Bachelet y su cambio pol¨ªtico y cultural
Hace un a?o, el 11 de marzo del 2006, Michelle Bachelet declar¨®, en su primer discurso como presidenta, que ese d¨ªa marcaba el comienzo en Chile de un estilo de gobierno m¨¢s dialogante y participativo. "Yo fui la candidata de los ciudadanos; ahora ser¨¦ la presidenta de los ciudadanos". Bachelet alent¨® muchas expectativas, especialmente entre las mujeres. Divorciada, madre soltera, socialista y atea, representaba a amplios sectores de la poblaci¨®n que no hab¨ªan visto sus deseos y necesidades reflejados en la agenda gubernamental. Su gesto de nombrar un Gobierno paritario fue m¨¢s eficaz que cualquier discurso feminista. Desde su condici¨®n de hija de militar leal a Allende, torturado y asesinado por Pinochet, se propuso ganar la confianza de Chile y resta?ar viejas heridas.
En su carta de navegaci¨®n declar¨®: "Tenemos el compromiso de llegar al 2010 con un pa¨ªs m¨¢s moderno, integrado, desarrollado y solidario, con una sociedad cohesionada, centrada en los ciudadanos". Las cuatro grandes transformaciones y cuatro ¨¢reas de trabajo que plante¨® son:
1. Reforma del sistema de previsi¨®n social para asegurar pensiones dignas y decentes.
2. Educaci¨®n de calidad.
3. Innovaci¨®n para el desarrollo.
4. Calidad de vida.
O sea, pretende lograr un Chile m¨¢s seguro, m¨¢s pr¨®spero, en el que se viva mejor y que est¨¦ m¨¢s integrado.
Adem¨¢s de esas prioridades, Bachelet ha seguido desarrollando cambios muy profundos iniciados en las administraciones anteriores, como imprimir mayor solidaridad al sistema de salud, compromisos expl¨ªcitos respecto de los derechos ciudadanos, la m¨¢s importante reforma de la justicia de los ¨²ltimos cien a?os, la transformaci¨®n radical del sistema de transporte p¨²blico de Santiago, que incluye un papel planificador clave del Estado para cuidar el medio ambiente incorporando una modernizaci¨®n tecnol¨®gica. Hay que destacar que son reformas que insertan la participaci¨®n del sector privado bajo una direcci¨®n estatal, y que esbozan una alternativa al modelo neoliberal. Su gran desaf¨ªo es traducir lineamientos presentes en esas reformas en el campo educativo.
Sin embargo, gobernar con un equipo nuevo, joven y paritario ha sido dif¨ªcil. Bachelet ha tenido que encarar problemas heredados, adem¨¢s de asumir resbalones propios. En el plano social, el paro estudiantil de los j¨®venes de 12 a 17 a?os, que concit¨® el apoyo de la mayor¨ªa de los chilenos, tir¨® a dos ministros, el del Interior y el de Educaci¨®n; y recientemente la implementaci¨®n del Transantiago ha provocado algunas molestias a usuarios reacios al cambio, originadas por las dificultades propias de un sistema in¨¦dito en proceso de ajuste.
Adem¨¢s, m¨¢s all¨¢ de la imprescindible fiscalizaci¨®n que requiere toda democracia, la prensa le ha sido adversa. Concentrados en destacar y magnificar los errores que cualquier gesti¨®n gubernamental conlleva, los medios se han mostrado ciegos ante notables aciertos que auguran un avance indiscutible. En especial, han sido voceros de la iracunda Iglesia cat¨®lica, escandalizada por medidas como la distribuci¨®n entre adolescentes de la anticoncepci¨®n de emergencia. En el plano pol¨ªtico, tal vez la mayor dificultad radica en el desgaste de la coalici¨®n gobernante, tanto por el tiempo de ejercicio del poder (con casos de corrupci¨®n), como porque al terminar un proceso de transici¨®n emergen nuevos temas.
Pese a ello, las encuestas le otorgan a su Gobierno una aprobaci¨®n ciudadana de m¨¢s del 50%, cifra que Frei no alcanz¨® en sus seis a?os de gobierno y que Lagos apenas logr¨® al cuarto del suyo. Pero esas mismas encuestas registran que muchos consideran "d¨¦bil" a Bachelet (59%) y un 48% piensa que ha actuado sin destreza ni habilidad frente a un 44% que piensa lo contrario. Esta informaci¨®n plantea la paradoja, como se?al¨® Carlos Pe?a, rector de la Universidad Diego Portales, de una presidenta mal evaluada pero en la que la gente conf¨ªa. Su estilo sencillo, tan alejado del autoritarismo inherente al puesto, ha sido interpretado como debilidad. Sin duda, tener a una mujer como ella dirigiendo el Gobierno implica un cambio cultural que, como todos los de su tipo, es muy lento.
A un a?o de su toma de posesi¨®n, la presidenta de Chile ha rebasado generosamente las expectativas que desat¨®. Adem¨¢s, ha sorprendido con sus gestos simb¨®licos. Carlos Pe?a se?al¨® que, al limitar las exequias de Pinochet al ¨¢mbito militar, Bachelet logr¨® expl¨ªcitamente que el recuerdo del dictador no ingresara al pante¨®n c¨ªvico. As¨ª, al negarle el funeral republicano de Estado, respet¨® la memoria colectiva.
Su gran acierto ha sido elegir el eje de la protecci¨®n social para ampliar la modernizaci¨®n democr¨¢tica en Chile. En menos de un a?o aument¨® las pensiones bajas a 1.200.000 chilenos y garantiz¨® la atenci¨®n de salud a los m¨¢s necesitados. Para este a?o, destin¨® dos de cada tres pesos del presupuesto a inversi¨®n y gasto social. Todas las personas enferman y todas van a envejecer, y al construir un sistema de protecci¨®n social que d¨¦ a los chilenos y sus familias "la tranquilidad de saber que tendr¨¢n un trabajo digno y decente, que tendr¨¢n una vejez digna", Bachelet est¨¢ sentando los cimientos de una sociedad m¨¢s igualitaria y solidaria. Transformar el modelo de seguridad social es, en el fondo, transformar el Estado.
Bachelet est¨¢ logrando, a su manera, lo que toda Am¨¦rica Latina est¨¢ exigiendo que se haga: mejorar la calidad de vida y cambiar el modo de hacer pol¨ªtica. Esto es m¨¢s que enterrar a las viejas ma?as pol¨ªticas; es darle oportunidad a quienes quieren hacer de la pol¨ªtica el lugar de la soberan¨ªa y la solidaridad.
Marta Lamas es antrop¨®loga mexicana y directora de la revista Debate Feminista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.