Relato de la estabilidad vulnerable
La palabra crisis ha desaparecido de nuestro vocabulario cotidiano. Y no porque nos haya dado por ah¨ª, es un hecho que la econom¨ªa catalana va bien. En 2006 el PIB, su indicador por excelencia, creci¨® a una tasa del 3,6%, muy por encima de la media europea (2,6%) y acort¨® el diferencial con el crecimiento espa?ol. Se han creado m¨¢s de 400.000 puestos de trabajo del primer trimestre de 2003 al cuarto de 2006 y la tasa de desempleo, al 6,6%, est¨¢ en m¨ªnimos hist¨®ricos. Y lo que es m¨¢s importante, en t¨¦rminos de PIB por c¨¢pita, Catalu?a est¨¢ por encima de pa¨ªses como Reino Unido y Alemania, cosa impensable hace una d¨¦cada.
El Gobierno ha hecho su trabajo. Como gestor y como agente diferenciado que tiene potestad para influir sobre las condiciones marco. Un trabajo -no nos confundamos- que no es hacer que la econom¨ªa vaya bien o mal, pero s¨ª crear el entorno necesario y adecuado, hacer de impulsor ah¨ª donde m¨¢s se necesita y facilitar las condiciones para que se pueda funcionar a pleno rendimiento.
La estabilidad imperante puede verse atacada por acciones que escapan a nuestro control
El Gobierno ha hecho bien su trabajo como gestor. El presupuesto de la Generalitat, que ha aumentado hasta los 30.000 millones de euros en 2006 (de 17.500 millones en 2003) se ha gestionado mejor. Durante los tres ejercicios de la pasada legislatura se redujo el d¨¦ficit por cuenta corriente de 1.264 millones de euros en 2003 a 250 millones de euros en 2005, lo que nos lleva a pensar que el d¨¦ficit cero prometido en el a?o 2007 podr¨¢ ser una realidad. No s¨®lo se ha reducido el ritmo de endeudamiento sino que se ha refinanciado, nos sale m¨¢s barato. Y lo que es m¨¢s importante, la inversi¨®n ha aumentado significativamente. A 691 euros per capita en 2006 estamos ante la inversi¨®n por habitante mayor de nuestra historia. Adem¨¢s, se ha hecho un importante ejercicio de accountability con el cambio de orientaci¨®n hacia el presupuesto por programas, que aumenta la transparencia del proceso en sus distintas etapas y lo convierte en una herramienta de optimizaci¨®n de la eficiencia en la asignaci¨®n de recursos p¨²blicos. La mejora sustancial de las finanzas as¨ª como la pol¨ªtica de buen Gobierno han dado al pa¨ªs credibilidad ante el resto de administraciones p¨²blicas (autoexigencia primero si queremos exigir), ante los mercados financieros y ante los inversores en general.
El Gobierno tambi¨¦n ha hecho bien su trabajo como facilitador. Nada m¨¢s llegar al Gobierno en 2003 el consejero Castells impuls¨®, en consenso con los agentes econ¨®micos y sociales, el acuerdo estrat¨¦gico para la mejora de la internacionalizaci¨®n, la calidad de la ocupaci¨®n y la competitividad de la econom¨ªa catalana. La hoja de ruta de la pol¨ªtica econ¨®mica que seguir. La pretensi¨®n: la transformaci¨®n de nuestro sistema productivo hacia uno basado en el conocimiento. Los instrumentos: 86 medidas concretas que van desde un aumento significativo del gasto en R+D+i a la mejora de pensiones e indicadores de cohesi¨®n social recogidos en la ley de prestaciones sociales. Medidas que representan, en conjunto, un presupuesto de 1.562 millones de euros para 2006. Con mecanismos de seguimiento transparentes y exhaustivos -alabados un¨¢nimamente por todos los agentes participantes- el acuerdo tiene la importante ventaja de ir incorporando aspectos que tomen relevancia, como ha sido el caso del impacto de la inmigraci¨®n en el mercado laboral o la apuesta por el triling¨¹ismo.
Nada en el entorno econ¨®mico hace pensar que el a?o 2007 que justo empieza sea muy distinto, con el mismo equipo econ¨®mico al frente del Gobierno y con una previsi¨®n de crecimiento del 3,2%.
Sin embargo, en un entorno ya no s¨®lo globalizado sino donde las causas de los potenciales problemas est¨¢n relacionadas entre s¨ª, movimientos que escapan a nuestro control -como un ataque terrorista a petroleros en el estrecho de Malaca por ejemplo- a?aden un factor de vulnerabilidad a la estabilidad imperante.
?Cu¨¢les son algunos de estos potenciales retos a los que nos podemos enfrentar?
Inseguridad energ¨¦tica: hay claros factores de inestabilidad pol¨ªtica en las zonas ofertantes de petr¨®leo y gas, las principales fuentes energ¨¦ticas del mundo desarrollado, que pueden tener repercusiones -m¨¢s que en el suministro- en el precio y originar una contracci¨®n de la demanda, del dinamismo econ¨®mico.
Crisis en los mercados emergentes: un aumento del precio de la energ¨ªa puede afectar en mayor medida a las espectaculares tasas de crecimiento que est¨¢n experimentando China e India y, por ende, al comercio mundial.
Inflaci¨®n: se han hecho esfuerzos desde el Gobierno para contener la inflaci¨®n en Catalu?a, y aunque cerr¨® diciembre de 2006 al 2,8% (un buen dato si tenemos en cuenta que a diciembre de 2005 estaba al 4,6%), supone un problema que se puede ver magnificado por esta dependencia energ¨¦tica.
Inflaci¨®n y salarios: una de las consecuencias de niveles de inflaci¨®n m¨¢s altos de los previstos es su efecto pernicioso sobre los salarios y la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Seg¨²n el indicador laboral de comunidades aut¨®nomas elaborado por IESE, en los ¨²ltimos nueve a?os los espa?oles no han mejorado su poder de compra. Quiz¨¢ se deber¨ªa reabrir el viejo debate no tanto de si se crece o no, sino justamente de c¨®mo se reparte este crecimiento.
Pol¨ªtica monetaria restrictiva: si la zona euro cumple sus expectativas de crecimiento, es m¨¢s que probable que el BCE contin¨²e incrementando ligeramente los tipos. El efecto de una subida en una econom¨ªa como la nuestra en la que los hogares est¨¢n fuertemente endeudados puede ser problem¨¢tica.
Lo dicho, flancos distintos pero muy relacionados entre s¨ª, que escapan al control del Gobierno pero que pueden tener incidencia en los resultados y sobre todo en la percepci¨®n ciudadana de la buena marcha de la econom¨ªa en 2007.
La clave del ¨¦xito en el mundo de hoy en d¨ªa es justamente la gesti¨®n de la interdependencia y eso pasa, seguramente, por una Europa m¨¢s fuerte, m¨¢s integrada pol¨ªticamente y por unas instituciones internacionales m¨¢s efectivas, con m¨¢s gobernabilidad. Desde Catalu?a no podemos cometer el error de pensar que ¨¦stos no son nuestros problemas. La apuesta por la Eurorregi¨®n, promovida por el presidente Maragall y continuada por Montilla, es un paso positivo en la toma de conciencia que m¨¢s Europa ya no es m¨¢s Europa alla Monnet sino m¨¢s Europa en el contexto econ¨®mico del siglo XXI. Pero no es suficiente. Debemos abrir un debate p¨²blico y riguroso para construir un discurso desde Catalu?a hacia el exterior y tambi¨¦n un discurso m¨¢s interno en el que participen todos los agentes econ¨®micos y sociales de igual a igual, en el que se abran sin miedo antiguos debates no resueltos, en el que se concrete el detalle de la estrategia reformadora y en el que se hable alto y claro de la Espa?a y la Europa que queremos.
Roc¨ªo Mart¨ªnez-Sampere Rodrigo es diputada por el PSC en el Parlament.
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