Cambio clim¨¢tico y consumo local

Seg¨²n parece el a?o 2006 ha sido el a?o de la concienciaci¨®n a nivel global donde se ha hecho evidente el papel de la humanidad en el calentamiento global. Se est¨¢n moviendo debates a diferentes niveles con un enfoque m¨¢s hacia la diversificaci¨®n de la energ¨ªa (reapertura del debate nuclear, fomento de las energ¨ªas renovables o de los biocombustibles, etc¨¦tera) con resultados ambientales discutibles a medio plazo, y todav¨ªa hay poco debate enfocado a la minimizaci¨®n de la energ¨ªa (estilo de vida, planificaci¨®n de las ciudades, consumo, etc¨¦tera).

Se apunta al transporte como uno de los principales sectores generadores de CO2. La movilidad actual es fruto de un estilo de vida dif¨ªcil de revertir. En este caso, la planificaci¨®n urbana, la garant¨ªa de seguridad en ciclistas y viandantes y una buena red de transporte p¨²blico, puede ayudar y mucho. De todas formas, es en cada ciudadano donde est¨¢ la verdadera opci¨®n de cambio y, sobre todo, en el tema donde la fuerza de influencia es m¨¢s alta: el consumo.

El consumo de producto local, y a poder ser en los mercados y en el peque?o comercio, es una de las opciones m¨¢s interesantes que tenemos como ciudadanos para luchar por ralentizar el cambio clim¨¢tico, aparte de los evidentes beneficios al desarrollo socioecon¨®mico de nuestro pa¨ªs.

Otro factor fruto de las prisas es la cultura del pl¨¢stico (derivado directo del petr¨®leo). La tendencia de empaquetar todo en los supermercados hace que por cada par de manzanas el volumen de pl¨¢sticos residuales generados sea enorme.

Ralentizar nuestra vida, fijarse en el origen de los productos y ser consciente de nuestros actos son "peque?os" h¨¢bitos de cada d¨ªa y sin renunciar a nuestra calidad de vida, se puede hacer mucho en el margen de actuaci¨®n que todav¨ªa nos queda para mejorar globalmente el medio.