En la escuela, un problema de todos
Aunque tarde, el debate sobre la violencia social en los centros educativos ha llegado tambi¨¦n al Parlamento Vasco, en muy buena medida por el empe?o del Grupo Socialista. Y, as¨ª, el 2 de marzo pasado la C¨¢mara aprobaba, por acuerdo de todos los grupos parlamentarios, una resoluci¨®n conjunta que, en l¨ªneas generales, obliga al Consejero de Educaci¨®n a informar al Parlamento sobre la situaci¨®n actual del acoso escolar y otras expresiones de violencia en las aulas, as¨ª como sobre la evoluci¨®n anual de este fen¨®meno; y tambi¨¦n a adoptar otras medidas: como crear un organismo consultivo con amplia participaci¨®n social, reforzar las tutor¨ªas y culminar el Plan Integral de Convivencia Escolar, que permita garantizar la existencia de otros planes particulares en los centros educativos..
La tr¨¢gica muerte de Jokin fue el verdadero aldabonazo en la opini¨®n p¨²blica vasca
Es ¨¦ste un problema serio, que va m¨¢s all¨¢ del bullying o acoso entre iguales. Estamos hablando de violencia social juvenil, una patolog¨ªa que afecta a j¨®venes y que se expresa en el aula y fuera de ella. Un trastorno que hay que atender con esmero en cualquier sociedad, y m¨¢s a¨²n en la sociedad vasca. No olvidemos que fue aqu¨ª donde este fen¨®meno se manifest¨® en toda su crudeza con la tr¨¢gica muerte de Jokin, que fue un verdadero aldabonazo en la opini¨®n p¨²blica del Pa¨ªs Vasco y de toda Espa?a. Y nos revel¨® tambi¨¦n carencias importantes, dentro y fuera de nuestro sistema educativo, que deb¨ªan ser detectadas y corregidas, para lo cual ten¨ªan que ser previamente sometidas a debate p¨²blico.
Un debate que implica a toda la sociedad. Entre otras razones, porque esta cuesti¨®n tiene mucho que ver con un deslizamiento preocupante hacia una corrupci¨®n m¨¢s general de nuestra convivencia, puesta de relieve a trav¨¦s de: p¨¦rdida de valores, desprecio a los otros, crisis de las familias, marginaci¨®n social, voracidad comercial, creciente mercantilizaci¨®n informativa, gregarismo..., por citar algunas de sus manifestaciones. Sin olvidarnos de algo tan caracter¨ªstico, de nuestra ¨¦poca como es la extrema banalizaci¨®n de la violencia y la indiferencia ante sus efectos.
No podemos, por tanto, limitarnos al ¨¢mbito escolar; ni tampoco a abrir un debate parcial sobre la violencia en los centros de ense?anza, en los que los alumnos s¨®lo pasan unas 30 horas semanales. Suponiendo que duerman 56, quedar¨ªan otras 82 horas de las que poderes p¨²blicos y sociedad, deber¨ªamos ocuparnos, porque son de nuestra incumbencia. Hay, pues, una tarea que es incumbencia de todos: Gobierno, ayuntamientos, partidos pol¨ªticos, sindicatos, asociaciones de padres y de tiempo libre, de medios de comunicaci¨®n...
Y que es, por supuesto, y muy en primer lugar, una tarea de la escuela, que no tiene todas las respuestas, pero s¨ª algunas respuestas para abordar el problema: desde una claridad de conceptos que evite el relativismo moral; y desde una extensi¨®n a todos los centros educativos vascos de una efectiva educaci¨®n en valores.
Hay muchas cosas que se pueden hacer en el ¨¢mbito educativo para prevenir situaciones de violencia en los centros: en la formaci¨®n del profesorado, para hacer frente a situaciones de conflicto; en el impulso a las tutor¨ªas individuales para lograr el conocimiento personalizado del alumno; en la reflexi¨®n y debate en el seno de la comunidad escolar; en la evaluaci¨®n; en el di¨¢logo entre centros educativos y familias; en la puesta en marcha de la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa; o, en este misma l¨ªnea, en la educaci¨®n en valores democr¨¢ticos y contra el totalitarismo, de acuerdo con las Resoluciones sobre V¨ªctimas del terrorismo aprobadas por esta C¨¢mara.
Porque, sin querer mezclar la violencia terrorista con la social, tampoco podemos olvidar que ambas afectan, o pueden afectar, por igual a nuestros j¨®venes y adolescentes; y tienen, por tanto, que ser combatidas con la misma pedagog¨ªa, dentro y fuera de la escuela. Y llamando a las cosas por su nombre: porque no es lo mismo hablar del "conflicto vasco", que de ETA; ni contar el sufrimiento de las v¨ªctimas, que no hacerlo; ni tomar como referentes necesarios de convivencia la libertad, la paz y la igualdad, que dilu¨ªrlas en gen¨¦ricos llamamientos a los "Derechos Humanos".
Porque es aqu¨ª donde contemplamos con horror el reclutamiento que todav¨ªa hoy hace el terrorismo entre una juventud d¨¦bil y desinformada. Es aqu¨ª donde no olvidamos el tr¨¢gico final de Alejo Aznar en las calles de Romo a manos de adolescentes un fin de semana cualquiera. Aqu¨ª donde lloramos la muerte de Jokin. Aqu¨ª donde hemos sabido que algunos alumnos acuden a clase acompa?ados de la Ertzaintza y que hay profesores que han sido agredidos por sus alumnos. Y es aqu¨ª, finalmente, donde hemos sentido n¨¢useas ante la profanaci¨®n de la tumba de Gregorio Ord¨®?ez.
Son diferentes expresiones de violencia que debe combatir una misma educaci¨®n basada en el respeto mutuo y en la formaci¨®n de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales. Todos sabemos por desgraciada experiencia de muchos a?os c¨®mo se degrada la igualdad que est¨¢ en la base de la cultura democr¨¢tica cuando unos ciudadanos ejercen violencia terrorista sobre otros. No queremos que ¨¦stos u otros comportamientos de agresi¨®n violenta, que niegan de ra¨ªz derechos c¨ªvicos elementales se reproduzcan entre nuestros escolares. A¨²n estamos a tiempo de actuar y poner en marcha acciones que nos permitan desactivar el c¨®digo de silencio que es siempre c¨®mplice de la violencia.
Isabel Cela¨¢ es portavoz socialista de Educaci¨®n en el Parlamento vasco.
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