Una mujer sin nombre vence al miedo
La ex esposa de uno de los islamistas procesados relata el plan terrorista del marido y sus compinches
Dice que tiene miedo, que le han dicho que antes o despu¨¦s terminar¨¢n mat¨¢ndola, que no sabe a ciencia cierta de d¨®nde vienen esas amenazas, pero que s¨ª, que supone que detr¨¢s de ellas est¨¢ su marido. ?l la escucha desde la habitaci¨®n de cristal blindado, y sonr¨ªe. Pero ella empieza a hablar y ni su miedo, ni su voz fr¨¢gil ni su pobre espa?ol consiguen ocultar lo que esta ma?ana tiene que revelar.
"Cuando perd¨ª el beb¨¦ me dijo: 'Un aborto para una mujer es como el 11-S para EE UU"
La mujer relat¨® el contenido espeluznante de los v¨ªdeos usados para captar adeptos
Son las fotograf¨ªas de lo que vio, lo que oy¨® y lo que supo durante el a?o largo que convivi¨® con ¨¦l. Del cuarto oscuro de sus recuerdos va surgiendo la imagen de un hombre radical, obsesionado con la guerra santa y con Bin Laden, rodeado siempre de El Tunecino y a veces de El Chino, dos de los fan¨¢ticos que luego se suicidaron en Legan¨¦s, un hombre cuya aspiraci¨®n en la vida era derribar las torres KIO de Madrid y tener muchos hijos varones para vengar a sus hermanos musulmanes all¨¢ donde hiciera falta. Ella deja de hablar y es como si la luz se encendiera. Todas las fotograf¨ªas de su marido est¨¢n colgadas en la sala. Y ¨¦l, un sirio llamado Mohannad Almallah Dabas, ya no sonr¨ªe.
Ella, que declara en calidad de testigo protegido y por tanto lo hace con su rostro y su nombre ocultos, se cas¨® con Mohannad en T¨¢nger. Fue en julio de 2002 y en septiembre ya estaban en Madrid. Aunque en el curr¨ªculo de ¨¦l ya figuraban otros matrimonios y un buen n¨²mero de hijos, a ella le pareci¨® un tipo fiable, simp¨¢tico, con un negocio boyante dedicado a la reparaci¨®n de frigor¨ªficos y lavadoras. De hecho, fue as¨ª como Mohannad intent¨® aparecer ante el tribunal el pasado martes 20 de febrero. Vestido con un traje verde y una corbata amarilla, bas¨® su defensa en reconocer algunas acusaciones -su amistad con un suicida, su simpat¨ªa por cierto grupo religioso o la posesi¨®n de v¨ªdeos sospechosos- para darles despu¨¦s un tinte de inocencia e incluso de picard¨ªa. Lleg¨® a decir que ¨¦l, de radical, nada de nada, y que si hizo viajes dif¨ªcilmente explicables fue porque buscaba "el placer de las mujeres", jam¨¢s por asuntos turbios. Lleg¨® a reconocer que estuvo muy cerca, demasiado cerca, de los que participaron en la matanza de Madrid, pero lo atribuy¨® a la vida y sus jugarretas. "A m¨ª me gusta conocer a la gente y tener de todo, hasta v¨ªdeos porno, se?or¨ªa", dijo aquel d¨ªa con la misma media sonrisa que se le termin¨® helando ayer.
Hoy es ella la que est¨¢ frente al micr¨®fono. Alguien que no la conociera podr¨ªa pensar que si vende a quien fue su marido y padre de su ¨²nica hija es por despecho, tal vez porque ¨¦l termin¨® abandon¨¢ndola y regresando con su ex mujer, o quiz¨¢s -y por ah¨ª fueron algunas preguntas atravesadas- por obtener unos recursos o unos papeles que de otra manera no tendr¨ªa. Pero hay un dato que surge enseguida, y que arroja mucha luz sobre la valent¨ªa de esta mujer que confiesa miedo. En enero de 2003, apenas unos meses despu¨¦s de llegar a Espa?a, ya embarazada y todav¨ªa sin papeles, esta mujer sin nombre sali¨® del local donde la ten¨ªa confinada su flamante marido y marc¨® el 091. "Un d¨ªa, vi que algunas de las cajas que ten¨ªa mi marido estaban medio abiertas y mir¨¦ lo que hab¨ªa dentro. Estaban llenas de libros sobre Bin Laden y sobre la guerra santa. Me llev¨¦ un gran susto".
No fue el primero. La mujer relata los v¨ªdeos que ten¨ªa su marido en casa y que ve¨ªa de vez en cuando en compa?¨ªa de otros radicales mientras escuchaban m¨²sica religiosa. "En esos v¨ªdeos se ve¨ªan cosas muy raras. Un tanque aplastando familias. A gente enterrada en el desierto con la cabeza fuera y soldados infieles disparando sobre ellos. A un padre musulm¨¢n obligado por soldados occidentales a acostarse con su hija delante de toda la familia. Son los v¨ªdeos que utilizaban para captar a fieles para la yihad. En mi casa hab¨ªa reuniones constantemente. S¨®lo asist¨ªan hombres. A m¨ª no me dejaban salir de la habitaci¨®n. A veces pon¨ªan la alfombra de los rezos para que no pudiera verlos cuando me asomaba al pasillo. El hermano de mi marido ten¨ªa un port¨¢til con la voz de Bin Laden. Ten¨ªan aut¨¦ntica veneraci¨®n por ¨¦l". Los acusados -algunos de los cuales aparecen nombrados en el relato de la mujer- escuchan atentos. El rostro de Mohannad se viste de una seriedad absoluta cuando la mujer recuerda que, asustada por todo aquello, un d¨ªa se arm¨® de valor y llam¨® al 091.
Del eco de aquella denuncia jam¨¢s se supo. Los polic¨ªas que la atendieron remitieron a la mujer a otro n¨²mero de tel¨¦fono y el resultado a la vista est¨¢. Uno de los hombres sobre los que ella avis¨® reiteradamente -el ya famoso Serhane El Tunecino- lider¨® el grupo acusado de atentar en Madrid. El relato de la mujer, que mantiene en silencio a la sala, va alternando los datos de inter¨¦s para la causa y su terrible peripecia personal. Los desaires de su ex marido, el peregrinaje por casas extra?as, las broncas y hasta las palizas de Mohannad. "Un d¨ªa, despu¨¦s de una discusi¨®n, me acompa?¨® al hospital Doce de Octubre. ?l ya sab¨ªa que yo estaba embarazada de gemelos y all¨ª se enter¨® de la muerte de uno de ellos. Yo estaba muy triste y ¨¦l se aprovech¨® para decirme: 'Qu¨¦ bien, un aborto es un golpe para una mujer como el que recibieron los americanos con el atentado del 11 de septiembre".
La mujer acaba de hablar y dos polic¨ªas intentan que salga de la sala sin que nadie la vea. No lleva velo, viste una camisa roja y parece una mujer segura de s¨ª misma. Durante el interrogatorio, el fiscal y algunos abogados han llegado a desesperarse por sus dificultades con el idioma y han dejado entrever cierto fastidio. Pero en la sala queda la estela de una mujer valiente, de pie sobre su miedo, tan lejos de su pa¨ªs y de sus sue?os tan recientes.

EL TESTIMONIO DE LA EX ESPOSA MALTRATADA DE UN COLABORADOR CLAVE
"Tengo miedo de declarar porque he recibido amenazas de la gente con la que he vivido"
"Mohannad llevaba en el coche canciones ¨¢rabes, algunas llamando a la 'yihad"
"El hermano de mi marido [Moutaz Almallah Dabbas] ten¨ªa un port¨¢til
con la voz de Bin Laden. Ten¨ªan aut¨¦ntica veneraci¨®n por ¨¦l"
"La mujer de Mustaf¨¢ Maymouni me dijo que Amer el Azizi se escap¨® de la casa de El Tunecino vestido de mujer"
"Mi marido y Jamal Zougam
estuvieron juntos en una cafeter¨ªa
del centro de T¨¢nger"
"Moutaz me rega?¨® por hablar
de Bin Laden por tel¨¦fono, porque dec¨ªa que la polic¨ªa los ten¨ªa enchufados"
"Un d¨ªa, vi que algunas de las cajas
que ten¨ªa mi marido estaban medio abiertas y mir¨¦ lo que hab¨ªa dentro. Estaba lleno de libros sobre Bin Laden y sobre la guerra santa. Me llev¨¦ un gran susto"
"En mi casa hab¨ªa reuniones constantemente. S¨®lo asist¨ªan los hombres. A m¨ª no me dejaban salir de la habitaci¨®n"
"Yo no voy a estar nunca tranquilo
hasta que se caigan esas torres",
le dijo un d¨ªa pasando por debajo
de las torres KIO
EL JUICIO AL D?A
Nuevos testigos protegidos sobre Larbi ben Sellam
El juicio contin¨²a hoy con la declaraci¨®n de nuevos testigos protegidos, en concreto relacionados con el procesado Mohamed Larbi ben Sellam, quien est¨¢ tambi¨¦n procesado en otro juicio por captaci¨®n de muyahidin.
UN TESTIMONIO SOBRECOGEDOR
La ex esposa de un procesado cuenta los planes de los terroristas
Una testigo protegida, ex esposa de Mohannad Almallah Dabas, relat¨® ayer en el juicio los planes que su marido y los amigos de su marido, pertenecientes a la c¨¦lula del 11-M, ten¨ªan para atentar en Madrid.
"Mi marido se dorm¨ªa con los v¨ªdeos de Abu Qutada"
Los v¨ªdeos del cl¨¦rigo radical palestino Abu Qutada, preso en Londres por su pr¨¦dicas cercanas a Bin Laden, serv¨ªan para el adoctrinamiento de Mohannad Almallah Dabas.
El local de Virgen del Coro como centro de terroristas
Los testimonios escuchados en la sesi¨®n de ayer apuntalaron la idea de que el local de la calle de la Virgen del Coro de Madrid sirvi¨® para el reclutamiento de los terroristas del 11-M.
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