisal, junto al Retiro, resultaba muy peque?a.
El edificio a erigir obedec¨ªa a las demandas de un cliente muy especial: el Estado Nacional Sindicalista. ?ste exig¨ªa de As¨ªs Cabrero algo similar a una mole expresiva de la verticalidad doctrinaria al uso en tiempos de grandilocuencia imperialista y neoescurialense; pero con la particularidad de que detr¨¢s de todo ello no hab¨ªa un Felipe II, sino un militar africanista, Francisco Franco, con veleidades arquitect¨®nicas, como perpetr¨® en la Cruz de los Ca¨ªdos por sobre el saber de alarifes de la entidad de Diego M¨¦ndez.
La obra magna de Cabrero -ni m¨¢s ni menos que en di¨¢logo con el Museo del Prado- pudo sortear la mediocridad impuesta y erigirse en un hito que casi todos los arquitectos consultados ensalzan. Ponderan la ret¨ªcula, el recuadro umbr¨ªo de sus ventanas, la sobriedad estil¨ªstica y la pureza elemental toda de su hechura. Por ello, es considerado como un "arquitecto de arquitectos" dada su erudici¨®n, acopiada a trav¨¦s de un proceso experimental constante y de incesantes viajes a lo largo del mundo en busca de c¨¢nones tect¨®nicos. Empero, el gran p¨²blico no halla, a simple vista, elementos de seducci¨®n en la obra de As¨ªs Cabrero, por carecer sus propuestas de concesiones ornamentales que coadyuven a comprenderla.
Su obra qued¨® tambi¨¦n manifiesta en el palacio de Cristal de la Feria del Campo; en el edificio Arriba; en las viviendas de barrio de la Paloma o en la Casa del Pastor, junto al Viaducto de la calle de Segovia. Hizo tambi¨¦n incursiones arquitecto-ingenieriles, como la estaci¨®n de servicio de la autov¨ªa de A Coru?a, a la altura de Villalba, cuya pasarela met¨¢lica trenzada, todo un emblema constructivo de una modernidad latente, ha sido desmontada hace apenas unos meses y apartada de la autopista.
Tras sus trazas -sumatorio modular de ladrillo, caliza, cubos, ret¨ªculas y patios- muchos ven transparentarse una arquitectura esencial, tect¨®nicamente tan austera y urgente como la Espa?a en que vivi¨®.
Relato de un quehacer arquitect¨®nico. De 9.30 a 20.00. Piamonte, 23. Gratis.
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